La c¨¢rcel de Alcal¨¢ se convierte en centro piloto de primeras, actividades mixtas
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Hace apenas una semana que varias presas de la c¨¢rcel de Alcal¨¢ han empezado a tener actividades comunes con los presos y ya se han producido los primeros enamoramientos. Aparte de este y algunos otros problemas de car¨¢cter menor, la direcci¨®n de esta c¨¢rcel de j¨®venes est¨¢ satisfecha de esta experiencia, ¨²nica en Espa?a, de centro penitenciario mixto. Ahora, en este lugar, el buen comportamiento no s¨®lo sirve para redimir pena; tambi¨¦n cuenta con el aliciente de ba?arse, junto a los chicos, en la piscina.
A la vuelta del verano se ir¨¢n ampliando las actividades conjuntas. De momento, y desde hace una semana, un grupo de presas, de las 37 que fueron trasladadas aqu¨ª el pasado mes de febrero, tiene hora y media de recreo diario en la piscina con sus compa?eros de c¨¢rcel.La ins¨®lita escena dentro de un recinto carcelario, que tiene lugar todos los d¨ªas desde hace una semana, no ser¨¢ la ¨²nica. Presos y presas se encontrar¨¢n en un cursillo de inform¨¢tica o en la clase de gram¨¢tica.
El primer paso de esta experiencia piloto puesta en marcha por la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias se tom¨® a mediados de febrero pasado. Por aquellas fechas, 35 reclusas j¨®venes, provenientes de otras c¨¢rceles como la de ?vila o la de Yeser¨ªas, fueron trasladadas a la prisi¨®n de j¨®venes de Alcal¨¢ II, una de las mejor acondicionadas de Espa?a.
La experiencia fue acogida con incredulidad por las presas. Los planes consist¨ªan no s¨®lo en convivir con varones, sino en aplicarles un r¨¦gimen carcelario abierto, en el que los reclusos acceden m¨¢s f¨¢cilmente a la educaci¨®n o al aprendizaje de un oficio que estando fuera. "A m¨ª nunca se me hab¨ªa ocurrido leer un libro antes de venir aqu¨ª", dice una reclusa, "aunque, la verdad, prefiero los comics".
Clases de cocina
Esta misma presa asegura olvidrse muchos d¨ªas de que est¨¢ en una c¨¢rcel. Tiene que acudir obligatoriamente al taller de cocina todas las ma?anas y por la noche un celador le cierra con llave la puerta de su chabolo (celda), pero no ve barrotes, los funcionarios son afables y durante el d¨ªa puede estar al aire libre o ver la televisi¨®n en ese chabolo que exhibe con cierto orgullo porque dispone de ducha individual, de retrete, de unas peque?as repisas y unas paredes donde clavetear posters y fotograf¨ªas.Lleva s¨®lo dos meses aqu¨ª y ha conseguido lo que nunca fue capaz de obtener a lo largo de cuatro a?os de reclusi¨®n en la c¨¢rcel de ?vila: 30 preciosos d¨ªas de redenci¨®n. En breve, si su comportamiento sigue siendo favorable, tambi¨¦n podr¨¢ convivir a ratos con los hombres de la c¨¢rcel. Despu¨¦s de tantos a?os a la sombra, este detalle, dice, le acerca m¨¢s a lo que ser¨¢ despu¨¦s su vida en libertad.
"Hay presas que llevan a?os y a?os sin convivir con hombres", explica Mar¨ªa Jos¨¦ Marcos, psic¨®loga de la prisi¨®n. "Sin embargo, el primer d¨ªa que los juntamos en la piscina todo fue bien. La tranquilidad fue total".
El miedo al desmadre ensombrec¨ªa los proyectos de los funcionarios en los primeros momentos. Anunciaron castigos en caso de que se saltasen las tapias que separan los diversos m¨®dulos. Cinco meses despu¨¦s, aseguran que nadie lo ha intentado. Ni siquiera ese recluso que ha tenido la suerte de que su esposa est¨¦ internada tambi¨¦n all¨ª, aunque deambula constantemente por los alrededores del m¨®dulo donde se encuentran las mujeres.
Los reclusos de esta c¨¢rcel de Alcal¨¢ II tienen entre 16 y 25 a?os, y aunque simulan que esto de convivir con el sexo contrario no les altera en absoluto, los funcionarios ya han detectado alg¨²n que otro enamoramiento. Idilios adolescentes a veces, plat¨®nicos a fuerza de cerrojos, como el de esa joven reclusa que a¨²n no ha conseguido acceder a la piscina, pero que anda prendada de un guapo recluso, que a todas luces le corresponde, s¨®lo de verle pasar.
S¨®lo una reclusa que ya ten¨ªa opci¨®n a participar en las actividades mixtas opt¨® por rechazarlas. Est¨¢ casada. Para el resto de los internos, la experiencia es un claro aliciente y, de hecho, una falta acarrea el castigo de volver al r¨¦gimen unisex, como le ha pasado hace poco a una reclusa por fumarse un porro.
Futura ampliaci¨®n
Si la experiencia tiene ¨¦xito, la c¨¢rcel de Alcal¨¢ II ampliar¨¢ el sistema al doble de reclusas -unas 70 en total- La valoraci¨®n que hacen los funcionarios, hasta ahora, es positiva."Al principio, cuando les habl¨¢bamos de nuestro r¨¦gimen de comunidad terap¨¦utica, no nos cre¨ªan. Luego hubo ciertos abusos; una reacci¨®n l¨®gica al ver que nuestro talante era m¨¢s permisivo", explica Mar¨ªa Jos¨¦ Marcos.
"Ahora todo es distinto", explica la pl sc¨®loga. "Las que van llegando ven que es verdad desde el principio, y, a veces, demasiado bien se portan. Algunas son unas cr¨ªas. ?Sabes qu¨¦ es lo que m¨¢s me impresiona en comparaci¨®n con las reclusas de otras c¨¢rceles?", pregunta Marcos. "Estas chicas miran ahora de otra manera. Te miran de frente a la cara".
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