Robadas las cenizas de Omar Torrijos
Tarde y noche de susto las del Primero de Mayo en Panam¨¢. Primero, un sospechoso movimiento de civiles armados en los alrededores del palacio presidencial que suscit¨® numerosos rumores de golpe, que no se confirmaron. Segundo, el robo de las cenizas de Omar Torrijos, el l¨ªder nacionalista que firm¨® en 1977, con el presidente norteamericano Jimmy Carter, los tratados que prev¨¦n que el canal que une el Atl¨¢ntico con el Pac¨ªfico pase a manos paname?as en el a?o 2000. El sobresalto se produjo mientras el presidente, Guillermo Endara, se encontraba de viaje oficial por Estados Unidos.
As¨ª contaba a EL PA?S lo sucedido Mois¨¦s Torrijos, de 74 a?os, hermano de Omar y embajador en Espa?a de 1970 a 1980: "Eran cerca de las seis de la tarde [una de la madrugada del mi¨¦rcoles en Espa?a] cuando unas se?oras que rezaban el rosario en la cripta del santuario nacional vieron entrar en la misma a dos individuos con bermudas. Las se?ora se fueron y estos individuos tambi¨¦n. Poco despu¨¦s, los guardianes del templo descubr¨ªan que la urna con las cenizas de mi hermano hab¨ªa desaparecido y que en la caja de m¨¢rmol en la que se encontraban hab¨ªa unos papele de peri¨®dicos quemados".Mois¨¦s Torrijos, que asegura estar enfermo del coraz¨®n, se?ala que siente "estupor y preocupaci¨®n", y apunta a dos posibles autores del robo: un fan¨¢tico fetichista o alguien que persigue fines pol¨ªticos por el momento incomprensibles. El precedente m¨¢s conocido es el robo en Colombia de la espada del libertador Sim¨®n Bol¨ªvar por parte del entonces grupo guerrillero, hoy partido pol¨ªtico, Movimiento Diecinueve de Abril (M-19).
"Gringos asesinos"
La noticia habr¨ªa alterado sin duda los ¨¢nimos de los miles de personas, no muchas, que por la ma?ana se hab¨ªan manifestado contra el actual "Gobierno traidor" y la presencia en el pa¨ªs de los "gringos asesinos". EE UU invadi¨® Panam¨¢ el 20 de diciembre pasado y mantiene todav¨ªa un importante contingente militar.Torrijos dej¨® de ser hace ya mucho tiempo una bandera a la que se apuntaban amplios sectores de la poblaci¨®n cuando quer¨ªan reivindicar la independencia efectiva del poderoso pa¨ªs del Norte, que no ha dejado de ejercer su influencia desde que Panam¨¢ se separ¨® de Colombia, en 1903, y cedi¨® una amplia parcela de su soberan¨ªa a Washington que construy¨® el canal y logr¨® abrirlo al tr¨¢fico mar¨ªtimo en 1914.
A la muerte del general, en 1981, en un supuesto accidente a¨¦reo que nunca se aclar¨® por completo -su hermano tiene muy claro que "se trat¨® de un atentado, un holocausto"-, sus sucesores fueron incapaces de conservar su herencia. Con Manuel Antonio Noriega la situaci¨®n se hizo insostenible. La negativa a reconocer el resultado de las elecciones de mayo de 1989 inici¨® un torbellino cuyo ¨²ltimo acto fue la invasi¨®n militar estadounidense y la captura del dictador, que ahora espera en una c¨¢rcel norteamericana un juicio por narcotr¨¢fico.
Los torrijistas se agrupan sin demasiada convicci¨®n en el Partido Revolucionario Democr¨¢tico, cuya presencia en el Parlamento es casi simb¨®lica: siete diputados, de un total de 67. Pero en estos tiempos de p¨¦rdida de conciencia nacional, cuando los soldados enviados por el Tio Sam son considerados como libertadores, y no como invasores, por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, la profanaci¨®n puede caldear los ¨¢nimos peligrosamente.
Panam¨¢ caminaba hacia la medianoche y hab¨ªa salido ya el sol en Espa?a cuando el ministro de la Presidencia, Miguel Batista, efectuaba declaraciones por radio para desmentir los rumores de golpe de Estado. No fue capaz, sin embargo, de explicar los extra?os movimientos de gentes armadas, al parecer civiles, que se hab¨ªan producido horas antes en los alrededores del palacio presidencial, as¨ª como tampoco la prohibici¨®n a vecinos y periodistas de acercarse a la zona durante varias horas. "En la capital, y en provincias, est¨¢ todo en orden", asegur¨®.
Tuvo que ser el ministro de Gobierno y Justicia, Ricardo Arias, quien m¨¢s tarde diera una explicaci¨®n m¨¢s veros¨ªmil: ante las noticias, que resultaron ser infundadas, de que se hab¨ªa producido una fuga de presos de la c¨¢rcel Renacer, donde est¨¢n recluidos militares del r¨¦gimen de Noriega, funcionarios de segunda fila pusieron en alerta a la guardia presidencial.
Un golpe parece descabellado en las actuales circunstancias, cuando George Bush acaba de recibir a Endara en la Casa Blanca y le ha comparado con George Washington. El rid¨ªculo para la Administraci¨®n norteamericana ser¨ªa de los que hacen ¨¦poca, y con toda probabilidad sus tropas en Panam¨¢, m¨¢s de 13.000 a¨²n, no se estar¨ªan con los brazos cruzados y los gatillos en reposo.
Lo que, no obstante, convirti¨® la noticia en veros¨ªmil fue la oleada de acusaciones contra mandos de la Nueva Fuerza P¨²blica -construida a partir de las cenizas de las Fuerzas de Defensa de Noriega- que se ha producido en las ¨²ltimas semanas desde algunos sectores del aparato judicial. El acuso alcanza al propio jefe de la Polic¨ªa T¨¦cnica Judicial, Leslie Loaiza, al que el fiscal Rodrigo Miranda ha implicado en el asesinato de un ni?o de tres a?os, nieto del ex jefe del Estado Mayor de Noriega Marcos Justine, actualmente en prisi¨®n. Loaiza lo ha negado rotundamente y, como la mejor de las pruebas posibles, ha detenido a los supuestos autores materiales e intelectuales del horrendo crimen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.