Un navegante lento
Sten Nadolny habla de su recreaci¨®n de John Franklin, un marino sin suerte
Mucha gente quiere ser m¨¢s lenta, piensa Sten Nadolny, esto es, quiere ser m¨¢s libre y due?a de su destino. Est¨¢n presos de los ritmos de producci¨®n o tienen que esperar, esperar, sin hacer nada. Las posibilidades de vivir son cada vez m¨¢s estrechas, y nuestra vida es gobernada por decisiones que no hemos tomado. Sten Nadolny, que es quien as¨ª habla, sonr¨ªe amablemente y mira con curiosidad.
A la curiosidad se debe, de hecho, El descubrimiento de la lentitud (Edhasa), la novela que gan¨® para Nadolny el premio Ingeborg-Bachman y le dio adem¨¢s una reputaci¨®n internacional. (V¨¦ase cr¨ªtica en EL PA?S del 30 de junio de 1989). Lector de enciclopedias por tener la convicci¨®n de que son la ¨²nica puerta a multitud de personajes de los que de, otra forma jam¨¢s se tendr¨ªa noticia, Nadolny, de 47 a?os, se enter¨® sobre los 12, en una edici¨®n de 1905 del Meyer's Konversationslexikon, de la existencia del navegante brit¨¢nico John Franklin, y ya nunca m¨¢s se pudo despegar del sue?o que tal personaje despert¨® en ¨¦l, un sue?o tan insistente que a?os m¨¢s tarde algunos amigos debieron de pensar que Sten se estaba convirtiendo en un pelmazo.
Taxista y profesor
De muchacho se fabric¨® un John Franklin a la medida. Luego tuvo tentaci¨®n de convertirlo en el sesudo protagonista de una tesis doctoral de historia, y posteriormente escribi¨® una obra de teatro que se estrell¨® contra la indiferencia m¨¢s absoluta. Finalmente, despu¨¦s de ser taxista cuatro a?os en Berl¨ªn y profesor, de haber intentado el cine y haber escrito Netzkarte, una novela cuyo tono recuerda vagamente las pel¨ªculas de Wim Wenders, Nadolny se decidi¨® a intentar deshacerse de su sue?o y, sin haber escrito ni la tercera parte del libro, se present¨® al premio Ingeborg-Bachman y se alz¨® con ¨¦l tras la lectura ante el jurado -la competici¨®n consiste en una lectura de media hora- de la narraci¨®n de una batalla contada desde el punto de vista de un grumete muy, muy lento: John Franklin, que con el tiempo hab¨ªa de convertirse en un marino legendario aunque sin suerte, y cuya segunda expedici¨®n al ?rtico hab¨ªa de desaparecer tragada por el hielo como si se tratara de una maldici¨®n o de una pesadilla de Edgar Allan Poe.Para Nadolny, la clave de su ¨¦xito, aparte de la raz¨®n profunda sobre el deseo de lentitud, estribar¨ªa en que, despu¨¦s de intentos "barrocos e inteligentes", tuvo "la humildad suficiente de escribir una cosa tras otra", y "no considerarme m¨¢s importante que el tema de la obra". Esta novela ha obtenido tambi¨¦n los premios Hans Fallada en 1985 y Vallombrosa en 1986.
Lo cierto es que John Franklin no fue nunca particularmente lento como se cuenta en esta hipn¨®tica novela. "Fue un excelente marino y capit¨¢n, sus marinos le quer¨ªan, pero ?sabe?, existe una cosa que se llama suerte..." Y Nadolny sonr¨ªe con melancol¨ªa.
Sten Nadolny es una de esas personas con quien es un placer hablar, se toma su tiempo para desarrollar sus ideas y escucha cualquier cosa como si para ¨¦l fuese interesante. Ha dedicado el ¨²ltimo lustro a escribir una novela inspirada en los inmigrantes turcos, muy numerosos en Berl¨ªn, donde vive. "Me interesan los turcos por ellos mismos; me gustan. Son trabajadores, miran el mundo de una forma distinta, no exageran sus problemas ... "
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