Cornada grave del banderillero Triana
Torrestrella / Romero, Joselito, LitriToros de Torrestrella, bien presentados, bonitos de capa, inv¨¢lidos y descastados, excepto el 1?, correoso. Curro Romero: media estocada baja, rueda de peones y 10 descabellos (bronca); media estocada ca¨ªda (bronca). Joselito: pinchazo y estocada baja (ovaci¨®n y salida a los medios); estocada; la presidencia le perdon¨® un aviso (ovaci¨®n y salida a los medios). Litri: bajonazo descarado y rueda de peones (palmas); estocada (ovaci¨®n). El banderillero Manuel Triana sufri¨® una cornada grave, que afecta a la femoral. Plaza de la Maestranza, 27 de abril. 13? corrida de feria. Lleno.
El primer toro hiri¨® de gravedad al banderillero Manolo Triana cuando le prend¨ªa un par de banderillas. Ocurri¨® en los medios. El encuentro fue a toma y daca: Triana clav¨® el par, el toro le hundi¨® el pit¨®n en un muslo y, como si se tratara de un garfio, por ah¨ª suspendi¨® al torero, que volte¨® sobre el asta y cay¨® de cabeza. En aquel mismo instante sali¨® violentamente de la herida un chorro de sangre y hubo la sensaci¨®n en la plaza -luego confirmada- de que la cogida hab¨ªa afectado a la femoral. Se incorpor¨® r¨¢pidamente Manolo Triana, agarr¨¢ndose la pierna herida, y corri¨® hacia el burladero dejando en la arena un reguero de sangre. Luego las asistencias y algunos de sus compa?eros le trasladaron a la enfermer¨ªa.
Qued¨® el toro vivito y coleando -es decir, avisado-, a disposici¨®n de Curro Romero. Para qu¨¦ quer¨ªa m¨¢s, Curro Romero, despu¨¦s de haber visto el desaguisado, y con el toro vivito, coleando y avisado. Es decir, que lo pasaport¨®, a su pu?alero estilo. Ese toro, que se podr¨ªa calificar con propiedad de torazo, fue el ¨²nico con trazas de toro verdadero entre los seis que saltaron a la arena, pues los cinco restantes estaban inv¨¢lidos y algunos, como los dos ¨²ltimos, se iban a morir despu¨¦s del tercio de varas. De qu¨¦ se iban a morir es un misterio que revelar¨¢ la ciencia.
Nadie entiende -se except¨²an. sabios, quiz¨¢ taurinos tambi¨¦n- c¨®mo es posible que toros tan serios y bien armados, tan lustrosos, tan boniltos de capa, criados tan a mirno en los ricos pastizales de Medina Sidonia donde parece que siempre es primavera, sean incapaces de soportar un tercio de la lidia, sin ponerse a morir.
Es decir, que no eran toros, por mucho que vistieran capas lustrosas propias de la especie; seguramente eran borregos y en un momento dado, hasta pod¨ªan ser gallinas. Entonces, si quienes torean toros son toreros, los que torean borregos ser¨¢n borregueros. Las cosas, en su punto. Y puestas en su punto las cosas, es preciso reconocer que Joselito y Litri borreguearon de lo lindo. En cambio Curro no borregue¨® absolutamente nada: aparte de que tuvo un toro (adem¨¢s, vivito, coleando y avisado, recu¨¦rdese), hab¨ªa tomado la determinaci¨®n de no dar ni un pase en toda la tarde. A Curro eso de torear se lo impide su religi¨®n.
Joselito y Litri, por el contrario, estaban dispuestos a torear, o borreguear, o lo que fuera menester, para complacer a la afici¨®n de la Maestranza. S¨®lo que la afici¨®n de la Maestranza no pod¨ªa sentirse complacida, porque hab¨ªa acudido a la plaza para ver una corrida de toros; algo bien diferente de lo que sucedi¨® all¨ª.
Hubo, precisamente en el toro que era toro, un excelente quite de Joselito: ver¨®nicas fin¨ªsimas, rematadas con media suave apuritando a belmontina. El resto pas¨® pr¨¢cticameninte inadvertido, pues nada ten¨ªa que ver con el arte de torear. Joselito y Litri porfiaban pases, in¨²tilmente ya que el g¨¦nero no embest¨ªa. Lo m¨¢s probable es que no supiera hacerlo.
Algunos sesudos aficionados que tienen en casa el Coss¨ªo y por tanto son expertos en tauromaquia, les aconsejaban desde el tendido la t¨¦cnica a seguir: "?No le ahogues! ?Dale distancia! ?Arr¨ªmate! ?S¨¢calo a los medios! ?Ll¨¦valo al tercio!". Pero ellos, ni caso: iban a lo suyo, y dec¨ªan "?je, toro!", lo cual era un inmenso error: el g¨¦nero no se daba por aludido con eso de jetoro. Si al menos le hubieran dicho pitas, pitas, pitas...
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