Cabeza de ni?a, vientre de mujer
"Algunas tard¨¢n en aceptar que est¨¢n embarazadas porque la gestaci¨®n agrava sus contradicciones: todav¨ªa se sienten ni?as a veces, y el vientre les obliga a aceptar que ya son mujeres; todav¨ªa est¨¢n luchando por dejar de ser hijas y ya tienen que pensar en ser madres. Y todo eso en apenas unos meses", explica Marta Palau. De ah¨ª que el 41,1 % de las embarazadas atendidas en Viladecans tuviera sentimientos claros de rechazo, aunque no se hubieran planteado abortar.A esta fragilidad psicol¨®gica hay que a?adir habitualmente una situaci¨®n familiar y social muy desestructurada. No es casualidad que los embarazos de adolescentes se den m¨¢s en los medios sociales m¨¢s pobres y desasistidos y que muchas de estas j¨®venes embarazadas na cieran ya de madres adolescen tes. Una de las j¨®venes emba razadas de Viladecans era la m¨¢s peque?a de 10 hermanos. Sus cinco hermanas mayores tambi¨¦n hab¨ªan quedado em barazadas siendo adoles centes.
Soledad afectiva
El resultado es que la mayor¨ªa de ellas ha de afrontar el embarazo en una situaci¨®n de turbulencia personal, sin un apoyo psicol¨®gico adecuado y en la m¨¢s absoluta soledad afectiva. "El 50% de las embarazadas atendidas en Viladecans carec¨ªa de compa?ero y el 58% no ten¨ªa absolutamente ninguna ocupaci¨®n". Su actitud hacia el embarazo no era precisamente de colaboraci¨®n. "Habitualmente acuden a la primera visita con la madre, una hermana o una amiga. Desconocen la fecha de la ¨²ltima regla y, por tanto, no saben de cu¨¢nto est¨¢n embarazadas. La mayor¨ªa se encuentra ya en el segundo trimestre de gestaci¨®n. Se muestran en todo momento pasivas, calladas, tristes. Muy ap¨¢ticas. Apenas logras que te contesten. Olvidan los papeles, equivocan las fechas, se saltan las visitas de control y todo lo hacen como forzadas", explica Marta Palau. En estas condiciones crece en su vientre una peque?a criatura que llega a la vida careciendo de lo m¨¢s importante: la ilusi¨®n y la entrega de la madre.
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