Asalto al bolsillo y a los sentidos
Las fiestas populares tan promovidas por nuestro Ayuntamiento hace tiempo que se han desmadrado. Bajo el amparo de su patrocinio se cometen verdaderos asaltos sin navaja al ciudadano que va en busca de esparcimiento y regresa a su casa aturdido y con los bolsillos vac¨ªos.Por lo que respecta a esto ¨²ltimo, no comprendo c¨®mo se puede permitir que cobren 200 pesetas por un bote de bebida y hasta
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Asalto a los bolsillos y a los sentidos
Viene de la p¨¢gina anterior800 por un trozo de pan con una fina loncha de jam¨®n, pase de tomate y unas gotas de aceite. ?Acaso es que el Ayuntamiento recibe alguna tajada de estas ganancias?
El segundo asalto va dirigido contra la propia integridad del individuo. No bastante con que Madrid sea la segunda ciudad m¨¢s ruidosa del mundo, insistimos en convertirla a corto plazo en la primera, como si de otra Copa del Mundial se tratara. El nivel de ruido que producen estos puestos y atracciones supera con creces todos los l¨ªmites m¨¢ximos establecidos como da?inos al sistema nervioso por los investigadores m¨¦dicos. (En otros tiempos y circunstancias esto ha sido usado como tortura). No conformes con los chirridos propios de la maquinaria, sus operadores compiten a ver qui¨¦n consigue exprimir m¨¢s volumen de su equipo de amplificaci¨®n (l¨¦ase de ruido), de nuevo sin que las numerosas entidades y leyes que se crean para el supuesto bienestar ciudadano, con nombres tan bonitos como la Patrulla Verde, etc¨¦tera, tomen cartas en el asunto. Porque es que si alg¨²n pa¨ªs se distingue por tener leyes escritas -que luego no se aplican- es el nuestro.
Si la idea consiste en proporcionar esparcimiento asequible al pueblo trabajador que no puede pagar los caros espect¨¢culos privados que ofrece nuestra c¨ªtidad, ir a divertirse a una de estas verbenas populares supone normalmente una considerable mella en el presupuesto mensual de la familia t¨ªpica y otra nueva agresi¨®n a los ya maltrechos nervios del madrile?o medio.-
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