"S¨®lo pretend¨ªa darle un ligero magreo", declara el brigada acusado de violaci¨®n
Rafael Peregr¨ªn Alcal¨¢, brigada del arma de Caballer¨ªa, comenz¨® a ser juzgado ayer en la Audiencia de Madrid acusado de violar brutalmente a la joven Mar¨ªa de los ?ngeles M. B., a la que presuntamente arroj¨® despu¨¦s desde su veh¨ªculo en marcha con la intenci¨®n de matarla. El procesado declar¨® con escarnio hacia su v¨ªctima y dijo que su intenci¨®n era darse "un ligero magreo". El juicio se celebra en audiencia p¨²blica, pero la v¨ªctima declarar¨¢ hoy a puerta cerrada.
Rafael Peregr¨ªn narr¨® prolijamente el encuentro con su v¨ªctima, a la que en todo momento se refiri¨® como "la se?orita Mar¨ªa ?ngeles". "Cuando bail¨¦ con ella en la discoteca Cleof¨¢s, estuve bes¨¢ndola. Estuvo bastante cari?osa y se agarraba muy bien", dijo en un momento de su declaraci¨®n.Peregr¨ªn relat¨® su encuentro con Mar¨ªa de los ?ngeles, el 25 de septiembre de 1986, cuando iba en compa?¨ªa de su amigo Jos¨¦ ?ngel Roel y ella repart¨ªa propaganda en la plaza de Tirso de Molina. Tras el encuentro y la esperanza de obtener un trabajo, volvieron a citarse el 2 de octubre. Aquel d¨ªa, tras ir a un pub "la propuse cambiar de ambiente y nos dirigimos en mi coche a un pinar, que en realidad era un picadero".
Seg¨²n la descarnada versi¨®n de Peregr¨ªn, tras besarla, acariciarla y quitarle la blusa, ella le advirti¨® que no siguiera, "porque no lo hab¨ªa hecho ninguna vez". Peregr¨ªn no se conform¨®: "No se pod¨ªa hacer de todo en un asiento delantero, pero s¨ª darme un ligero magreo. La siguiente operaci¨®n fue quitarle el pantal¨®n, a costa de muchos sudores".
"Cuando ya le bajaba las bragas ella me dijo: 'Fernando, d¨¦jalo, no quiero'. Volv¨ª a besarla e incid¨ª sobre su zona pubiana. Entonces me dio un manotazo, abri¨® la puerta y comenz¨® a pedir auxilio".
Peregr¨ªn confes¨® que forceje¨® con ella fuera del coche y que incluso la golpe¨®. "La d¨ª dos cachetes. Es l¨®gico que volviera a introducirla en el coche porque, sin haberla hecho nada, gritaba como una hist¨¦rica y era tremendo". La introdujo en la parte trasera y se sent¨® a su lado. "Ella empez¨® a boquear y me pareci¨® que estaba haciendo un comiqueo".
El brigada pas¨® por alto cualquier referencia a la violaci¨®n de la joven, que seg¨²n las conclusiones de la fiscal se produjo en la parte trasera del coche, "introduci¨¦ndole su pene en la vagina, a la vez que le introduc¨ªa un dedo en el ano y le mord¨ªa los pechos y la cara".
Peregr¨ªn admiti¨® que le dio otros dos cachetes porque segu¨ªa balbuceando. Luego, alarmado al ver el rotor de una sirena que pod¨ªa ser de la polic¨ªa, "lo ¨²nico que se me ocurri¨® fue meterla en el maletero".
"Otros dos cachetes"
El presunto violador tom¨® la carretera de Somosaguas. En el camino, par¨®, ech¨® un vistazo al maletero y la vio en la misma posici¨®n. "Ten¨ªa el pantal¨®n enrrollado en la pierna derecha y se lo sub¨ª con el fin de taparla, puesto que hac¨ªa fresquete". Luego, "intent¨¦ reanimarla, le d¨ª otros dos cachetes, pero sigui¨® igual".Peregr¨ªn par¨® despu¨¦s en una gasolinera y la joven empez¨® a golpear dentro del maletero y a pedir auxilio. "Me alegr¨¦ de que se le hubiera pasado el shock, pero como el empleado se dirigi¨® a un Seat 127 de la Guardia Civil, sal¨ª corriendo".
El brigada detuvo su loca carrera cuando el ocupante de un R-12 le dijo que llevaba el maletero abierto. "Me baj¨¦ y vi el pantal¨®n colgando. Ella no estaba. Debi¨® quitarse el pantal¨®n en su af¨¢n de supervivencia".
El acusado dijo que estuvo dando vueltas buscando a la joven. Luego tir¨® su ropa a la acera. Seg¨²n la fiscal, la realidad de los hechos fue muy diferente: Peregr¨ªn sac¨® a la joven del maletero y cuando circulaba a gran velocidad, la arroj¨® a la calzada.
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