El lanzamiento de penaltis dio el triunfo a Irlanda
El t¨¦cnico Jack Charlton deber¨¢ esperar para practicar la pesca, su deporte favorito. Su Irlanda sigue adelante en el Mundial, despu¨¦s de eliminar ayer, contra pron¨®stico, a Rumania. Hagi, el llamado Maradona rumano, no pudo emular al argentino, y fue incapaz de conducir a su equipo hacia la victoria.Enfrentarse a Irlanda, como ha quedado demostrado en este Mundial, es como atravesar una ci¨¦naga. Quienes intentan la aventura de acercarse a los dominios de Bonner se encuentran en el camino toda suerte de obst¨¢culos y, adem¨¢s, m¨²ltiples mosquistos que dificultan la acci¨®n. Todas estas dificultades las padeci¨® Rumania durante los primeros 45 minutos.
Los rumanos tomaron la iniciativa desde el primer momento. No ten¨ªan en el campo a su estilete, Lacatus, sancionado por acumulaci¨®n de amonestaciones; pero si a Hagi, su gran estrella. Y al nuevo jugador del. Real Madrid buscaron insistentemente sus compa?eros, pero sin excesiva fortuna. Hagi, siempre controlado por dos irlandeses, realiz¨® espor¨¢dicas jugadas, pero fue incapaz de dotar a su equipo de la suficiente profundidad como para hacer da?o a su rival.
Y es que viejo zorro del f¨²tbol que es Charlton, situ¨® tan bien a sus hombres sobre el terreno de juego, que acab¨® aburriendo a los rumanos. Es m¨¢s, Charlton incluso se permiti¨® el lujo de sentar a Aldridge, tras un intercambio de palabras desde la banda y segundos despu¨¦s de que el delantero de la Real Sociedad hubiera sido amonestado con tarjeta por una dura entrada a Hagi. Su sustituto, Cascarino, dio m¨¢s movilidad al ataque irland¨¦s y la prueba m¨¢s evidente fueron las dos acciones m¨¢s claras de peligro, a cargo de Sheedy y Qeen.
El panorama no cambi¨® tras el descanso. Irlanda sigui¨® con su f¨²tbol pr¨¢ctico e incluso acentu¨® sus acciones de presi¨®n. Rumania se vio envuelta en una aut¨¦ntica tela de ara?a y depend¨ªa, m¨¢s que nunca, de la acci¨®n individual de Hagi, que adelant¨® m¨¢s su posici¨®n, convirti¨¦ndose en un delantero. Hagi lo intent¨®, pero en ¨²ltima instancia estaba el meta Bonner para forzar la pr¨®rroga. Y la forz¨®.
Con las fuerzas justas en ambos equipos y, un calor sofocante, se inici¨® un tiempo suplementario de 30 minutos. Un fallo, un despiste por parte de los dos equipos iba a pagarse muy caro.
Nadie quiso arriesgar. Los irlandeses se encerraron en su ¨¢rea y los rumanos atacaron t¨ªmidamente, a la espera de una acci¨®n individual de Hagi. Estaba escrito en alguna parte que tanto Irlanda como Rumania no pod¨ªan hacer gol ayer. As¨ª que, finalmente, la decisi¨®n de los penaltis fue la m¨¢s justa.
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