El examen anual
El informe del FMI sobre la evoluci¨®n de la econom¨ªa es esperado cada a?o por los responsables gubernamentales con expectaci¨®n porque constituye, en la medida en que sustenta las tesis oficiales, un apoyo importante a la hora de argumentar la pol¨ªtica econ¨®mica llevada a cabo. El informe de este a?o se diferencia del correspondiente al a?o pasado, como reconocen fuentes de la Administraci¨®n, en que "apenas se nos felicita por actuaciones concretas mientras que hace. un a?o esto ocurr¨ªa en numerosas ocasiones".Pero esta ausencia de felicitaciones, salvo en la liberalizaci¨®n comercial y la reforma del sistema financiero en los que "Espa?a ha realizado incluso mayores progresos que sus socios comerciales", no empa?a el hecho de que el informe avala la pr¨¢ctica totalidad de la pol¨ªtica econ¨®mica llevada a cabo por la Administraci¨®n en el ejercicio pasado y lo que quiere poner en marcha ahora. El pacto de la competitividad, negado recientemente por los sindicatos mayoritarios, es definido por el FMI como el instrumento b¨¢sico para poder llegar a 1992 en buenas condiciones.
Pero la buena nota de este a?o se extiende a cuestiones que, te¨®ricamente al menos, vulneran los principios de liberalizaci¨®n sobre los que se asientan los informes del FMI.
La restricci¨®n crediticia impuesta por las autoridades espa?olas, por ejemplo, para frenar la demanda interna no es criticada por los expertos del Fondo, que se limitan a se?alar su satisfacci¨®n por el anuncio de que no se prolongar¨¢n m¨¢s all¨¢ de finales de este a?o.
En l¨ªnea con la ortodoxia que el FMI deja traslucir en sus textos, el informe destaca favorablemente la nueva regulaci¨®n que limita estrictamente el gasto p¨²blico a la cifra aprobada por las Cortes, ya que ello significar¨¢ reducir las desviaciones de a?os anteriores entre lo previsto inicialmente y lo que resulta al final, y la limitaci¨®n al endeudamiento del Tesoro con el Banco de Espa?a.
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