'Cantaora' y 'bailaora'

Maite Mart¨ªn y La Tati elevaron el tono de un programa que se estaba quedando s¨®lo a un discreto nivel de correcci¨®n.Maite es la gran cantaora de la generaci¨®n joven que no ha llegado a la treintena. Conoce perfectamente todos los g¨¦neros, y en todos brilla con una capacidad interpretativa fuera de lo com¨²n. Hizo minera y taranta, siguiriyas, soleares y buler¨ªas, y todo lo hizo con una rara justeza, siendo estilos de muy dif¨ªcil ejecuci¨®n. Maite los entiende de maravilla, y juega con todos sus recursos expresivos, que son muchos, desde el grito a la palabra casi murmurada; tiene aspecto infantil, se sopla el flequillo cuando termina un cante, pero hay que o¨ªrla.

La Tati se puso la bata de cola y, bailando por alegr¨ªas, se entreg¨® a enredar y desenredar en ella un repertorio extenso y personal¨ªsimo. Y por supuesto, de calidad. Es la bailaora que nos puede sorprender constantemente por la variedad de sus recursos, esas soluciones insospechadas que, sin embargo, mantienen un cu?o flamenco de ley. Esa actitud singular que ella misma tiene hacia su baile, afront¨¢ndolo a veces con humor, hace de La Tati una bailaora ¨²nica en el actual panorama del baile flamenco.

Las dem¨¢s flamencas de este programa femenino por excelencia cumplieron como se esperaba de ellas. La malague?a Carmen Corpas est¨¢ en los tiempos de la ¨®pera flamenca, acentuando algunos de los vicios m¨¢s acusados de aquella etapa: fragmentaci¨®n de los tercios, alarde de poder, floreo abusivo. La Macanita hizo sus cantes jerezanos con el acierto en ella habitual. Y Juana Amaya es una bailaora que lo basa todo en la fuerza, y en esa l¨ªnea logra indudables aciertos.