Bernard Pivot: "Ya no hay autores malditos"
El director de 'Apostrophes' liquida el viernes el programa, cansado de leer 10 horas diarias
Bernard Pivot, al que una vez L'Express llam¨® "el amigo p¨²blico n¨²mero uno", se corta la coleta el pr¨®ximo viernes. No la coleta de periodista -la pr¨®xima temporada reaparecer¨¢ en las peque?as pantallas de Francia con un programa del que lo ¨²nico que adelanta es que ser¨¢ cualquier cosa menos literario-, sino la de director de Apostrophes. Tras 15 a?os de vida, el programa de televisi¨®n consagrado a las letras m¨¢s popular del planeta se retira por la puerta grande. Los escritores, editores y libreros de Francia lloran el, acontecimiento, mientras ¨¦l afirma, en una de sus frases brillantes: "Ya no hay autores malditos. Para la literatura actual, son como las vedettes del cine mudo".
Durante tres lustros, Pivot consigui¨® que los viernes por la noche entre tres y seis millones de telespectadores pasaran del cine, las variedades o los concursos para ver en Antenne 2 una tertulia literaria en directo. S¨®lo ¨¦l pod¨ªa hacerlo, porque est¨¢ hecho con la misma pasta que el actor cinematogr¨¢fico Philippe Noiret; es decir, es ese tipo al que todo el mundo invitar¨ªa a cenar a casa: el hermano mayor sabio y jovial.La idea de Apostrophes consist¨ªa en que cuatro o cinco autores abordaran un tema ¨²nico del que todos hubieran escrito recientemente: la inteligencia de los beb¨¦s, el amor sadomasoquista, Napole¨®n y las mujeres, el dinero, la revoluci¨®n iran¨ª, el adulterio o Marilyn Monroe. Antes de encontrarse en el programa, todos los invitados deb¨ªan haber le¨ªdo los textos de sus contertulios. Por su parte, Pivot, el anfitri¨®n, conoc¨ªa hasta las notas a pie de p¨¢gina de los libros presentados.
Pivot era la gracia del programa. Con humor y malicia imped¨ªa que los escritores se fueran por los cerros de ?beda de la pedanter¨ªa o la erudici¨®n. En las librer¨ªas, las ventas se disparaban los s¨¢bados.
A sus 55 a?os de edad, este eterno adolescente y el mech¨®n rebelde de su cabello tienen ganas de hacer otra cosa. "Tras 15 a?os de leer 10 horas diarias", dice Pivot a EL PA?S, "estoy un poco saturado de lecturas; en particular de novelas. Y como estoy cansado, me parece que lo m¨¢s honesto con los espectadores es terminar con el programa".
Pregunta. Durante mucho tiempo se ha dicho que la televisi¨®n es el peor enemigo de la lectura. ?Cree que Apostrophes ha probado lo contrario?
Respuesta. La televisi¨®n es el peor enemigo de la lectura y puede ser uno de sus principales amigos. Es evidente que al obligar a los ciudadanos a quedarse petrificados delante de la peque?a pantalla en su tiempo libre, la televisi¨®n reduce el n¨²mero de lectores, causa un serio da?o al libro. Pero tambi¨¦n ocurre que emisiones como Apostrophes devuelven a los espectadores o incluso les crean el gusto, la curiosidad por la lectura y los escritores.
P. Times de Londres ha calificado su programa de "instituci¨®n literaria internacional". ?Es ¨¦ste el mejor piropo que se le ha hecho a Apostrophes?
R. El mejor piropo es cuando me dicen que los escritores ven¨ªan confiados al programa porque sab¨ªan que yo hab¨ªa le¨ªdo sus libros. Me basta con que se reconozca el tiempo y el trabajo que he consagrado a los libros a lo largo de 15 a?os.
Literatura francesa
P. En The European se ha presentado a la actual literatura francesa como un erial. ?Cree usted que Francia sigue siendo una gran naci¨®n literaria?R. Es obvio que Par¨ªs ya no es la capital de la literatura mundial, como todav¨ªa lo fue entre las dos guerras. Pero presentar Par¨ªs como un desierto literario es un error rid¨ªculo. En Par¨ªs se publican cosas muy interesantes, no s¨®lo en el terreno de la novela, sino tambi¨¦n en el de la historia y las ciencias sociales y humanas. Y aunque no sea el ombligo del mundo, que ahora no lo es ning¨²n otro lugar, incluido Nueva York, Par¨ªs sigue siendo un importante punto de cita de escritores y de toda una cierta vida del esp¨ªritu. En muchos otros aspectos culturales, sigue siendo tambi¨¦n una ciudad muy interesante. Por ejemplo, en arquitectura o en pintura.
P. Hasta el ¨²ltimo momento, usted ha intentado en su programa provocar el debate, atizar el fuego. Pero a medida que los a?os pasaban, los autores invitados a Apostrophes eran cada vez m¨¢s amables. ?No le parece que la literatura comienza a participar del esp¨ªritu de los tiempos, de ese consenso en el que toda diferencia demasiado evidente es mal vista?
R. Es cierto. Hay dos razones que han hecho que los escritores hablaran cada vez con menos franqueza, que no se atrevieran a decirse lo que pensaban los unos de los otros. Una es que, como usted dice, estamos en un periodo de consenso, donde todo el mundo debe ser gentil y guapo Apenas hace 10 a?os, los debates intelectuales eran de verdad virulentos. La otra raz¨®n es que Apostrophes se hab¨ªa convertido en tal escaparate p¨²blico que los autores, por temor a contrariar al p¨²blico, no se atrev¨ªan a decir lo que pensaban.
P. O sea, que incluso los autores malditos intentan ser como todo el mundo...
R. Ya no hay autores malditos. Para la literatura actual, son como las vedettes del cine mudo. Hoy, las editoriales, por temor a perder al escritor genial, publican a todo el mundo.
P. ?Es verdad que Nabokov es el escritor que m¨¢s le ha impresionado personalmente?
R. Es uno de los que m¨¢s me han impresionado, con Solzhenitsin y Marguerite Yourcenar.
P. Se dice que su entrevista con Solzhenitsin en 1982 dio una estocada fatal a las pretensiones intelectuales del marxismo en Francia.
R. Antes de que yo comenzara la emisi¨®n, la hegemon¨ªa marxista en el mundo intelectual franc¨¦s ya estaba en franca decadencia. Lo que ha ocurrido en estos ¨²ltimos tres lustros ha sido la p¨¦rdida definitiva de cualquier influencia marxista. Cuando repaso los sumarios de Apostrophes veo que en los primeros tiempos yo recib¨ªa a muchos autores comunistas. Luego fueron desapareciendo poco a poco, y en los ¨²ltimos tiempos eran tan raros como los autores malditos. Alg¨²n escritor marxista debe de quedar, pero desde luego ninguno de la talla y el talento de Aragon.
Bocuse y Cervantes
P. Si le hago la pregunta t¨®pica de qu¨¦ libro se llevar¨ªa usted a una isla desierta, aparte de responderme que ya no hay islas desiertas, ?qu¨¦ t¨ªtulo me citar¨ªa?R. La cuissine du march¨¦, de Paul Bocuse. Es un libro de recetas de cocina. Y si la isla fuera espa?ola, me llevar¨ªa un libro de cocina espa?ola y Don Quijote.
P. Jorge Sempr¨²n salud¨® una vez la "distancia ir¨®nica" de Bernard Pivot. ?Sigue usted en contacto con ese viejo amigo convertido en ministro de Cultura?
R. Por supuesto. ?l ser¨¢ uno de mis invitados en la ¨²ltima emisi¨®n de Apostrophes.
P. Felipe Gonz¨¢lez fue otro de los pol¨ªticos espa?oles que usted recibi¨®. ?Qu¨¦ le pareci¨®?
R. Como se dice en nuestra jerga, fue un scoop extraordinario. Que el primer ministro en ejercicio de un pa¨ªs extranjero viniera a hablar en franc¨¦s de sus lecturas favoritas, y encima acompa?ado de su esposa, que tambi¨¦n hablaba franc¨¦s y ten¨ªa sus propios gustos, fue todo un acontecimiento pol¨ªtico y cultural en Francia. Imag¨ªnese a Michel Rocard hablando en ingl¨¦s de literatura en la BBC, o a Margaret Thatcher yendo a Madrid a hablar de Cela en espa?ol.
P. Umberto Eco, Vargas Llosa y muchos otros escritores extranjeros se han expresado en franc¨¦s en Apostrophes. ?Sigue siendo el franc¨¦s una gran lengua de comunicaci¨®n intelectual?
R. Lo es para los latinos y los mediterr¨¢neos: espa?oles, italianos, libaneses, magreb¨ªes o latinoamericanos. No en cambio para los anglosajones, que hablan mucho menos franc¨¦s que anta?o.
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