Oliver Stone desenmascara en su pel¨ªcula 'Nacido el 4 de julio' el car¨¢cter civil de toda guerra
ENVIADO ESPECIAL Con excepci¨®n del mediocre filme brasile?o Vendr¨¢n d¨ªas mejores, ayer fue una jornada de gran cine en la Berlinale. A primera hora se proyect¨® la pel¨ªcula polaca A 300 millas del cielo, y a ¨²ltima hora, Nacido el 4 de juli¨®, obra mucho m¨¢s honda y compleja de lo que a primera vista parece, pues en ella Oliver Stone pone de manifiesto el car¨¢cter fratricida de la guerra de Vietnam, y de toda guerra.
Nacido el 4 de julio, aunque parezca parad¨®jico, no es un filme de y sobre la guerra. En realidad, es un relato sobre la evoluci¨®n del estado de la conciencia de un guerrero, un marine norteamericano que particip¨® en el conflicto -as¨ª lo llamaba Nixon- de Vietnam y, al volver a su pa¨ªs inv¨¢lido, descubri¨® algo ins¨®lito y terrible para ¨¦l.Educado en la idea de que protagoniz¨® una guerra entre dos Ej¨¦rcitos y dos naciones, su vida le fue revelando paulatinamente que en realidad, a 12.000 kil¨®metros de su pa¨ªs, en lo que particip¨® fue en una nueva guerra civil de ¨¦ste. Y lleg¨® su gran conclusi¨®n: todas las guerras son guerras civiles. Stone, en el filme, lo demuestra con gran talento y rigor moral.
El protagonista en la pantalla es un Tom Cruise que, tras sus triviales moner¨ªas iniciales, se ha convertido, de la mano de Paul Newman, Dustin Hoffman y Oliver Stone, en un verdadero actor. Su trabajo es literalmente excepcional, al mismo tiempo conmovedor y fr¨ªo, inteligente, elaborad¨ªsimo y lleno de racionalidad.
Pero el protagonista real del suceso se llama Ron Kovic y est¨¢ aqu¨ª, en Berl¨ªn. Nacido el 4 de julio de 1946, d¨ªa de la independencia, fiesta nacional de Estados Unidos, se convirti¨® en su juventud en un fan¨¢tico marine, luch¨® y fue grav¨ªsimamente herido en Vietnam. En 1969, este fan¨¢tico nacionalista particip¨®, sentado en su carrito de ruedas, en el asalto que los veteranos de Vietnam hicieron contra la convenci¨®n republicana que eligi¨® por segunda vez a Richard Nixon como candidato a la presidencia. A ra¨ªz de aquel acontecimiento el rostro de Kovic se hizo famoso en todo el mundo.
?Qu¨¦ llev¨® a Kovic del fanatismo nacionalista y militarista al rechazo frontal del poder de su naci¨®n y de su Ej¨¦rcito? El filme es la respuesta integral a esta terrible pregunta. Obra brillante y formalmente muy audaz, pues est¨¢ sometida a violentas rupturas de ritmo, la pel¨ªcula se ver¨¢ en todo el mundo. Lo merece. Con ella recuperamos al gran cine de Hollywood, aquella gloria ya casi extinguida del arte del siglo XX.
Por su parte, A trescientas millas del Cielo, filme del joven polaco Maciej Dejczer, gan¨® el premio Europa a la primera pel¨ªcula en 1969. Se exhibe por tanto en Berl¨ªn fuera de concurso. Tiene muchos y l¨®gicos balbuceos de oficio, pero est¨¢ lleno de poes¨ªa y verdad. Es una obra muy amarga. Cuenta la historia de dos ni?os cat¨®licos que huyen de Polonia, a la que identifican con el infierno, en busca del cielo. Tras una odisea llegan a Dinamarca y no tardan en descubrir que all¨ª, con m¨¢s dinero, m¨¢s cosas, mejor comida y bonitas ropas, han entrado en otro infierno.
Como se ve, estamos ante un asunto de rabiosa actualidad en Europa y concretamente en Berl¨ªn. La ovaci¨®n que recibi¨® el filme polaco fue antol¨®gica.
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