El aliento vino de Zaragoza

Javier Anad¨®n, miembro de la empresa Transportes Urbanos de Zaragoza, SA (Tuzsa), acudi¨® ayer a la asamblea de trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) para que los ¨¢nimos no decayeran por la prolongaci¨®n de la huelga. "Nosotros estuvimos en paro 60 d¨ªas", cont¨® a sus colegas madrile?os.Ocurri¨® en 1986, aunque Anad¨®n se qued¨® corto al recordar los d¨ªas que dur¨® el conflicto que paraliz¨® el transporte p¨²blico de Zaragoza. Los paros comenzaron un 9 de junio, y tras un par¨¦ntesis, de dos meses terminaron el 11 de noviembre. En total, casi 100 d¨ªas.

Los paros en la empresa Tuzsa, concesionaria del servicio de transporte colectivo, se iniciaron al no haber acuerdo en la firma del convenio. El conflicto se fue radicalizando, y el 13 de junio surgieron los primeros brotes de violencia. Las mujeres de los trabajadores arrojaron tomates y otros objetos, contra los autobuses que cubr¨ªan los servicios m¨ªnimos. Los efectos de la huelga durante el mes de junio y parte de julio se agudizaron por los efectos del calor. En medio del conflicto se celebraron las elecciones generales del 21 de junio.

Tras un par¨¦ntesis de normalidad durante los meses de agosto y septiembre la huelga se reanud¨® el 6 de octubre, v¨ªsperas de las fiestas del Pilar. El conflicto, organizado por el sindicato asambleario Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT), pese a que UGT y CC OO ten¨ªan mayor¨ªa en el comit¨¦, se sald¨® con ruedas de autobuses pinchadas, cortes de tr¨¢fico, amenazas y agresiones hacia quienes no secundaron la huelga, heridos y seis detenidos en una batalla campal entre trabajadores y polic¨ªas el 22 de octubre.

El 10 de noviembre la empresa dio un ultim¨¢tum para que los empleados se incorporaran al trabajo bajo la anienaza de despidos. Al d¨ªa siguiente se reanud¨® el servicio sin que los huelguistas hubieran conseguido casi ninguna de sus reivindicaciones, entre ellas la reforma del desfasado reglamento de r¨¦gimen interno. Durante los meses siguientes hubo julcios y despidos de los cabecillas del CUT. El Ayuntamiento tuvo que recurrir a autobuses de otras ciudades para prestar el servicio y paliar el caos creado en el tr¨¢fico. Los huelguistas recibieron el apoyo de sindicalistas de otras ciudades que se desplazaron hasta Zaragoza.

Anad¨®n recomend¨® a los trabajadores que "se prepararan para lo pudiera venir" y aconsej¨® que las familias se unieran "porque ah¨ª empiezan las divisiones".