Juan Guerra ha tejido una compleja red de empresas con importantes activos inmobiliarios
El Corral de la Parra, Elecpor, Nagusa, Fracosur, Cimpa, Cadexa, Cosmosat, Construcci¨®n Modular, Samart y Daron son algunas de las empresas en las que. directa o indirectamente, aparece involucrado el nombre de Juan Guerra. A lo largo del tiempo que actu¨® como asistente de Alfonso Guerra en la Delegaci¨®n del Gobierno en Andaluc¨ªa, el pen¨²ltimo de los 11 hermanos del vicepresidente del Ejecutivo teji¨® una red de participaciones en sociedades creadas con capitales poco abultados, pero que ostentan importantes activos inmobiliarios o sirven de base para ejercer actividades econ¨®micas de naturaleza diversa.
La diferencia b¨¢sica entre Juan Guerra y otros empresarios es que aqu¨¦l ha desarrollado su peque?o holding entre 1986 y 1989, a?os en los que se le vio constantemente al lado del vicepresidente del Gobierno y en los que us¨® un despacho en la Delegaci¨®n del Ejecutivo en Andaluc¨ªa. Y, posiblemente, hay otra diferencia importante: Juan Guerra no cont¨® con asesoramiento jur¨ªdico suficiente.Las posibilidades otorgadas por la vieja legislaci¨®n mercantil sobre sociedades an¨®nimas y, especialmente, la gran flexibilidad existente para las obligaciones registrales, han permitido a Juan Guerra -seg¨²n ha confesado su ex mujer y el abogado de uno de los socios- la utilizaci¨®n de testaferros, personas interpuestas y documentos privados que han venido a distorsionar la realidad de sus negocios.
Lo que llama poderosamente la atenci¨®n es c¨®mo y d¨®nde obtuvo Juan Guerra los recursos financieros necesarios para alcanzar su actual patrimonio inmobiliario y su actividad empresarial, teniendo en cuenta que el ¨²nico ingreso acreditado era el salario que cobraba de la Comisi¨®n Ejecutiva del PSOE (unas 130.000 pesetas mensuales). Y adem¨¢s parece haber ocultado cantidades importantes a la Hacienda.
S¨®lo el testimonio directo de Juan Guerra, obtenido en la prueba de confesi¨®n judicial que se practic¨® en junio de 1989 -con motivo de la demanda de divorcio contra su mujer, Mar¨ªa de los ?ngeles L¨®pez Rubio- y los datos extra¨ªdos del registro mercantil y del de la propiedad, permiten conocer lo que para algunos s¨®lo es la punta de un iceberg.
En la sentencia de divorcio dictada el 16 de septiembre del pasado a?o, el titular del juzgado de familia n¨²mero 6 de Sevilla, Luis Lozano Moreno, puso de relieve, en los fundamentos de derecho previos al fallo, la mejora experimentada en la situaci¨®n econ¨®mica del hermano de Alfonso Guerra, con relaci¨®n al momento en que se suscribi¨® el convenio regulador de la separaci¨®n del matrimonio (en diciembre de 1987).
Juan Guerra, seg¨²n argumentaba el juez, "ha adquirido inmuebles y ha formado parte en sociedades que en el desarrollo normal de la actividad econ¨®mica que representan han de producirle beneficios que suponen un cambio sustancial de las circunstancias tenidas en cuenta en el momento de la separaci¨®n".
Imposibilidad
Sin embargo, el juez reconoc¨ªa m¨¢s adelante "la imposibilidad de determinar la cuant¨ªa exacta de los ingresos actuales" de Juan Guerra; imposibilidad que empleaba como argumento para "moderar la cantidad pretendida por la demandada", quien reclamaba el pago de 600.000 pesetas mensuales -frente a las 150.000 fijadas en la separaci¨®n- o 60 millones de una sola vez.
De acuerdo con los planteamientos expuestos al juez por Mar¨ªa Francisca Soult -la procuradora que actuaba en nombre de Angeles L¨®pez Rubio-, los ingresos de Juan Guerra en el momento en que se produjo la separaci¨®n del matrimonio "eran bastante superiores a lo que manifestaba en su declaraci¨®n del impuesto sobre la renta de las personas flisicas pues el total importe de sus ingresos los destinaba pr¨¢cticamente a mi mandante reserv¨¢ndose para ¨¦l una cantidad de 100.000 pesetas para todo el a?o, con la que pagaba adem¨¢s una hipoteca de 900.000".
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