Triunfador, Florito

La ovaci¨®n de la tarde se la gan¨® Florito Fern¨¢ndez, que es el mayoral y cabestrero de la plaza. Pero no un mayoral y cabestrero cualquiera, sino el mejor, s¨¦palo todo el mundo tambi¨¦n. El propio programa oficial le trata de don y a¨²n se queda corto pues tiene tratamiento de us¨ªa.Don Florito no se lleva los toros a los corrales en brazos, aunque poco le falta. Primero va por lo reglamentario, que es hombre de orden. 0 sea, que saca su parada de cabestros y, como la tiene muy bien amaestrada, hace que, al olor del palo, unos se pongan delante, otros de zaga y, a la voz de mando, el de punta abre la marcha llev¨¢ndose parada y toro detr¨¢s. Pero cuando ni con esas se quiere ir el toro, le llama desde barreras, le azuza, se despoja de la chaquetilla y, a punta de manga, lo mete en los chiqueros. Y as¨ª hizo ayer, por lo que el p¨²blico rompi¨® a aplaudir puesto en pie y no par¨® hasta que don Florito se hizo presente y salud¨® gorrilla en mano.

Otros toros inv¨¢lidos debieron ser devueltos al corral, y por culpa del presidente, que se empe?¨® en mantenerlos en el ruedo, se qued¨® la afici¨®n sin lidia y sin nuevas proezas de don Florito. En el sobrero, cuya invalidez era absoluta, Ni?o de la Taurina estuvo breve. Al sexto, tambi¨¦n inv¨¢lido, le veronique¨® relajado, le banderille¨® seguro, y le mulete¨® valiente. Ni?o de la Taurina di¨® una emocionante pedresina y sac¨® pases que parec¨ªan imposibles, dada la embestida pr¨¢cticamente nula del toro. Los naturales, exponiendo y obligando, poseyeron especial enjundia. Pudo ser un triunfo, pero atraves¨® al toro con la espada y el premio se qued¨® en ovaci¨®n.

Multitud de derechazos llevaba dados Rafi Camino al quinto hasta que se acopl¨® a la nobleza del toro e instrument¨® algunos redondos, ayudados y pases de la firma con arte y hondura. Cuando, ya a las tantas, se ech¨® la muleta a la izquierda, el toro buscaba tablas y se le escapaba de los muletazos. Empez¨® la faena en terrenos del 10 y la concluy¨® en el siete, tras dar la vuelta al ruedo, lo que no es, precisamente, una prueba de dominio.

El segundo toro, N¨²?ez manso peligroso, parec¨ªa toreado. Se defend¨ªa por delante derrotando, por detr¨¢s pegando coces y Camino lo hubo de machetear entre sobresaltos. El primero -otro N¨²?ez- pose¨ªa una bronca fiereza que desbordaba el macheteo de V¨ªctor Mendes. Al cuarto casta?o de preciosa estampa, poderoso y bravo, Mendes lo mulete¨® muy decidido por derechazos y naturales. Pero a¨²n estuvo m¨¢s brillante en banderillas, pues hizo la suerte desde la autenticidad; es decir, asom¨¢ndose al balc¨®n, que es lo que emociona, gusta y divierte. El arte banderillero de Mendes provoc¨® ovaciones de gala, por supuesto, si bien no tanto como la magia cabestrera de don Florito. Ni?o de la Taurina brind¨® un toro a don Florito y V¨ªctor Mendes otro a los areneros, que no manejan cabestros pero han de limpiar las plastas tama?o chapelas que dejan e sus correr¨ªas por el redondel, y eso tambi¨¦n tiene su importancia.