Gritos de "queremos justicia" en el multitudinario entierro de las v¨ªctimas de Pisagua
Una multitud de miles de personas, en la mayor manifestaci¨®n que ha conocido Iquique, acompa?¨® el s¨¢bado el funeral colectivo de 14 de los 20 prisioneros ejecutados bajo la dictadura militar chilena en 1973 y 1974 y enterrados en una fosa com¨²n en Pisagua. Acompa?ado por los gritos de "justicia, queremos justicia", el cortejo f¨²nebre tard¨® casi dos horas en recorrer el camino de la catedral al cementerio.
Desde los balcones y aceras los iquique?os arrojaron flores y aplaudieron el paso de los ata¨²des sobre los cuales hab¨ªa sido colocada una fotograf¨ªa de la v¨ªctima y, en el caso de que fuese militante pol¨ªtico, la bandera del partido a que pertenec¨ªa. Cuando el cortejo -encabezado por el ministro del Interior, Enrique Krauss- pas¨® frente a la casa de Humberto Lizardi, una de las v¨ªctimas, la multitud permaneci¨® en silencio. Desde el balc¨®n, el padre de Lizardi aplaudi¨® el ata¨²d que llevaba el cuerpo de su hijo antes de romper a llorar.Cuatro ata¨²des sin emblemas partidarios transportaron los restos de personas supuestamente vinculadas al tr¨¢fico de coca¨ªna, ejecutadas por los militares en 1973 y cuyos cuerpos fueron negados durante casi 17 a?os a sus parientes. Fueron tambi¨¦n exhumados en una fosa cercana a donde estuvo el campo de prisioneros de Pisagua. Iquique llor¨® por les muertos de la dictadura sin hacer distinci¨®n, con las campanas de las iglesias al vuelo y el sonido de sirenas y bocinas.
El ministro Krauss reivindic¨® en su discurso, pronunciado en el cementerio, la memoria de los ejecutados, "v¨ªctimas de la injusticia y de una irresponsable oleada fratricida". Se?al¨® el ministro del Interior que las responsabilidades por los cr¨ªmenes son individuales: "Un soldado que ordena matar sin raz¨®n no hace a un Ej¨¦rcito asesino". Las responsabilidades no pueden esconderse detr¨¢s de las instituciones "porque eso ser¨ªa contrario a las bases de la civilizaci¨®n occidental y desleal con la historia de la patria", a?adi¨®.
En el cementerio, ya en la noche del s¨¢bado, hora local (madrugada del domingo en Espa?a) la multitud gritaba "el culpable es Pinochet". Krauss hizo un llamamiento para afrontar la crisis moral que significa el cobarde anonimato de las fosas secretas, con "toda la verdad", y a no empa?ar la libertad con actos de venganza. "S¨®lo manteniendo viva la memoria de los cr¨ªmenes es posible contribuir a evitar que se repitan sus errores", se?al¨®.
A las exequias asistieron otros cuatro ministros, decenas de parlamentarios y todo el pueblo de Iquique. La viuda del presidente Salvador Allende, Hortensia Bussi, que asisti¨® al funeral, record¨® que los prisioneros de Pisagua se entregaron voluntariamente y desarmados a los militares tras el golpe de Estado de 1973: "Con ellos se ha cometido un crimen, un genocidio".
Por otra parte, en declaraciones realizadas en Santiago de Chile, el jefe de la Fuerza A¨¦rea, general Fernando Matthei, dijo que su instituci¨®n "no tiene nada que ver" con los hechos de Pisagua. Matthei reconoci¨® en cambio la participaci¨®n de la Fuerza A¨¦rea en consejos de guerra, otros fusilamientos y en casos de detenidos desaparecidos. Se?al¨® que desde 1.978, cuando ¨¦l pas¨® a dirigir este cuerpo militar, puso especial cuidado en "no estar metidos ni realizar ning¨²n tipo de operaciones que no fueran legales y a la vista".
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