Un sistema burs¨¢til para los noventa
El gran debate de la d¨¦cada consiste, seg¨²n el autor, en dilucidar si la mayor parte, de la contrataci¨®n burs¨¢til se habr¨¢ de realizar en la Bolsa de Londres o ser¨¢ posible, con la interconexi¨®n de las bolsas europeas, la creaci¨®n de un mercado que a mediante los ordenadores consiga la globalizaci¨®n de la inversi¨®n burs¨¢til y evite la concentraci¨®n geogr¨¢fica. En el camino de la armonizaci¨®n y la interconexi¨®n, las bolsas espa?olas deber¨¢n sumarse al proceso de cambio con el menor coste.
Hubo un tiempo en que al hablar del mundo financiero se pod¨ªan utilizar palabras sencillas como banca o bolsa. Ese tiempo ya ha pasado. Los bancos han evolucionado hasta convertirse en empresas que ofrecen infinidad de servicios financieros en m¨²ltiples mercados y todos sabemos que pretender explicar brevemente las actividades que desarrollan hoy ser¨ªa tarea imposible, a menos que nos limit¨¢ramos a se?alar que participan en el proceso de creaci¨®n de dinero mediante la aceptaci¨®n de dep¨®sitos.Sin embargo, se sigue identificando bolsa con un concepto relativamente simple, una instituci¨®n unitaria. Si existe alguna complejidad, se suele pensar, procede del pasado, de los antiguos agentes y de su actuaci¨®n fedataria. Nada m¨¢s lejos de la realidad: conseguir un mercado de valores moderno implica nuevas instituciones y prolijas normas. La confusi¨®n nace de creer que la facilidad de acceso y negociaci¨®n, la transparencia, se corresponde con un mecanismo poco sofisticado.
Para empezar existen en Espa?a, no uno, sino seis mercados oficiales: Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, el Mercado de Anotaciones en Deuda P¨²blica y el Mercado de Futuros de Barcelona. A ¨¦stos hay que sumarles el Mercado de Opciones de OM Ib¨¦rica y el Mercado de Pagar¨¦s de Empresa. En el transcurso de este a?o es probable que se anuncie el nuevo Mercado de Futuros y Opciones de la Sociedad de Bolsas. Y nadie puede asegurar que sea el ¨²ltimo que se cree.
Competencia
Por todo ello, para referimos a la nueva realidad burs¨¢til, en t¨¦rminos de totalidad e interdependencia, deber¨ªamos hablar m¨¢s bien del sistema burs¨¢til espa?ol antes que de bolsa.
Es evidente que los mercados citados compiten entre s¨ª, lo que deber¨ªa producir ventajas a sus usuarios y facilitar un saludable clima de innovaci¨®n. En este mercado de mercados ser¨ªa conveniente recordar que la libre competencia es el mejor procedimiento de administraci¨®n de recursos, siempre que los costes de la desaparici¨®n de los menos eficientes no resulten prohibitivos.
La competencia a muerte entre bolsas es, sin embargo, inviable en nuestro pa¨ªs, hablando en t¨¦rminos estrictamente empresariales y con independencia de otras consideraciones, tales como las de pol¨ªtica auton¨®mica. La mayor¨ªa de los miembros de uno de estos mercados es, a la vez, miembro de otro u otros. Si nuestra mano izquierda resulta ser menos h¨¢bil que la derecha, ?no ser¨¢ m¨¢s razonable pensar, antes que en cortarla, en coordinar ambas?
Esta situaci¨®n es relativamente nueva. Antes de la reforma los agentes de una bolsa pod¨ªan aspirar a lo sumo a cambiarse de plaza, pero nunca a participar en dos al mismo tiempo. Ahora, por ejemplo, de los 28 miembros de la Bolsa de Barcelona, 26 lo somos tambi¨¦n de la Bolsa de Madrid. Lo mismo se podr¨ªa se?alar en las relaciones entre otros mercados.
Por eso es tan importante la creaci¨®n de la Asociaci¨®n de Sociedades y Agencias de Valores Espa?oles. De esta forma las empresas que financiamos estos mercados podremos tener una perspectiva de conjunto y proponer a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) actuaciones coherentes.
La tecnolog¨ªa inform¨¢tica y de comunicaciones ha transformado radicalmente los procedimientos burs¨¢tiles. Hasta tal punto ha supuesto un cambio que incluso surge la duda sobre si no ser¨ªa mejor concentrar toda la contrataci¨®n burs¨¢til en tres centros mundiales: Nueva York, Londres y Tokio. Y menciono estos tres, no por el respeto a supuestas peculiaridades jur¨ªdicas o culturales, sino por las zonas horarias que cubrir¨ªan.
Concentraci¨®n
Dicha concentraci¨®n est¨¢ basada en los beneficios de encontrar contrapartida. Cuanto mayor sea un mercado, m¨¢s f¨¢cil resultar¨¢ cerrar operaciones y, por tanto, conseguir liquidez.
En este planteamiento, s¨®lo la existencia de una moneda nacional justificar¨ªa el mantenimiento a largo plazo de los mercados de valores espa?oles.
El razonamiento se puede realizar a la inversa: la potenciaci¨®n del ECU supondr¨ªa a medio plazo la extinci¨®n de las bolsas espa?olas.
En mi opini¨®n, gran parte de los problemas que se plantean hoy en Espa?a son un esbozo de los problemas que tendremos que resolver los europeos en la pr¨®xima d¨¦cada, derivados de la necesidad de unificar el mercado por medio de las instituciones burs¨¢tiles actuales.
El gran debate de la d¨¦cada consistir¨¢ en dilucidar si la mayor parte de la contrataci¨®n burs¨¢til se habr¨¢ de realizar en la Bolsa de Londres (que por algo se denomina ahora The International Stock Exchange) o ser¨¢ posible con la interconexi¨®n de las bolsas europeas la creaci¨®n de un mercado que mediante los ordenadores consiga la globalizaci¨®n de la inversi¨®n burs¨¢til y evite la concentraci¨®n geogr¨¢fica.
De hecho, un mercado de este tipo a escala continental ya existe en Estados Unidos: el NASDAQ. Un ejemplo europeo lo tenemos en el nuevo mercado de futuros de las bolsas suizas, el SOFEX, en el que se produce una efectiva interconexi¨®n.
De esta forma, el mercado burs¨¢til continental, y en un futuro mundial, se concebir¨ªa como una red o sistema administrado por sociedades independientes pero coordinadas.
En consecuencia, la viabilidad de las llamadas bolsas perif¨¦ricas espa?olas (esto es, las no madrile?as) se convierte en un problema menor frente a la cuesti¨®n de si se mantendr¨¢n en el nuevo contexto europeo las bolsas nacionales. Si los problemas son los mismos, la soluci¨®n tambi¨¦n parece la misma: la interconexi¨®n y la armonizaci¨®n de procedimientos de contrataci¨®n y liquidaci¨®n.
El camino que finalmente se siga en las bolsas europeas o espa?olas podr¨¢ depender en alg¨²n momento del entorno pol¨ªtico, pero finalmente ser¨¢n razones de coste operativo las que se impongan. Por ello es necesario que la modernizaci¨®n del sistema burs¨¢til espa?ol se haga al m¨ªnimo costo posible. Por eso, la interconexi¨®n debe evitar la duplicaci¨®n de esfuerzos.
La adopci¨®n del sistema CATS por dichas bolsas nacionales es un buen ejemplo. De igual forma se podr¨ªa hacer con otros mercados y, desde luego, habr¨¢ que intentarlo con los sistemas de liquidaci¨®n.
El sistema burs¨¢til presta un servicio p¨²blico que se financia mediante las tarifas. ?stas repercuten al final sobre los inversores y sobre las cuentas de resultados de los miembros del mercado. Como tal servicio p¨²blico, siempre ser¨ªa posible cubrir los costes del cambio mediante una elevaci¨®n de las tarifas.
Sin embargo, el hecho de que se dispararan los costes de las bolsas espa?olas por una err¨®nea administraci¨®n del proceso de modernizaci¨®n o la falta de coordinaci¨®n entre nuestros mercados de valores podr¨ªa significar el desplazamiento de las operaciones sobre valores espa?oles hacia bolsas internacionales.
Luces y sombras
Las ¨²ltimas oscilaciones sufridas en las bolsas espa?olas parecen haber centrado nuestra atenci¨®n en el nervioso movimiento de las cotizaciones y hacernos olvidar los grandes temas que enmarcar¨¢n el futuro.
Habr¨ªa que recordar a los m¨¢s pesimistas que el moderno sistema burs¨¢til de Estados Unidos se cre¨® durante los a?os treinta y su reforma ha permitido 50 a?os de normal funcionamiento.
Los dem¨¢s podemos concluir que las luces sobrepasan a las sombras y que la expansi¨®n econ¨®mica que durante los noventa se producir¨¢ con la construcci¨®n de Europa, desde el Atl¨¢ntico a los Urales, compensar¨¢ ampliamente el ajuste coyuntural que pueda producirse en los meses pr¨®ximos.
es vicepresidente de la Bolsa de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.