Informar no es controlar
Reflexiona el presidente de la patronal en su art¨ªculo sobre los recientes acuerdos sociales alcanzados entre el Gobierno y las centrales sindicales, al tiempo que propone al secretario de Estado de Empleo, ?lvaro Espina, "retirar todas mis cr¨ªticas, e incluso le ofrezco mi aplauso y mi apoyo, as¨ª como el de las organizaciones empresariales, a cambio solamente de una cosa: de que se nos devuelva el derecho a negociar lo firmado y a modificarlo en aquello en lo que nos parece inaceptable. ?Est¨¢ dispuesto el se?or Espina a aceptar el ofrecimiento?".
El secretario de Estado de Empleo, ?lvaro Espina, me dedicaba el pasado d¨ªa 23 de febrero un art¨ªculo en este mismo peri¨®dico bajo el t¨ªtulo La guerra de los contratos no tendr¨¢ lugar. Y digo que me lo dedicaba porque estaba lleno de alusiones personales hacia m¨ª, y en lugar de dedicarse a explicar el acuerdo pol¨¦mico, del cual no facilitaba ni una sola frase entrecomillada, se ocupaba de descalificarme en lo personal y en lo profesional y en remarcar mi supuesta soledad en este asunto. Me gustar¨ªa contestar al se?or Espina, no en sus opiniones, en las cuales, desde luego, es libre de pensar lo que quiera, pero s¨ª en los datos que maneja y en las afirmaciones que hace.Y quiero empezar diciendo que estoy de acuerdo con el t¨ªtulo de su art¨ªculo: La guerra de los contratos no tendr¨¢ lugar, porque esperamos que el acuerdo firmado entre Gobierno y sindicatos no encuentre nunca plasmaci¨®n en una norma de derecho positivo. Si as¨ª sucediera, los empresarios recurrir¨ªan por todos los medios l¨ªcitos a su alcance contra el mismo, y de estas consecuencias solamente ser¨¢n responsables los que lo han negociado y firmado a espaldas de los empresarios y sus representantes.
Derecho a negociar
Cuando el se?or Espina me da consejos en su art¨ªculo sobre c¨®mo podr¨ªa mejorarse el clima de di¨¢logo olvida el m¨¢s evidente: ese clima se mejora dialogando, derecho que ha sido clamorosamente hurtado a los empresarios en la negociaci¨®n de este acuerdo, dej¨¢ndonos solamente el que hemos tenido que utilizar, el derecho al pataleo y el de hacer todo lo posible para que la opini¨®n p¨²blica se entere de lo queen realidad pone el acuerdo, en su literalidad y no en las interpretaciones libres que los responsables que lo han perpetrado ahora quieren avanzar.
Yo ofrezco al se?or Espina retirar todas mis cr¨ªticas, e incluso le ofrezco mi aplauso y apoyo, as¨ª como el de las organizaciones empresariales, a cambio solamente de una cosa: de que se nos devuelva el derecho a negociar lo firmado y a modificarlo en aquello en lo que nos parece inaceptable. ?Est¨¢ dispuesto el se?or Espina a aceptar el ofrecimiento?
Como secretario general, primero, y, luego, como presidente de la CEOE, me duele la mano de llevar 12 a?os firmando todo tipo de acuerdos, pactos y convenios con todos los sindicatos y todos los gobiernos de la transici¨®n. La CEOE es, con mucha diferencia, el interlocutor social que ha hecho siempre gala de mayor tendencia al compromiso y al entendimiento. Sobran, pues, las admoniciones que me hace y las recomendaciones de mesura, un talante m¨¢s abierto y mayor tolerancia", proviniendo como provienen del mismo funcionario que nos ha negado el derecho a ejercer ese talante en una mesa de negociaci¨®n.
Consulta empresarial
?"Nadie ha entrado en el juego del presidente de la patronal"? Vuelvo a hacerle una oferta al se?or Espina: la de que pregunte una por una a las m¨¢s de 200 organizaciones empresariales, tanto sectoriales como territoriales, que componen la CEOE. Empezando por las pyme, siguiendo por la banca y acabando con aqu¨¦llas, como la construcci¨®n, con la que podemos discrepar en otros asuntos, pero que en ¨¦ste del acuerdo se han manifestado meridianamente en contra de lo firmado, tanto del contenido como de la vergonzosa forma en que se ha obtenido.
El se?or Espina quiere darle lecciones de di¨¢logo a la persona que m¨¢s acuerdos lleva firmados en los ¨²ltimos 12 a?os, lecciones de conocimiento de lo que piensan los empresarios al que preside su organizaci¨®n c¨²pula y, para acabar, lecciones de econom¨ªa de mercado al m¨¢s comprometido defensor de este sistema.
Me enternece ver c¨®mo el se?or Espina, socialista de carn¨¦ en un mundo en el que le han preparado al socialismo y al comunismo un entierro de tercera, se preocupa del mercado y de los efectos beneficiosos que sobre el mismo tiene la transparencia informativa. Eso es cierto, por m¨¢s que el uso del argumento me parezca tan ejercicio de cinismo como si yo argumentara con citas de Marx, Pablo Iglesias o cualquier otro padre del socialismo que el se?or Espina profesa.
Pero desde la econom¨ªa de mercado, todo lo que tiene de bueno la informaci¨®n lo tiene de malo el control y el intervencionismo. Todo lo que de saludable tiene el principio de igualdad de oportunidades y de libertad de acceso, lo tiene de perjudicial el uso arbitrario de funciones inspectoras o sancionadoras conferidas a delegados de organizaciones privadas, voluntarias y pol¨ªticas, como son en Espa?a las centrales sindicales.
Una cosa es informar y otra controlar. Con este acuerdo no se desarrolla el derecho de las centrales a estar informadas de la contrataci¨®n, como establece el Estatuto de los Trabajadores, sino que se les regalan funciones parainspectoras, controladoras y sancionadoras, bien a los delegados sindicales, bien a una comisi¨®n que es "tripartita", pero que, curiosamente, puede tomar decisiones con el simple apoyo de la parte sindical representada (es, para que se hagan una idea, como si un grupo minoritario en el Congreso pudiera aprobar las leyes en nombre de la totalidad).
El se?or Espina dice, por otra parte, que la entrega de "copia b¨¢sica" de los contratos a los sindicatos (aunque los propios trabajadores afectados se negasen) -"no otorga facultades de autorizaci¨®n de los contratos". Lo acordado, seg¨²n esta versi¨®n, es el "uso de un documento de notificaci¨®n, con el consiguiente acuse de recibo".
?Pues por qu¨¦ no lo han puesto as¨ª en el acuerdo? Porque el acuerdo dice textualmente que la copia deber¨¢ incluir "todos los datos b¨¢sicos para comprobar la adecuaci¨®n del contenido del contrato a la legislaci¨®n vigente". Esta funci¨®n comprobadora va impl¨ªcita en lo firmado, y est¨¢ m¨¢s clara si tenemos en cuenta que el sindicato (o los sindicatos, porque en casi todas las ocasiones habr¨¢n de recibir copia varias organizaciones distintas) debe devolver la copia entregada, debidamente firmada, para que se adjunte a la documentaci¨®n que se lleve al Inem. El empresario tiene un plazo marcado de 10 d¨ªas para dar la copia a los sindicatos. ?stos no tienen plazo para devolverla firmada.
Para acabar de arreglarlo, las centrales han puesto en sus plataformas reivindicativas (por ejemplo, el convenio de banca) la obligaci¨®n de las empresas de entregarles copia ¨ªntegra, de todos los contratos, para su visado. Acerca de esto ¨²ltimo, el se?or Espina les reprende amablemente en su art¨ªculo, m¨¢s que nada porque, a pesar de la campa?a diversiva emprendida, hace que se les vean las verdaderas intenciones.
?Por qu¨¦ el se?or Espina sigue hablando de que el acuerdo afecta solamente a la "contrataci¨®n temporal y a la subcontrataci¨®n realizada por la empresa"? Porque el acuerdo dice que se deber¨¢ entregar a los sindicatos y delegados "copia b¨¢sica" de "todos los contratos que deban celebrarse por escrito". Evidentemente, deben celebrarse por escrito los temporales, porque est¨¢n acogidos a subvenciones y desgravaciones. Pero tambi¨¦n deben celebrarse por escrito todos aqu¨¦llos, cuando as¨ª se solicite en cualquier momento por cualquiera de las partes, empresario o trabajador. La pol¨¦mica me parece est¨²pida. Es casi como el cuento de la buena pipa, porque est¨¢ claro que si se quisiera controlar solamente los contratos temporales, o los bonificados de alguna manera, bastar¨ªa con ponerlo as¨ª, textualmente, en el acuerdo.
Carta Social Europea
El se?or Espina informa sobre la posici¨®n de la CEOE acerca del proyecto de Carta Social Europea. Y aqu¨ª aprovecho para hacerle otra oferta: ?sustituir¨ªa el se?or Espina el acuerdo firmado por lo que dice la Carta Social Europea en materia de informaci¨®n a los sindicatos? A pesar de nuestras prevenciones sobre la carta, que es m¨¢s o menos otorgar a toda Europa las coberturas sociales de la RFA, con niveles de renta que al menos en el caso de Espa?a est¨¢n muy lejos de lo real, en este punto asumir¨ªamos gustosos la Carta Social. Por ¨²ltimo, no es preciso que la misi¨®n empresarial espa?ola que visite el Reino Unido nos diga la "informaci¨®n efectiva con que cuentan los sindicatos brit¨¢nicos", ni "sobre su intervenci¨®n en la contrataci¨®n laboral". Ya la conocemos, y tambi¨¦n sabemos sus efectos: desastrosos.
Me parece que era B. Shaw el que afirmaba que "dos mudanzas equivalen a un incendio", por lo que se pierde y se estropea. Pues bien, el ejemplo brit¨¢nico nos dice que 30 a?os de control sindical sobre la econom¨ªa equivalen a una inundaci¨®n, y 40 a?os de socialismo real, l¨¦ase Ruman¨ªa, a un terremoto: hay que enviarles alimentos, medicinas y mantas. En esto estoy de acuerdo con el se?or Espina, no son ¨¦stos los vientos que corren por el mundo, ni es momento para sovietizar ninguna pol¨ªtica. Por eso el acuerdo me parece todav¨ªa un error mayor.
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