Siete velos entre el m¨¦dico y el paciente
El personal sanitario 'paga' con su salud la autodefensa frente a la enfermedad
"Entre el m¨¦dico y el paciente no debe existir ni una mesa, y menos de caoba", dice el ginec¨®logo catal¨¢n Santiago Dexeus. ?Qu¨¦ protege entonces al personal sanitario del contacto diario con la enfermedad y la muerte? ?Es consciente del potencial ps¨ªquico que emplea en defenderse? Frente a los que subliman la profesi¨®n, alegando contrapartidas altruistas, la estad¨ªstica recuerda que es menor la esperanza de vida y mayor la incidencia de accidentes cardiovasculares en ¨ªos m¨¦dicos, quienes, por cierto, fuman entre 5 y 10 puntos m¨¢s que la media nacional.
Acotar el campo operatorio mediante pa?os quir¨²rgicos es algo m¨¢s que una medida de asepsia. Sirve para aislar al cirujano de la persona enferma; al hombre de su ap¨¦ndice. S¨®lo algunos m¨¦dicos reconocen que van desarrollando un mecanismo de autoprotecci¨®n frente a la enfermedad, basado en la inconsciencia de que ¨¦l mismo puede convertirse en enfermo. "Trabajamos con una mezcla de humanidad y preocupaci¨®n, pero intentando que no nos influyan los problemas de los pacientes", dice Antonio Allona, ur¨®logo del hospital Ram¨®n y Cajal, al tiempo que admite que por mucho que se desarrolle este mecanismo "hay una cosa clara, y es que siempre te ves fastidiado por alg¨²n tipo de paciente, especialmente en los m¨¢s j¨®venes".Para Allona, la pr¨¢ctica m¨¦dica "es una constante agresi¨®n a nuestro psiquismo". "Al m¨¦dico le cuesta mucho desconectar de su trabajo, y hay que tener en cuenta, adem¨¢s, el estr¨¦s que produce tomar decisiones a vida o muerte y la desilusi¨®n, incluso desde el punto de vista religioso, por estar en contacto diario con la miseria hurnana".
El ginec¨®logo catal¨¢n Santiago Dexeus tambi¨¦n piensa que de una u otra forma el ejercicio profesional marca a los m¨¦dicos, "porque no estamos manejando valores a?adidos, sino humanos". "El m¨¦dico debe ser muy asequible al enfermo, aunque no poder solucionar sus problemas lleve impl¨ªcito un cierto grado de tristeza", insiste. En cualquier caso, Dexeus no cree que esta angustia sea acumulativa -"al cambiar de ambiente se entra en otro aspecto de la filosof¨ªa de la vida"-, y a ¨¦l, personalmente, el contacto diario con la enfermedad le ha servido para "minimizar las peque?as batallitas cotidianas".
Diagn¨®sticos desfavorables
Las barreras entre el m¨¦dico y el paciente sin duda se refuerzan cuando el prirriero debe comunicar un diagn¨®stico desfavorable, o incluso la muerte. Para Dexeus, que asegura imaginar en estos casos que ¨¦l mismo padece la enfermedad, s¨®lo existe una t¨¦cnica: analizar el umbral de verdad que es capaz de soportar el paciente, al margen de lo que opinen sus familiares.
El neum¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Monturiol, del hospital madrile?o Gregorio Mara?¨®n, se consuela con la convicci¨®n de que "la profesi¨®n es apasionante y prima sobre las cosas malas, porque est¨¢ en continua evoluci¨®n". Este m¨¦dico habla de lo angustioso que es ver c¨®mo "alguien muere ahogado y no se puede hacer nada", como es el caso de algunos de sus pacientes que sufren enfermedades como el enfisema.
Monturiol, como su colega Ram¨®n Arcas, cirujano cardiovascular, se muestra de entrada huidizo ante la reflexi¨®n de c¨®mo su profesi¨®n marca su vicia. Arcas, protegi¨¦ndose m¨¢s, prefiere hablar de c¨®mo informa ¨¦l a sus enfermos ante una intervenci¨®n quir¨²rgica de riesgo, como las que practica habitualmente. "Les digo que, antes de entrar en el quir¨®fano, tienen que arreglar las cosas con los de arriba y los de abajo. Se quedan as¨ª m¨¢s tranquilos y entienden que hay un cierto riesgo". Es partidario, tambi¨¦n, de hablar claro s¨®lo al paciente, si es mayor y tiene una m¨ªnima formaci¨®n, "sin contar para nada con la familia".
Desde otros campos empiezan a formularse sistemas de protecci¨®n menos traum¨¢ticos que intentan salvar la distancia creciente entre el ciudadano que busca cada vez m¨¢s una respuesta integral a sus problemas y el profesional apegado a la concepci¨®n fisiopatol¨®gica del cuerpo humano. En el campo sanitario, los grupos operativos, creados hace 50 a?os en Argentina por el psicoanalista Enrique Pich¨®n-Riviere, introducen la reflexi¨®n sobre los condicionamientos sociales e institucionales del profesional con objeto de facilitar la comunicaci¨®n y el reconocimiento de esas mismas circunstancias en el enfermo.
La metodolog¨ªa de un grupo operativo relacion¨® la depresi¨®n de un ni?o pendiente de un trasplante renal con la falta de comunicaci¨®n entre su familia y el equipo m¨¦dico responsable. Y en la ra¨ªz del problema, la constancia de que se trataba de la primera intervenci¨®n de este tipo realizada en el servicio; que el departamento se hab¨ªa creado con la oposici¨®n de otros y que, en el camino, se hab¨ªa generado cierto nerviosismo entre los profesionales por un error en la medicaci¨®n. Si es verdad que las barreras tradicionales protegen al m¨¦dico, no consiguen evitar que el ciudadano muestre su desconfianza en forma de fracaso terap¨¦utico, en opini¨®n de Juan Carlos Duro y Ram¨®n Aguirre, expertos en educaci¨®n sanitaria.
Los 'grupos Balint'
El psicoanalista de origen h¨²ngaro Michel Balint recapacit¨® sobre el esfuerzo ps¨ªquico que debe realizar el m¨¦dico para protegerse del contacto diario con la enfermedad y la muerte, y pens¨® si no ser¨ªa m¨¢s eficaz trabajar en sentido opuesto: reconocer y asumir el componente emocional de la pr¨¢ctica m¨¦dica.As¨ª nacieron, en Inglaterra, los grupos Balint, sesiones peri¨®dicas dirigidas por un psicoanalista, durante las cuales varios m¨¦dicos analizan todo el abanico de est¨ªmulos positivos o negativos que reciben de sus pacientes. Su objetivo es aprender a tolerar el comportamiento de ser humano enfermo y, de paso, evitar el coste personal que acarrea negar la evidencia d¨²rante toda una vida de las emociones que la enfermedad supone para el propio m¨¦dico.
El psiquiatra Jos¨¦ Mar¨ªa Maturana dirige grupos Balint en varios hospitales espa?oles. "Supone una revoluci¨®n personal importante", dice; "es asomarse a un mundo nuevo y arriesgado que no todos toleran igual".
Componente emocional
El problema, seg¨²n Maturana, radica en la falta de formaci¨®n en la universidad sobre todos los aspectos que escapan a lo puramente t¨¦cnico de la medicina. "Cuando se practica notas que no se trata s¨®lo un catarro o una diarrea. Esto hace que el personal sanitario se fatigue mucho, teniendo en cuenta, adem¨¢s, que las personas enfermas presentan componentes emocionales que no aparecen en el comportamiento normal", explica el especialista.
En las reuniones se intenta levantar con mayor o menor ¨¦xito el velo que separa al m¨¦dico del enfermo. Y entonces el profesional puede ver, por ejemplo, que dedica menos tiempo a un tipo de pacientes o que, inconscientemente, esmera su imagen frente a otros. Si quiere, tambi¨¦n puede preguntarse por qu¨¦.
Las ventajas para ambos son claras, explica el doctor Maturana. "Para el paciente, porque al notar que el m¨¦dico no le opone barreras, se siente m¨¢s comprendido". "El profesional no s¨®lo ahorra el esfuerzo que emplea en defenderse, sino que tambi¨¦n incrementa su respuesta como ser humano y sus posibilidades para reconocer enfermedades psicosom¨¢ticas".
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