La eterna canci¨®n

Cuando Johnny Clegg lleg¨® a Madrid por primera vez era un desconocido con una tarjeta de presentaci¨®n: el zul¨² blanco. Poca gente en su primera actuaci¨®n, realizada en un recinto de capacidad reducida, y humildad en su espect¨¢culo. Fue hace dos a?os. Hoy las cosas han cambiado mucho para el brit¨¢nico que recoge en sus canciones algunos aspectos de la m¨²sica surafricana y los envuelve con un tratamiento pop para ampliar mercados. Y, por lo visto en su ¨²ltimo recital en Madrid, lo ha conseguido.M¨¢s de 5.000 personas acudieron a escuchar a un Johnny Clegg que con su tercer disco junto al grupo Savuka -Cruel, crazy, beautiful world (Cruel, loco, maravilloso mundo)- se ha convertido en una estrella del pop. Respecto a sus dos anteriores y minoritarios recitales en Madrid, el brit¨¢nico ha sorprendido ante todo por la espectacularidad de sus nuevos planteamientos. M¨¢s luces, m¨¢s volumen de sonido, m¨¢s m¨²sicos y m¨¢s bailarines. El resultado es una rebaja en la intimidad, energ¨ªa, pureza y esp¨ªritu de grupo. Todo tiene un precio y Johnny Clegg parece dispuesto a pagar con gusto.

El barniz surafricano de su m¨²sica, centrado en los coros y las guitarras, resulta cada vez m¨¢s alejado por una est¨¦tica que prima el macroespect¨¢culo sobre la esencia y la austeridad. El papel del grupo Savuka queda oscurecido ante un Johnny Clegg convertido en el centro del recital y en protagonista estelar.

Esta nueva situaci¨®n tiene la ventaja de suavizar el t¨®pico africanista que acompa?a al m¨²sico. Johnny Clegg ha sido capaz de fundir influencias, utilizar lo africano y convertirlo en un fen¨®meno mayoritario, manteniendo una filosof¨ªa ositiva, solidaria y reivindicativa. En esta situaci¨®n hay que encuadrar su trabajo y no dentro de la m¨²sica africana en sentido estricto, que tiene unas caracter¨ªsticas musicales diferentes.

Como artista pop, Clegg demostr¨® en Madrid un excelente nivel en un concierto planificado al mil¨ªmetro y pensado para audiencias masivas. El p¨²blico reaccion¨® con pasi¨®n y acab¨® rendido ante el buen hacer de un m¨²sico lanzado imparablemente hacia la popularidad, aunque en el camino haya perdido buena parte de la frescura y espontaneidad de sus comienzos. Como dijo el poeta, la eterna canci¨®n.