El fin del monopolio del dinero
La reforma del coeficiente de caja, una consecuencia de la liberalizaci¨®n financiera
Jos¨¦ P¨¦rez, director general y responsable del servicio de estudios del Banco de Espa?a, descorch¨® dos botellas de cava, el pasado jueves, cuando el Bolet¨ªn Oficial del Estado public¨® la orden ministerial de modificaci¨®n del coeficiente de caja que deben cumplir bancos y cajas de ahorro. Casi tres a?os despu¨¦s de convencer a los responsables de la autoridad monetaria de la necesidad de terminar con una parte importante de los recursos cautivos, la medida aparec¨ªa firmada por el ministro de Econom¨ªa y Hacienda.
"La reducci¨®n del coeficiente de caja es un timo", se?alaban casi en el mismo momento fuentes financieras "porque se dice que se reduce cuando en realidad los fondos cautivos van a existir en los balances bancarios hasta el a?o 200V. Son las dos caras de un moneda que, curiosamente, eran la misma hasta hace poco tiempo, cuando aun no se ve¨ªa claramente que el coeficiente fuera a desaparecer.La decisi¨®n de las autoridades econ¨®micas de eliminar de manera progresiva el coeficiente de caja hasta dejarlo situado en niveles similares a los que existen en los pa¨ªses del mismo entorno econ¨®mico se ha tomado despu¨¦s de mucho tiempo de discusiones y no sin dejar al descubierto posiciones enga?osas sobre los deseos liberalizadores de unos y otros. Mariano Rubio era gobernador del Banco de Espa?a en su primer mandato, y Juan Antonio Ruiz de Alda ejerc¨ªa el cargo de subgobernador, cuando en el Banco de Espa?a se tom¨® la decisi¨®n de caminar en la supresi¨®n del coeficiente de caja dentro del proceso de liberalizaci¨®n del sistema financiero y su preparaci¨®n para lograr un mayor grado de competencia ante la puesta en marcha del mercado ¨²nico y la libre circulaci¨®n de capitales. Casi tres a?os despu¨¦s, el BOE ha publicado la orden ministerial por la que se establece que el coeficiente de caja queda fijado en un 5% de los pasivos cumputables de bancos y cajas y que, temporalmente -hasta el a?o 2000- una parte de los pasivos actuales, el 12%, se transforman en certificados de dep¨®sitos emitidos por el Banco de Espa?a con una remuneraci¨®n del 6%.
La reuni¨®n del Consejo Superior Bancario en la que el secretario de Estado de Economia, Pedro P¨¦rez, explic¨® a los representantes de los bancos las caracter¨ªsticas finales de la reforma del coeficiente de caja fue tormentosa. Fuentes del propio Ministerio de Econom¨ªa la calificaron de "revuelta"; fuentes bancarias iban un poco m¨¢s lejos en los adjetivos.
Mantener los equilibrios
Todo se inici¨® hace varios a?os cuando desde el Banco de Espa?a y del propio sistema financiero se empez¨® a sugerir la necesidad de reducir de manera sustancial la parte de dep¨®sitos que deb¨ªan irimovilizarse en el Banco de Espa?a para financiar el d¨¦ficit p¨²blico y alcanzar los objetivos de: crecimiento monetario. La crisis econ¨®mica y los elevados d¨¦ficit del sector p¨²blico forzaron a aumentar el coeficiente de caja y el de inversi¨®n obligatoria en pagar¨¦s del Tesoro.La idea inicial de la desaparici¨®n se centraba en repetir el mecanismo del coeficiente de inversi¨®n: instaurar un calendario de reducci¨®n, que deb¨ªa ser compatible a efectos de gastos del Estado y de control monetario, con el de inversi¨®n. Pero los problemas macroecon¨®micos impideron que la medida tomara cuerpo cuando a¨²n era posible esta compatibilidad ya que deb¨ªa desaparecer antes del 1 de enero de 1993.
A partir de entonces se empezaron a buscar f¨®rmulas distintas que conjuntaran la necesidad de reducir el coeficiente y no se pudiera interpretar como un elemento en contra del proceso de liberalizaci¨®n. La posibilidad de llevar a cabo una emisi¨®n de t¨ªtulos (del Tesoro o del Banco de Espa?a inicialmente aunque al final se decidi¨® por el segundo) que sustituyera a la parte de los dep¨®sitos cautivos que deb¨ªan desaparecer se acab¨® convirtiendo en la ¨²nica posible. La discusi¨®n entonces surgi¨® sobre el tipo de inter¨¦s que deb¨ªa tener esa emisi¨®n, la obligatoriedad o no de que permanecieran en las carteras de los bancos y el p lazo final de amortizaci¨®n que se deb¨ªa fijar.
Y es entonces cuando se destapan todos los intereses encontrados que existen entre la Admi nistraci¨®n y las instituciones financieras y entre estas ¨²ltimas. "Los coeficientes obligatorios han servido", se se?ala en me dios de la Administraci¨®n y del Banco de Espa?a, "para mantener la situaci¨®n de monopolio a la hora de fijar precios de que han disfrutado bancos y cajas durante muchos a?os. Ello ha sido la cobertura para que Jas instituciones financieras ganaran mucho dinero durante los ultimos ejercicios".
Para esas fuentes, el cierre de esta posici¨®n casi monopolista es el que provoca el rechazo de bancos y cajas a la reforma del coeficiente ya que la decisi¨®n de que a partir de la entrada en vigor de la reforma los nuevos saldos no soportar¨¢n m¨¢s alla del 5% de coefic¨ªente de caja representa "estimular la competencia de manera rabiosa, no solo por parte de la posible banca extranjera nueva que pueda instalarse en Espa?a sino por parte de las ent¨ªdades espa?olas m¨¢s din¨¢micas y para operaciones en las que no se necesita tener una amplia red de oficinas".
Algunas de las grandes entidades nacionales rechazan este razonamiento se?alando que la reforma "deja mal colocados a los bancos que tienen un peso de la historia anterior y da ventaja a los nuevos" o a los que inicien una fuerte carrera por captar nuevos recursos ajenos, por ejemplo por la v¨ªa de las cuentas de alta remuneraci¨®n.
En el Banco de Espa?a se sef¨ªala que "la puesta en marcha del mercado ¨²nico y la liberalizaci¨®n de los movimientos de capitales no va a afectar a la banca al por menor sino a la de las grandes operaciones en las que se pueden aquilatar mucho m¨¢s los precios". Por eso, a?aden, "algunas entidades se oponen a la forma elegida de reducci¨®n del coeficiente y hubieran preferido que se mantuviera un calendario t¨ªp¨ªco en el que todas las entidades -nuevas o viejas- y todos los dep¨®sitos, no solo los existentes actualmente, estuvieran sujetos a la misma penalizaci¨®n.
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