La URSS apuesta por un r¨¦gimen presidencialista
El autor del texto sostiene que el r¨¦gimen presidencialista se impone en la URSS ante la inoperancia de instituciones como el Soviet Supremo o el Consejo de Ministros para resolver los dif¨ªciles problemas pol¨ªticos y econ¨®micos a los que se enfrenta el pa¨ªs. Los ejemplos de Francia y de Estados Unidos, suficientemente conocidos, hacen que pocos se atrevan a re celar de que el sistema presidencialista sea menos democr¨¢tico que el estricta mente parlamentario, aunque ser¨¢n necesarias garant¨ªas para evitar que en el caso sovi¨¦tico degenere en autoritarismo.
La URSS es el ¨²nico pa¨ªs del mundo en que, en rigor, no existe el jefe de Estado y uno de los pocos pa¨ªses donde el Gabinete de ministros no dispone de la plenitud del poder para el ejercicio de la actividad gubernamental. A primera vista esta tesis envuelve una paradoja, pero no deja de ser cierta. ?Puede hoy el Presidium del Soviet Supremo de la URSS o el presidente del Soviet Supremo tomar decisiones que sean de cumplimiento obligatorio, en caso de producirse conflictos sociales o inter¨¦tnicos?El bloqueo de Armenia, la matanza de los turcos mesjetas en Fergan¨¢, las huelgas en cuencas hulleras y la celebraci¨®n de las manifestaciones no autorizadas en distintas regiones del pa¨ªs prueban que los ¨®rganos mencionados han sido incapaces de dar respuesta adecuada a dichos acontecimientos.
?Tal vez tales cuestiones est¨¢n dentro de las competencias del Consejo de Ministros de la URS S? Las pr¨¢cticas que se aplican ¨²ltimamente para encontrar salida de las situaciones conflictivas demuestran que tampoco el Gobierno dispone de atribuciones necesarias para arreglar los conflictos que surgen. Procede se?alar que desde que en nuestro pa¨ªs se implant¨® el poder sovi¨¦tico el Gobierno se ven¨ªa ocupando, principalmente, de las cuestiones econ¨®micas, sociales y culturales. Los problemas pol¨ªticos eran prerrogativa de los organismos del partido comunista.
Muchos sostienen que para remendar la situaci¨®n es necesario hacer que el Soviet Supremo de la URSS y hasta el Congreso de Diputados Populares se encarguen del examen de los problemas m¨¢s acuciantes e impostergables, lo que significar¨ªa la recuperaci¨®n por los soviets de la plenitud del poder en el Estado. Sin embargo, las experiencias atesoradas demuestran la inoperancia de tal m¨¦todo. Basta con recordar la discusi¨®n del problema relativo al bloqueo del ferrocarril entre Azerbaiy¨¢n y Armenia. Los diputados elegidos por cada una de las dos rep¨²blicas somet¨ªan a duras cr¨ªticas las acciones de la otra parte, justificando su propio comportamiento. La soluci¨®n del problema fue aplazada en varias ocasiones, e incluso la concesi¨®n al Gobierno de los poderes correspondientes no contribuy¨® al arreglo del conflicto entre las dos rep¨²blicas.
En la URSS est¨¢ extendida la creencia ingenua de que el r¨¦gimen presidencialista es menos democr¨¢tico que el parlamentario. Pero las experiencias de pa¨ªses como EE UU y Francia prueban que se trata de una idea err¨®nea.
Huelga decir que el poder personal autoritario ha ocasionado no pocos sufrimientos a nuestro pa¨ªs. Importa crear el sistema de garant¨ªas que impidan la transformaci¨®n del r¨¦gimen presidencialista en un gobierno autoritario o en algo similar. ?A qu¨¦ garant¨ªas me refiero?
Primero. Ser¨ªa necesario introducir en la Constituci¨®n de la URSS la f¨®rmula del voto de confianza al Gobierno. Si la mayor¨ªa de los diputados del Soviet Supremo de la URSS desaprueba la actuaci¨®n del Consejo de Ministros, el Gobierno tendr¨¢ que dimitir.
Segundo. Conceder al Parlamento, el derecho de expresar la desconfianza al presidente, con todas las consecuencias que ello conlleva, en caso de que el dirigente del pa¨ªs viole las normas constitucionales.
Delimitaci¨®n de poderes
Estoy convencido de que es indispensable retomar el principio de la delimitaci¨®n de los poderes, vigente en el mundo civilizado, para que el Parlamento sovi¨¦tico, en efecto, tenga el status de Parlamento, para que el Gobierno tenga las atribuciones de gobierno, el jefe de Estado sea el jefe de Estado y la judicatura sea totalmente independiente.
Muchas dificultades con que hemos chocado ¨²ltimamente tienen su s or¨ªgenes en la ausencia de la estricta delimitaci¨®n de los poderes entre los institutos estatales. Stalin, siendo secretario general del Comit¨¦ Central del partido comunista, durante largo tiempo no ocupaba ning¨²n cargo estatal, pero, de hecho, concentr¨® todo el poder en sus manos. Tras su muerte no se consigui¨® erradicar del todo esta tradici¨®n, y la soluci¨®n de muchos problemas de la pol¨ªtica interna y exterior era de la incumbencia de los ¨®rganos partidistas y no de organismos estatales.
En el momento actual, el Bur¨® Pol¨ªtico y el Secretariado del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) van centrando su atenci¨®n en las cuestiones clave -de la estrategia, la ideolog¨ªa y de la pol¨ªtica de cuadros. Al calor de las reformas econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas en la URS S, emergieron problemas sumamente dif¨ªciles relativos a la renovaci¨®n del socialismo, a la formaci¨®n de la econom¨ªa planificada con elementos de mercado, a la creaci¨®n de la federaci¨®n de nuevo tipo, a la construcci¨®n del Estado de derecho y a la extensi¨®n de la nueva mentalidad pol¨ªtica en el ¨¢mbito internacional. Por supuesto, en estas condiciones resulta ineludible que los ¨®rganos partidistas transfieran a los institutos estatales una buena parte de las funciones que antes cumpl¨ªan. Sin embargo, ?hasta qu¨¦ punto est¨¢n preparadas las estructuras estatales para asumir dichas funciones?
Procede se?alar que la ley de la URS S sobre enmiendas y modificaciones constitucionales no establece con la claridad debida las atribuciones y funciones del presidente del Soviet Supremo de la URS S. Estipula que el presidente presenta al Congreso de Diputados de la URSS y al Soviet Supremo los informes sobre el estado de la naci¨®n y sobre los problemas cardinales de la pol¨ªtica interna y exterior de la UR SS; vela por la capacidad defensiva y por la seguridad de la URSS; mantiene negociaciones y firma los tratados internacionales; preside el Consejo de Defensa de la URS S, as¨ª como cumple algunas otras funciones.
Es evidente que el ejercicio de tales funciones es inimaginable tan s¨®lo con la asistencia del aparato del Soviet Supremo, sin la en¨¦rgica participaci¨®n de dirigentes de ministerios y departamentos (ministerios de Exteriores, del Interior, de Defensa) encargados de resolver problemas pol¨ªticos. Entre tanto, la ley no establece en qu¨¦ forma y dentro de qu¨¦ competencias el presidente del Soviet Supremo puede ejercer dichas funciones, recurriendo a la ayuda de los ¨®rganos y departamentos correspondientes. En la pr¨¢ctica, esta contradicci¨®n se resuelve en el marco del Bur¨® Pol¨ªtico, puesto que dirigentes de varios ministerios pol¨ªticos de primera fila forman parte del m¨¢ximo ¨®rgano partidista, y el presidente del Soviet Supremo de la URSS ocupa el cargo de secretario general del Comit¨¦ Central del PCUS. Sin embargo, esta circunstancia no quita la necesidad de crear el marco legislativo para que el jefe de Estado pudiera dirigir la actividad de los ministerios y departamentos y de los comit¨¦s correspondientes del Soviet Supremo de la URSS.
Presidencialismo
En el reciente pleno del Comit¨¦ Central del PCUS se subray¨® con raz¨®n la necesidad de implantar el principio presidencialista y ejercerlo en el marco de la legislaci¨®n y bajo el control del Soviet Supremo y del Congreso de Diputados Populares de la URS S. En rigor, se plantea crear el Consejo Presidencial como organismo que refleje la nueva estructura del poder y la delimitaci¨®n de las funciones entre distintos institutos. En el momento actual la necesidad de instituirlo obedece asimismo a circunstancias excepcionales.
El Consejo Presidencial podr¨¢ estar integrado por el presidente del Consejo de Ministros de la URSS; el vicepresidente primero del Soviet Supremo de la URSS; el presidente del Banco de Estado; los ministros de Exteriores, del Interior y de Defensa; el presidente del KGB; los presidentes de los comit¨¦s para la Prensa, Radio y Televisi¨®n; por el secretario, y por algunos otros ministros.
La creaci¨®n de dicho organismo ser¨ªa un hito importante en el camino de transici¨®n hacia el poder presidencial fuerte, sin el cual es imposible mantener orden en el pa¨ªs, garantizar el ¨¦xito de la perestroika, conservar la unidad del Estado en el marco de la federaci¨®n aut¨¦ntica y la independencia de las rep¨²blicas.
Ser¨ªa racional elaborar el reglamento provisional del Consejo Presidencial e introducir modificaciones correspondientes a la Constituci¨®n que entren en vigor tras su aprobaci¨®n por el Congreso de Diputados Populares de la URSS. En perspectiva, ser¨ªa conveniente elegir al presidente por sufragio universal, directo y secreto.
Para la actividad del Consejo Presidencial revisten especial importancia los mecanismos de la realizaci¨®n de la reforma econ¨®mica radical, puesto que, tras la aprobaci¨®n por el Soviet Supremo de un paquete de nuevas leyes, la perestroika entrar¨¢ en su fase crucial: la redistribuci¨®n de la propiedad y del poder, proceso que requerir¨¢ enormes esfuerzos.
La delegaci¨®n en el presidente de varias funciones importantes relacionadas con la administraci¨®n de asuntos estatales posibilitar¨ªa exonerarle de las obligaciones de speaker en el Soviet Supremo de la URS S. El jefe de Estado podr¨ªa presidir tan s¨®lo las sesiones plenarias m¨¢s importantes del Soviet Supremo y del Congreso de Diputados Populares. Adem¨¢s, ser¨ªa racional celebrar por separado las sesiones de la C¨¢mara de la Uni¨®n y de la C¨¢mara de las Nacionalidades, conforme a las pr¨¢cticas establecidas en otros pa¨ªses. La C¨¢mara de las Nacionalidades podr¨ªa examinar m¨¢s a fondo los problemas ¨¦tnicos e inter¨¦tnicos, y la C¨¢mara de la Uni¨®n, los del desarrollo social del pa¨ªs.
La creaci¨®n del Consejo Presidencial ser¨ªa un paso importante hacia la democratizaci¨®n, puesto que su actitud ser¨¢ sometida al control directo del Soviet Supremo y del Congreso de Diputados Populares. Por supuesto, habr¨¢ que introducir modificaciones correspondientes a la Constituci¨®n de la URS S. Hoy urge dar tal paso.
es diputado de la URSS y asesor de Gorbachov.
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