Pareja y Finito
Abundar en que la fiesta necesita pasi¨®n seguramente es un t¨®pico. Y tambi¨¦n lo es que cuando la pasi¨®n no est¨¢ presente ocupa su lugar la rutina y el aburrimiento. No ha estado sobrada de pasi¨®n la feria de Sevilla. Antes bien, han sido escasos los momentos en los que aficionados de distintas concepciones est¨¦ticas han polemizado con ardor sobre ¨¦ste o aqu¨¦l momento de la feria.La excepci¨®n a esa calma la constituy¨® la novillada del s¨¢bado. Las interesant¨ªsimas actuaciones de Finito de C¨®rdoba y Pareja Obreg¨®n, despertaron encendidas pasiones. La comparaci¨®n de las actuaciones yla diferencia de criterios sobre la pureza de sus respectivas concepciones del toreo, constituyen motivo de encendidas pol¨¦micas, que s¨®lo el tiempo aquietar¨¢ y aclarar¨¢. Incluso algunos osados, que no acudieron a la plaza, y que en el duermevela presenciaron la novillada por televisi¨®n, tercian en la pol¨¦mica.La televisi¨®n, que desde el punto de vista did¨¢ctico puede hacer un gran bien a la fiesta, desde la ¨®ptica del torero se convierte en su enemigo, incluidos los que triunfan ante las c¨¢maras. La frialdad del espectador que observa el espect¨¢culo sentado en su butaca, el an¨¢lisis que la cercan¨ªa de la imagen permite hacer de cadatrance de la lidia, pone en evidencia al m¨¢s ortodoxo, avezado y artista de los diestros. Pero la digresi¨®n televisiva no debe apartarnos del centro de la pol¨¦mica: Pareja y Finito. De aqu¨¦l opinan algunos que su toreo es pura fachada, todo oropel y pinturer¨ªa. Por contra, otros no menos competentes, sostienen que no hay artificio en su quehacer. Todo es oro de ley, verdad y entrega. Al novillero cordob¨¦s, los cordobeses no le ven m¨¢s que excelsas virtudes. Sin embargo, algunos sevillanos sostienen que en la realizaci¨®n de su toreo atiende, a veces, a tomarse ventajas. La mayor¨ªa, sin embargo, estima que atesora un toreo cl¨¢sico, pur¨ªsimo, de libro. La pol¨¦mica est¨¢ servida, que es lo que la fiesta necesita.
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