El toro m¨ªnimo
La Feria de San Ferm¨ªn tambi¨¦n se llama Feria del Toro, desde hace m¨¢s de 20 a?os, porque sale el toro; es decir, el torazo, el toro m¨¢ximo que haya por las dehesas de las distintas zonas ganaderas. Pero tambi¨¦n puede salir el toro m¨ªnimo, y no pasa absolutamente nada. O sea, curiosa feria esa en la que si sale el toro m¨¢ximo o el toro m¨ªnimo, da igual. Dicen que a los navarros lo que les gusta es el toro-torazo m¨¢ximo, y si es verdad, probablemente ayer se fueron de excursi¨®n, porque en la plaza no estaban. Los que estaban en la plaza vieron salir por los chiqueros unos primeros toretes bajo m¨ªnimos que parec¨ªan novillotes, luego la simulaci¨®n descarada de la suerte de varas pues ni los toretes novillotes ni los restantes, m¨¢s creciditos, la resist¨ªan en regla, y les trajo completamente sin cuidado.Los mozos de las pe?as estaban ayer content¨ªsimos; hicieron cuanto saben para que se viera por televisi¨®n; cantaron el vals de Astrain y otras piezas de su escogido repertorio con afinaci¨®n o sin ella, depend¨ªa; corearon con encendido entusiasmo "?Es-par-ta-col,', en cuanto el titular de la causa se hizo presente; bebieron y comieron con fundamento, y todo cuanto aconsejaban el lugar, la circunstancia, la sana alegr¨ªa y el buen vino de la tierra. Eso en sol, territorio propio de los mozos de las pe?as, mientras en sombra a la gente le dio por aplaudir. As¨ª que all¨¢ penas los toros m¨¢ximos y los m¨ªnimos. A algunos tambi¨¦n les dio por gritar. Cada vez que Espartaco se pon¨ªa de rodillas o iniciaba de espaldas un circular o se descaraba cadereando los pitoncejos, se cre¨ªan que era una tentativa de suicidio y pegaban un alarido de terror. "?Pero usted no hab¨ªa venido a divertirse?", le pregunt¨® un se?or a una aterrorizada se?ora. "No, he venido a sufrir como una madre", respondi¨®, porque adem¨¢s de aterrorizada, la se?ora era simp¨¢tica y guapetona.
Fern¨¢ndez / Robles, Espartaco, Camino
Tres toros de Atanasio Fern¨¢ndez y 2?, 3? y 4? de Aguirre Fern¨¢ndez Cobaleda, muy justos de presencia, varios sospechosos de pitones, inv¨¢lidos, d¨®ciles. Julio Robles: pinchazo hondo, rueda de peones y descabello (divisi¨®n); pinchazo, otro saliendo volteado y bajonazo descarado al encuentro (gran ovaci¨®n y salida al tercio). Espartaco: estocada ladeada y rueda insistente de peones (dos orejas); pinchazo y estocada corta ca¨ªda (aplausos y salida al tercio). Rafi Camino: estocada corta trasera ca¨ªda y rueda de peones (dos orejas); tres pinchazos y estocada ca¨ªda (aplausos). Espartaco y Camino salieron a hombros por la puerta grande. Plaza de Pamplona, 11 de julio. Sexta corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
Le daba Espartaco a su primer toro derechazos o naturales fuera de cacho y no entusiasmaban nada, pero cuando se tiraba de rodillas y todo lo dicho sobre espaldinas ciculares o circulinos espaldares, provocaba el delirio. Luego la gente se qued¨® de una pieza cuando pudo comprobar que no s¨®lo Espartaco sabe suicidarse. Ocurri¨® muy poco despu¨¦s y fue Rafl Camino el que perpetr¨® las tentativas de suicidio, con los mismos circulares, rodillazos y un desplante ante la cara del toro, ense?¨¢ndole el chaleco.
Aquello constituy¨® toda una revelaci¨®n, que puso a meditar a muchos mientras com¨ªan a dos carrillos bonito entomatado, magras o lo que hubiera dispuesto el ama de casa. Se medita m¨¢s a gusto con la andorga llena que vac¨ªa, esa es la verdad. Y de la meditaci¨®n sacaban esta soprendente deducci¨®n: Rafi Camino puede hacer los mismos alardes temerarios que Espartaco, en tanto Espartaco no puede hacer igual toreo que Camino por ejemplo o, si puede, lo habr¨¢ de demostrar. Porque Camino, en algunos pasajes de su primera faena, hizo del toreo pura exquisitez.
Aquellas meditaciones y estos corolarios provocaron que la faena de Espartaco al quinto toro, casi tan suicida y fuera-cacho como la otra, apenas despertara inter¨¦s. Camino no pudo lucirse con el sexto, que estaba inv¨¢lido, Tambi¨¦n hab¨ªa sido un inv¨¢lido el primero y Julio Robles le hizo interminable faena. En cambio al cuarto le ejecut¨® buenas tandas sobre ambas manos, de especial categor¨ªa los naturales, y se qued¨® sin cortar oreja porque mat¨® mal. Una l¨¢stima, ya que el balance final de cuatro orejas pudo elevarse a seis y ese es un acontecimiento inusual en Pamplona. Claro, cuando no hay figuritas sacan el toro m¨¢ximo, y as¨ª pasa lo que pasa.
Babelia
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