Acudir a las dos partes
De las cuatro reglas deontol¨®gicas que maneja el periodismo civilizado, la de acudir a las partes en caso de conflicto es la que menos interpretaciones genera. Contrastar la informaci¨®n, acudir a la parte acusada para conocer su versi¨®n es una obligaci¨®n rutinaria que no siempre se cumple y que los lectores afectados exigen con todo derecho.Un amplio reportaje, publicado en la secci¨®n de Econom¨ªa el pasado d¨ªa 16, sobre las subvenciones que conceden los Presupuestos Generales del Estado ha provocado una queja de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid al ver su nombre en la relaci¨®n de sectores de alto riesgo en cuanto a posibilidades de uso fraudulento. de las subvenciones del Estado.
El reportaje, titulado Los interventores del Estado denuncian el vac¨ªo legal para el control de las subvenciones oficiales, conten¨ªa el siguiente p¨¢rrafo, que ha provocado la protesta: "Los sectores considerados como de alto riesgo por la Intervenci¨®n del Estado, tanto en funci¨®n de la cuant¨ªa de las subvenciones como de las posibilidades de fraude, son los siguientes: Fondos de Promoci¨®n de Empleo (naval, l¨ªnea blanca, aceros especiales y siderurgia integral), Renfe, Hunosa, Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, Ateneo de Madrid y las autopistas (seguro de cambio)".
Isabelo Herreros Mart¨ªn, vicepresidente 2? de la junta de gobierno del Ateneo de Madrid, ha escrito al ombudsman para expresar, en nombre de la junta, su m¨¢s "en¨¦rgica protesta".
"El art¨ªculo o reportaje, sobre el que no me parece oportuno hacer una valoraci¨®n global, menciona de manera tendenciosa a esta docta instituci¨®n, imput¨¢ndole: alto riesgo, tanto en funci¨®n de la cuant¨ªa de las subvenciones como de las posibilidades de fraude. La anterior aseveraci¨®n, atribuida a la Intervenci¨®n del Estado, aparte de no corresponder en absoluto a la verdad, constituye la imputaci¨®n de actos presuntamente delictivos".
"Pero la raz¨®n de dirigirme a usted est¨¢ motivada porque no queda en absoluto claro qu¨¦ persona o documento es la fuente informativa, con lo cual la indefensi¨®n en que se coloca al Ateneo es palmaria. La redacci¨®n del texto, am¨¦n de desafortunada, entra en colisi¨®n, estoy seguro, con el Libro de estilo de EL PA?S, que incluir¨¢ entre las normas b¨¢sicas la obligaci¨®n de expresar claramente el origen de este tipo de informaciones. Como periodista y docente, me parece peligroso insertar este tipo de aseveraciones sin citar fuente concreta y sin contrastar su veracidad".
"Aparte de otro tipo de valoraciones, es realmente grotesco que se incluya al Ateneo de Madrid, que ha recibido en 1989 un total de 100 millones (50 millones destinados a actividades culturales, 30 millones para restauraci¨®n y encuadernaci¨®n de su biblioteca y 20 millones para microfilmaci¨®n), perfectamente justificados hasta la ¨²ltima peseta, en una relaci¨®n junto a entidades que, seg¨²n la propia Intervenci¨®n del Estado, reciben sumas de cientos de miles de millones de pesetas".
Concha Mart¨ªn, redactora de la secci¨®n de Econom¨ªa y autora del reportaje, discrepa de la carta de protesta por las siguientes razones:
"1. La fuente es la Intervenci¨®n del Estado y en la informaci¨®n se cita, para mayor precisi¨®n, una afirmaci¨®n concreta de su responsable, Juan Aracil, para quien las subvenciones p¨²blicas representan un ¨¢rea de alto riesgo. Afirmaci¨®n que se reproduce entre comillas -desde luego, sin volver a citar la fuente, porque la pesadez ni es estilo, ni es periodismo, ni es nada-, para despu¨¦s descender a los ejemplos concretos, entre ellos al del Ateneo de Madrid. La fuente est¨¢ suficientemente clara; otra cosa es que no se quiera entender".
"2. Si la redacci¨®n se considera desafortunada: sinceramente, por venir de quien viene, esta observaci¨®n me parece gratuita, pues no creo que despu¨¦s de 11 a?os de trabajo profesional ning¨²n erudito del Ateneo de Madrid me pueda dar lecciones de periodismo. En mi opini¨®n, lo ¨²nico desafortunado aqu¨ª es la queja del Ateneo de Madrid porque afecta a la persona equivocada".
"3. En cuanto a si la menci¨®n al Ateneo de Madrid es tendenciosa, insisto en lo mismo: las reclamaciones, al maestro armero; en este caso, a la Intervenci¨®n General del Estado".
El ombudsman considera que si la fuente es Juan Aracil, interventor general del Estado, como afirma la redactora, los ejemplos concretos deber¨ªan haber ido entrecomillados y con clara referencia a la fuente, ya que la menci¨®n gen¨¦rica a la Intervenci¨®n del Estado no aclara la base documental o personal en la que se apoya la informaci¨®n. Por otra parte, el defensor de los lectores -en este caso, en funciones de maestro armero (sic)- considera absolutamente pertinente la queja del Ateneo de Madrid, ya que el Libro de estilo indica en su apartado 1.27 que "en los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las dos partes en litigio".
Un error lamentable
Mar¨ªa Antonia Garc¨ªa de Le¨®n, colaboradora habitual del suplemento de Educaci¨®n de este diario, ha visto "con desagrado" c¨®mo un texto suyo -una rese?a del libro Manual de sociolog¨ªa de la educaci¨®n-, publicado el 20 de febrero, hab¨ªa sido alterado.
"No se trata de una errata u omisi¨®n, sino de la inclusi¨®n de una frase nueva y ajena a mi pluma; ignoro su autor¨ªa. Frase cuyo contenido y esp¨ªritu es totalmente opuesto a las relaciones que mantengo con mis colegas en general, y con los colegas de m¨¢s edad en particular", afirma la colaboradora del suplemento de Educaci¨®n.
La frase original alterada, que iba entre, par¨¦ntesis, dec¨ªa lo siguiente: "(los consagrados catedr¨¢ticos espa?oles de sociolog¨ªa de entonces y ejercientes en la actualidad)". La frase que apareci¨® publicada dec¨ªa: "(muchos de ellos siguen ah¨ª, y hasta pretenden representar la sociolog¨ªa espa?ola por excelencia)".
Esteban S¨¢nchez Barcia, que trabaja en el suplemento de Educaci¨®n desde su fundaci¨®n, asume la total responsabilidad de esta alteraci¨®n del texto. "Inicialmente transcrib¨ª el texto de la colaboradora ¨ªntegramente. Hab¨ªa calculado una determinada altura y me sobraban unas l¨ªneas, opt¨¦ por suprimir el par¨¦ntesis y, lamentablemente, en lugar de proteger el texto para poderlo recuperar, lo borr¨¦. En v¨ªsperas de la publicaci¨®n del suplemento comprob¨¦ que me hab¨ªa equivocado en el c¨¢lculo de la altura de la columna y que el texto se quedaba algo corto. Necesitaba recuperar algunas l¨ªneas, pero el original lo hab¨ªa arrojado a la papelera. Ah¨ª se produjo mi fatal equivocaci¨®n. Improvis¨¦ un nuevo par¨¦ntesis y ahora veo que demasiado alegremente. Cre¨ªa, de buena fe, que guardaba relaci¨®n con la intenci¨®n cr¨ªtica de la autora de la recensi¨®n. Sin duda, el resultado fue mucho m¨¢s cr¨ªtico y duro que el del original".
Este lamentable error de edici¨®n ha preocupado gravemente a la autora de la rese?a, ya que, en su opmion, la frase "es totalmente ajena al respeto que tengo a mis colegas mayores". "Todos ellos cuentan con mi respeto como personas y, la mayor¨ªa, con mi admiraci¨®n en el terreno intelectual", a?ade en su carta de protesta dirigida al diario.
El tel¨¦fono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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