El duende
Al Jarreau, Randy Crawford y Joe Sampk, Scott Ham¨¹ton, Spanky WilsonPolideportivo Mendizorrotza y hotel Gasteiz. Vitoria. 20 de julio.
El duende del jazz se escap¨® por alguna ventana sin que nadie pudiera atraparlo y el Festival de Vitoria se transform¨®, por una noche, en una rara mezcla de fiesta estival de los 40 principales y sesi¨®n de gala de un casino de Las Vegas. Al Jarreau y compa?¨ªa trajeron la fastuosidad de su majestad el show business edificado con los d¨®lares y la inconsistencia de grandes empresas musicales al servicio de nada. Ver a varios grandes m¨²sicos dedicados a sacarle punta a las m¨¢s fr¨ªvolas banalidades es triste, y m¨¢s en un festival.Joe Sample comenz¨® sentado ante su piano y comandando una potente fusi¨®n de funk y rhytm and blues, pero la dicha dur¨® poco y la aparici¨®n de Randy Crawford entonando Imagine ya dej¨® claro que all¨ª no iba a sonar ni una gota de jazz. Y no son¨®.
Tras un par de baladas hollywoodenses de la Crawford, apareci¨® Jarreau con su carisma de siempre y se dedic¨® durante un buen rato a sus habituales ejercicios gimn¨¢stico-vocales. Despu¨¦s atac¨® su personal visi¨®n del Take five, a kil¨®metros de distancia de la versi¨®n que Dave Brubeck hab¨ªa ofrecido cuatro noches antes; el tema fue evolucionando por los parajes m¨¢s ins¨®litos hasta degenerar en todo tipo de imitaciones, desde la histri¨®nica gesticulaci¨®n aullante de Jerry Lewis hasta su ya repetido solo de bater¨ªa vocal. Finalizado su n¨²mero circense, Jarreau se adentr¨® en un mar de t¨®picos, desde Lennon y McCartney hasta el Spain de Chick Corea, pasando por el inevitable recuerdo al maestro Rodrigo, que pudo comprobar c¨®mo le volv¨ªan a machacar impunemente su Concierto de Aranjuez.
Saltos mortales
Jarreau es un buen cantante, un genial cantante, pero se empe?a en hacer una y otra vez innecesarios saltos mortales sobre sus cuerdas vocales, sus versiones son puro exhibicionismo superficial y fatigante. Y Randy Crawford se dej¨® amilanar por la presencia del gigante vocal y ni lleg¨® a comparsa de lujo.
El piano de Joe Sample luch¨® contra la mediocridad reinante sin conseguir o¨ªr su voz. Pero estaban all¨ª Steve Gadd y Lenny Castro para alegrar un poco la noche con su contundencia percusiva; el solo de Gadd en Spain fue una lecci¨®n de bater¨ªa.
Con Mendizorrotza convertido en pasto de los 40 principales, la ¨²nica posibilidad de oxigenarse estaba en el l¨²gubre s¨®tano del hotel Gasteiz. El esp¨ªritu del jazz habitaba all¨ª esa noche, en las sonoridades acariciantes del saxo recalcitrantem ente d¨¦mod¨¦ de Scott Hamilton y la voz nasal pero sugerente de Spanky Wilson. Duke y Lady Day, el swing, el blues y el duende entra?able del buen jazz cl¨¢sico revisitado con amor superaban incluso la p¨¦sima sonorizaci¨®n. Buenas vibraciones para una noche inicialmente decepcionante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.