Mano de hierro
El Gobierno de Nueva Delhi, acosado por los movimientos separatistas de sijs, gurjas o tamiles, decidi¨® en enero pasado frenar con mano de hierro las exigencias cachemiras de que cumpla sus compromisos internacionales y permita la celebraci¨®n del plebiscito, ordenado por las Naciones Unidas en 1949, para que la poblaci¨®n determine su futuro pol¨ªtico. El nombramiento de Jagmohan como gobernador de Jammu y Cachemira y sus "m¨¦todos brutales" para acallar a la poblaci¨®n han inflamado las llamas de una revuelta imposible de apagar."Nosotros no tenemos por qu¨¦ ser rehenes de la incompetencia del Gobierno indio para hacer frente a sus problemas ¨¦tnicos", afirma el doctor Hasan. "Cuando Nueva Dehli ayud¨® al este de Pakist¨¢n a independizarse de Islamabad y convertirse en Bangladesh (1971) deber¨ªan haber pensado que alg¨²n d¨ªa se les devolver¨ªa la moneda", a?ade. La rebeli¨®n de Cachemira ha puesto en alerta roja a los Ej¨¦rcitos de India y Pakist¨¢n, pa¨ªses que se han enfrentado tres veces desde 1947, desde que ambos pa¨ªses se independizaran sin de terminar en qu¨¦ Estado se integrar¨ªa Jaminu y Cachemira. En los ¨²ltimos d¨ªas, V. P. Sing y Benazir Bhutto, jefes de los Gobiernos de Nueva Dehli e Islamabad, respectivamente, han tratado de impedir una guerra que a ninguno beneficiar¨ªa
En estos 43 a?os, las inversiones del Gobierno central en el valle de Cachemira s¨®lo han levantado una f¨¢brica de tel¨¦fonos que emplea unas 400 personas y otra de relojes en la que trabajan 1.000 obreros. La mayor¨ªa de los puestos de la Administraci¨®n y la banca central en la zona est¨¢n copados por indios de otras regiones. "Nos han tratado como parias y hemos dicho ?basta!", dice el abogado Ahmed Faruqi. Cuando, a principios de esta semana, el ministro del Interior indio, Mufti Mohammad Sayeed -el primer musulm¨¢n cachemiro que ocupa una cartera en la Administraci¨®n central-, quiso reunirse con los funcionarios locales de Srinagar se encontr¨® solo. Nadie acudi¨® a la convocatoria.
"Mientras las tropas permanezcan en la ciudad no tenemos nada que hablar con Nueva Delhi", se?ala un funcionario.
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