Espa?a y Portugal cuentan desde ayer con una frontera de paso libre
Cerca de 200 turismos cruzaron ayer por el primer Canal Azul, o frontera de libre paso, entre Espa?a y Portugal, poco despu¨¦s de que fuera inaugurado entre las localidades fronterizas de Rosal de la Frontera (Huelva) y Ficalho, en Portugal. Los espa?oles y portugueses que crucen la frontera por este Canal Azul no deber¨¢n detenerse para presentar su documentaci¨®n si no son requeridos para ello. Seg¨²n un portavoz de Aduanas, el tr¨¢nsito rodado de la tarde de ayer fue similar a cualquier otro d¨ªa.
Rosal de la Frontera es un pueblo de 2.100 habitantes. Su alcalde, el socialista Antonio Mart¨ªn Fari?as, se peleaba el pasado s¨¢bado con el tel¨¦fono para que alguien, la gobernadora, "los que mandan en Madrid o algun cargo de la Junta" le explicase "eso del Canal Azul". Perdi¨® la pelea. Ni siquiera pudo enterarse de si las autoridades iban a llegar por Aracena o por la carretera de Huelva, "que, aunque es m¨¢s larga, tiene menos baches".A pocas horas de la inauguraci¨®n oficial del nuevo puesto fronterizo entre Espa?a y Portugal, nadie ten¨ªa las instrucciones de uso de Canal Azul, "primera experiencia piloto que se realiza en nuestro pa¨ªs ante la futura supresi¨®n de las fronteras en Europa", seg¨²n las notas oficiales.
La falta de informaci¨®n ha alimentado durante los ¨²ltimos d¨ªas toda clase de rumores en las localidades de la zona. En el pueblo portugu¨¦s de Ficalho, separado de Rosal de la Frontera por seis kil¨®metros de curvas en un asfaltado poco recomendable, Eurico Pama, t¨¦cnico agr¨ªcola, farfullaba en un dudoso castellano: "Esto va a ser un l¨ªo; va a provocar el efecto contrario al deseado, sobre todo con la delincuencia".
En la parte espa?ola tambi¨¦n hay preocupaci¨®n. Los comerc¨ªantes de Rosal de la Frontera, que llenan sus cajas registradoras de escudos y pesetas indistintamente, temen que la anunciada supresi¨®n parcial de la frontera sea sustituida por la proliferaci¨®n de los controles de carreteras.
"Suavidad aduanera"
Todos comentaban que portugueses y espa?oles nunca han tenido problemas para pasar la frontera antes del Canal Azul, cuando "una cierta suavidad" de los aduaneros permit¨ªa un curioso intercambio comercial. Los espa?oles, por ejemplo, compraban los recambios de autom¨®viles en la Pen¨ªnsula y realizaban la reparaci¨®n en un taller portugu¨¦s, donde la mano de obra es m¨¢s barata.Manuel de Jes¨²s, estanquero de Serpa (Portugal), realizaba ayer una descripci¨®n de la nueva situaci¨®n: "Antes, t¨² comprabas un jam¨®n en Espa?a y no lo declarabas aunque se viese por la ventanilla. Ahora, como te coja un control de carretera, el jam¨®n se lo come el Estado...".
La m¨¢xima aspiraci¨®n de los vecinos de Rosal y de Ficalho, que la frontera permanezca abierta durante todo el d¨ªa -ahora s¨®lo lo est¨¢ de ocho de la ma?ana a una de la madrugada- quedar¨¢ insatisfecha aun con la puesta en marcha del Canal Azul.
S¨®lo la vistosidad del gran cartel, en el que una errata de la traducci¨®n al portugu¨¦s origin¨® las protestas de los "guardi?as", y la preparaci¨®n del acto inaugural, con banda de m¨²sica y todo, hicieron concebir alguna esperanza en el pueblo. "Y es que", dec¨ªa el alcalde, "aqu¨ª estamos tan acostumbrados a tantas promesas incumplidas que muchos esperan que esta sea otra m¨¢s".
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