Control sindical
EL PRESIDENTE de la patronal, Jose Mar¨ªa Cuevas, ha anunciado su intenci¨®n de emprender una batalla legal para impedir que llegue a aplicarse el acuerdo suscrito por el Gobierno y las centrales sindicales sobre el control por ¨¦stas de los contratos de trabajo. En su opini¨®n, ese acuerdo, que considera anticonstitucional, supone el imayor ataque contra la libertad de empresa registrado en Espa?a, hasta el punto de abrir paso, nada menos, a la sovietizaci¨®n de las relaciones laborales. Ha a?adido que la ¨²nica explicaci¨®n de que un ministro firme tal cosa es que el de Trabajo era v¨ªctima de un ataque de delirium tremens. A esas conclusiones ling¨¹¨ªsticas ha a?adido un argumento m¨¢s racional: Gobierno y sindicatos han seguido una pol¨ªtica de hechos con,sumados, pactando por su cuenta algo que afecta directamente a la paltronal.Cuevas tiene la raz¨®n en esto ¨²ltimo, pero al plantearlo en relaci¨®n a lo que ¨¦l considera ataque a la libertad de empresa, concluye de facto que su oposici¨®n lo es no tanto a la forma como al contenido del acuerdo. ?ste viene a responder a la inquietud reiteradamente expresada por los sindicatos sobre el fraude existente en la contrataci¨®n temporal. En 1989 se crearon en Espa?a, seg¨²n acaba de informar el ministro Solchaga, 495.000 empleos, es decir, m¨¢s de 1.300 al d¨ªa. Una gran parte de esos empleos son precarios: actualmente, casi el 30% de los asalariados, el doble que en 1987, tiene contratos temporales. Todos los intentos de concertar una pol¨ªtica de empleo a medio plazo han chocado con la resistencia sindical a avalar planes de subvenci¨®n a la contrataci¨®n que, dec¨ªan, favorecen la precariedad y abaratan el coste de trabajo en beneficio de los empresarios y sin contrapartida alguna. Las centrales simplifican en exceso: la experiencia internacional indica que, tras una fase de aguda recesi¨®n, la flexibilizaci¨®n de los sistemas de contrataci¨®n es condici¨®n imprescindible para la creaci¨®n de empleo. Pero los argumentos sindicales sobre los fraudes cometidos en la contrataci¨®n, con frecuencia al amparo de una legislaci¨®n que contempla un abanico desmesurado de posibilidades - 14 o 15 formas diferentes de contrato laboral-, tambi¨¦n est¨¢n basados en la experiencia.
La aceptaci¨®n del punto de la plataforma sindical relativo al control sindical de las contrataciones -m¨¢s precisamente, sobre la obligaci¨®n de informar sobre ellas a las centrales con presencia en la empresa- se presentaba como la condici¨®n para desbloquear la negociaci¨®n sobre pol¨ªticas de empleo. Ello supone un importante reforzamiento del poder social de los sindicatos y, por lo tanto, de vertebraci¨®n de la sociedad. Por un lado, favorece la afiliaci¨®n en las peque?as empresas, las que crean m¨¢s puestos de trabajo. Por otro, afianza la influencia sindical en las empresas medianas y grandes. En conjunto, estimula la perestroika de las centrales en el sentido de desplazar su centro de gravedad del sector p¨²blico a las empresas privadas, y de la batalla pol¨ªtica a la propiamente sindical. Algunas de las distorsiones del mundo sociolaboral en los ¨²ltimos a?os tienen su origen en la debilidad de las centrales en las empresas, manifestada en la secuencia: escasa afiliaci¨®n-d¨¦ficit de representatividad-capacidad reducida de negociaci¨®n-explosi¨®n conflictiva; debilidad que ha tendido a compensarse con iniciativas de otro tipo, de las que el 14-D constituye el emblema (y tal vez el canto de cisne). En los pa¨ªses con mayor tradici¨®n sindical -y con mayor nivel de afiliaci¨®n en las empresas-, la intervenci¨®n de los sindicatos en la contrataci¨®n estaba establecida desde hace a?os, y, de hecho, ese principio figuraba ya en el Estatuto de los Trabajadores.
El acuerdo tiene, por tanto, poco de sovi¨¦tico, y podr¨ªa, en cambio, contribuir a clarificar las relaciones laborales dentro de las industrias y a sindicalizar la acci¨®n de las centrales. La desmesurada reacci¨®n de Cuevas significa que tambi¨¦n en el mundo patronal se hace urgente una perestroika. Si es cierto que los sindicatos deben olvidar la pol¨ªtica y dedicarse a defender las condiciones de trabajo de sus representados, no menos conveniente resultar¨ªa que la patronal se acostumbrase a negociar sin ventajismos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.