Viaje a las estrellas
El 29 de julio de 1890 mor¨ªa Vincent van Gogh, hace ahora un siglo. Esta celebraci¨®n no se puede desvincular, sin embargo, de aquello que conmemora o rememora: una muerte en absoluto involuntaria, pues, como es de sobra sabido, aunque no demasiado recordado, se trat¨® de una muerte violenta, la m¨¢s violenta que puede darse, la que se da alguien a s¨ª mismo porque no quiere seguir viviendo. Exactamente el d¨ªa 27 de julio, en un trigal de Auvers sur Olse, Vincent van Gogh se dispar¨® un uro en el pecho, logrando apenas sobrevivir un par de d¨ªas.En el bolsillo de la chaqueta del moribundo se hall¨® una carta escrita a su hermano Theo, la ¨²ltima, donde no se hac¨ªa menci¨®n a la fatal resoluci¨®n, pero en la que s¨ª se dec¨ªa, a prop¨®sito de su trabajo, lo siguiente: "Arriesgo mi vida y mi raz¨®n destru¨ªda a medias... ". En otra carta a Theo, sin fecha, pero escrita dos a?os antes de suicidarse, Van Gogh hablaba de la muerte como una forma de v*ajar a las estrellas.
En ese texto terrible titulado Van Gogh: el suicidado de la sociedad, Antonio Artaud advert¨ªa que Van Gogh "no muri¨® a causa de un estado de delirio particular, sino porque corporalmente fue el campo de acci¨®n de un problema en torno del que el esp¨ªritu inicuo de esta humanidad se debate desde los or¨ªgenes. El problema del predominio de la carne sobre el esp¨ªritu, del cuerpo sobre la carne o del esp¨ªritu sobre an-ibos". Pero Artaud dice m¨¢s: fue la sociedad la que con sus problemas mat¨® a Van Gogh por no aceptar que estuviera sano, que buscara su propio yo y que lo hubiese encontrado.
Se siente la necesidad de pintar por muchas y variadas razones, pero est¨¢ claro que Van Gogh utiliz¨® la pintura para encontrarse. Las b¨²squedas art¨ªsticas son b¨²squedas solitarias, pero los hallazgos son producto de la desesperaci¨®n, del esfuerzo inaudito por acelerar el ritmo. La pintura de Van Gogh, de vocaci¨®n tard¨ªa, manifiesta una determinaci¨®n por quemar etapas, por consumirse. Esta alocada marcha es la que produce un total desconcierto a los dem¨¢s, que ni ven ni comprenden. Van Gogh quiso hacerse entender con la pintura y, llegado el momento, no le import¨® cercenarse una oreja. No fue suficiente.
En los ¨²ltimos meses, Van Gogh ha saltado a los titulares de los peri¨®dicos con motivo de haber batido el r¨¦cord de cotizaci¨®n econ¨®mica por una obra de arte. Lo que no hab¨ªa conseguido con su pintura se convirti¨® en objeto de inter¨¦s gracias al dinero. El dinero es m¨¢s importante que la pintura y la pintura es m¨¢s importante que Van Gogh. La muerte tambi¨¦n parece ahora, en el centenario de su desaparici¨®n, m¨¢s importante que la vida. Hay que aceptar que, un siglo despu¨¦s, sigue sin entenderse ni la pintura ni la muerte de Van Gogh.
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