El alcalde que creo un modelo
Un cuarto aniversario es una cifra quebrada: no se suele tomar para el recuerdo. Pero el de Tierno Galv¨¢n se superpone en estos momentos a lo convencional: porque estamos en una crisis de Madrid, que se traslada hacia una crisis de alcaldes. Y la memoria deja a Tierno Galv¨¢n libre de culpa, inocente: la estampa urbana de su entierro popular, tomado como uno de los acontecimientos de la d¨¦cada tambi¨¦n esfumada, mantiene la estela de aquello que fue asumido. No s¨®lo su alcald¨ªa de graciosa ret¨®rica, de humor de bandos con parodias arcaizantes, de simpat¨ªa y benevolencia, de socarroner¨ªa de antiguo madrile?o -los de ahora son o helados o fan¨¢ticos-, para presidir las sesiones del concejo sin dejar que traspasase el odio o la baja maniobra, y hasta su elegante manera de dejar pasar las picarescas de los otros que no hab¨ªa forma de combatir; no s¨®lo ese Madrid que quiz¨¢ era un poco menos tenso s¨®lo porque ten¨ªa cuatro a?os menos que ahora -y los alquileres no hab¨ªan llegado a su cima repulsiva, y el tr¨¢fico no se hab¨ªa ahogado todav¨ªa-; no s¨®lo alcalde de collar y vara; y lat¨ªn para el Papa, sino una representaci¨®n pol¨ªtica.Presidente de la Rep¨²blica
A nadie se le oculta que en su entierro hubo mucho de manifestaci¨®n pol¨ªtica como despedida de un socialismo que otros se hab¨ªan llevado por el camino de lo posible. En la clandestinidad m¨¢s lejana se hablaba de Tierno Galv¨¢n como del presidente de la III Rep¨²blica -que la realidad no permitir¨ªa ni permite siquiera imaginar-; por ese sentido de estar un poco por encima de todo, su capacidad de arbitraje y su sensaci¨®n real de defender una izquierda que quiso inventar con el Partido Socialista Popular, que despu¨¦s fue susumido en el socialismo grande con las dificultades de movimiento de los gigantes.
Exilio
Sus fieles creyeron que su designaci¨®n como candidato a la alcald¨ªa de Madrid fue un descenso y un exilio, una manera de que no gobernara, de que no fuese tenaz con sus ideas, de que nadie pensase en ¨¦l como un posible presidente del Gobierno si es que alguna vez hac¨ªa falta una alternativa.
No s¨¦ qu¨¦ pensar¨ªa ¨¦l de todo ello, pero s¨ª que cuando acept¨® la candidatura se asumi¨® a s¨ª mismo como alcalde de Madrid y represent¨® su puesto como si hubiera nacido para ¨¦l.
En esta ciudad ha habido de todo como alcaldes: creadores, vagos, inventivos, sinverg¨¹enzas, p¨ªcaros, abnegados, luchadores, pol¨ªticos que hac¨ªan antesala para otros cargos de m¨¢s lustre. Muchos han sido pintorescos, y quiz¨¢ los m¨¢s recordados. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, quiz¨¢ desde los tiempos dif¨ªciles de otro alcalde pintoresco - Tierno lo era-, inventivo y creador, que fue Pedro Rico -otro socialista antiguo-, el modelo ha sido el de don Enrique. Su sombra fue Barranco, su ant¨ªpoda Sahag¨²n. Entre sus muchas dificultades reales y locales tienen la desventaja enorme: seguir en la sucesi¨®n a quien fue modelo p¨²blico y claridad pol¨ªtica.
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