Los errores arbitrales encrespan el Mundial

Los ¨¢rbitros est¨¢n en el ojo del hurac¨¢n del Mundial. Las cr¨ªticas contra sus actuaciones se suceden desde todos los flancos -t¨¦cnicos, jugadores, periodistas- y cada vez son m¨¢s airadas. La FIFA aguanta como puede el aluvi¨®n de protestas, en un ejercicio de conservadurismo y poca ductilidad. Colegiados como el sueco Fredriksson, el uruguayo Cardellino, el espa?ol Soriano Aladr¨¦n y el chileno Silva Arce han cometido errores decisivos. Sus actuaciones han puesto de manifiesto la distancia cada vez mayor entre el camino emprendido por el f¨²tbol profesional y el inmovilismo del gremio arbitral.

Partido Rumania-URSS: el juez Cardellino decreta penalti en una mano del sovi¨¦tico Kustnetzov fuera de su ¨¢rea. El ¨¢rbitro espa?ol Soriano Aladr¨¦n, juez de l¨ªnea en aquel partido, apoya la decisi¨®n del ¨¢rbitro principal.Partido Holanda-Egipto: Soriano Aladr¨¦n se?ala penalti en un agarr¨®n del holand¨¦s Koeman a un egipcio, que se escapaba hacia la porter¨ªa de Van Breukelen. La falta se comete fuera del ¨¢rea. Sioriano est¨¢ obligado a expulsar a Koeman, seg¨²n la orden dictada por la FIFA el pasado 3 de junio. "Cuando un jugador tiene el camino abierto hacia la porter¨ªa adversaria con la posibilidad evidente de marcar y se le impide su progresi¨®n por agarr¨®n, o derribo, el ¨¢rbitro deber¨¢ expulsar al futbolista que ha cometido esta falta". Soriano se equivoc¨® en sus dos decisiones: pit¨® penalti y no expuls¨® a Koeman.

Partido Argentina-URSS: el sueco Fredriksson omite sancionar un penalti por mano de Maradona en su ¨¢rea. El ¨¢rbitro est¨¢ a tres metros del jugador.

Partido Camer¨²n-Rumania: Milla derriba al defensa rumano Andone, cuando ¨¦ste se dispon¨ªa a despejar un bal¨®n a¨¦reo. Milla se llev¨® la pelota y marc¨® el primer gol de Camer¨²n. En el mismo encuentro, el ¨¢rbitro chileno Silva Arce permite el gol rumano, conseguido por Balint en fuera de juego. Estas decisiones se han tomado por los presuntos mejores ¨¢rbitros del mundo.

Argumentos de la FIFA

La respuesta de la FIFA se ha movido entre la t¨¢ctica del avestruz, la negativa a aceptar sus errores y los de los ¨¢rbitros y el traspaso de responsabilidades a otros organismos. Un ejemplo de la posici¨®n de la FIFA la ha dado el general sirio Faruk Bouzo, comisario en el encuentro Argentina-URSS. Su informe sobre la actuaci¨®n de Fredrikkson fue positiva. Del penalti de Maradona dice que el ¨¢rbitro sueco ten¨ªa obstaculizada la visi¨®n. Las im¨¢genes de televisi¨®n demuestran que entre Maradona y Friedrikkson hab¨ªa tres metros de distancia y ning¨²n jugador por medio.

La FIFA resuelve estos casos con castigos supuestamente ejemplares, pero permanece firme en sus ideas conservadoras. Fredriksson, que era un candidato a dirigir la final y ahora podr¨ªa quedar apartado incluso de los cuartos de final, y Soriano Aladr¨¦n se despedir¨¢n de la Copa del Mundo y cerrar¨¢n su carrera internacional entrados los dos en los 40.

Sin embargo, la postura, llena de pol¨ªtica y cinismo de la FIFA se advierte en las declaraciones de su secretario general, el suizo Joseph Blatter: "No pude ver el partido de N¨¢poles. Estaba en una recepci¨®n en la Embajada estadounidense". Con respecto a los problemas arbitrales en este Mundial, Blatter apela a una simple cuesti¨®n num¨¦rica: "Tenemos ¨¢rbitros en abundancia. Tras la primera fase, la mitad volver¨¢n a casa". Y en su labor de defensa escoba de la FIFA, el secretario suizo apunta: "La FIFA no tiene ¨¢rbitros. Son las federaciones las que designan sus colegiados y despu¨¦s, en el caso de Europa, es la UEFA la encargada de seleccionar a los colegiados para el Mundial".

En su descargo, los ¨¢rbitros alegan sentirse sometidos a una gran presi¨®n por la nueva normativa del Mundial en curso.

Mientras tanto, la opini¨®n un¨¢nime es que todo cambia menos la posici¨®n estrat¨¦gica de los ¨¢rbitros Todav¨ªa hoy, los colegiados son aficionados, casi todos mayores de 40 a?os. Desde todas las esquinas se piden medidas que ayuden a mejorar el trabajo de los ¨¢rbitros, desde el aumento de colegiados en la cancha a la implantaci¨®n de dispositivos electr¨®nicos en los campos. Pero estas medidas externas son acogidas con pavor por la FIFA, que no quiere perder su control sobre el juego del f¨²tbol.