Peter Shilton

"En el Mundial de f¨²tbol de Italia demostr¨¦ que soy tan bueno como era antes", afirma Peter Shilton, portero de la selecci¨®n inglesa y poseedor de todas las marcas posibles: es el mayor y el que m¨¢s partidos internacionales jug¨® en una carrera deportiva. Este fin de semana concluye su veraneo en Mallorca. En ba?ador, bronceado, sin pretender transformarse en el camerun¨¦s Nkono, el futbolista de los brazos largos anuncia, cuando va a cumplir 41 a?os, su deseo de continuar en el f¨²tbol activo hasta los 45 y no descarta rebasar la barrera del medio siglo bajo la porter¨ªa. Despu¨¦s se dedicar¨¢ a la preparaci¨®n de cancerberos y a viajar.Dice la leyenda que para alcanzar bien aquellas pelotas mal¨¦ficas que rozan los postes, los l¨ªmites de lo permitido, Shilton permanec¨ªa suspendido, siendo ni?o, de una barra. "Es cierto", puntualiza, "pero se ha exagerado algo la historia".

Acompa?ado por su esposa y sus dos hijos, ha estado una semana en Calvi¨¤, en el hotel de Mar, que Coderch dise?¨® en 1964. Fue el hotel n¨²mero 1.000, en pleno desarrollismo tur¨ªstico, inaugurado durante los fastos de los 25 a?os de paz. As¨ª reza en la entrada.

Los metas m¨ªticos Yashine, Banks y Benetti fueron su faro. Shilton estableci¨® la ruta entre las virtudes y los errores. Un futbolista sometido a las angustias permanentes debe tener presente todo el mapamundi. "Yo miraba c¨®mo lo hac¨ªan", recuerda, "segu¨ªa su estilo, pero al final siempre tienes que ser t¨² mismo".

Shilton cree que la experiencia es vital para un portero. "Podr¨ªa haber continuado m¨¢s tiempo en la meta de la selecci¨®n de Inglaterra", se?ala. "Todav¨ªa soy joven. Tras 20 a?os de titular era preciso dar paso a otros porteros. Ya no puedo mejorar".

No es supersticioso, aunque reconoce que siempre hace algunas cosas de id¨¦ntica forma, las repite. S¨®lo ¨¦l sabe de d¨®nde procede el agua de su botella. En Italia 90, debido al calor, revela que su agua era especial. Tambi¨¦n sus dos pares de guantes le acompa?an a todos los estadios. Tiene las manos un poco m¨¢s grandes que el resto de los humanos. M¨¢s sensibles y suaves que las de los tenistas. Mide 1,80, pesa 80 kilos y calza un 41.

La preparaci¨®n risica le lleva a ser un perfeccionista, el ¨²ltimo en retirarse del campo de entrenamiento. La recuperaci¨®n, el descanso, lo han transformado en un videorr¨ªan¨ªaco. Escucha mucha m¨²sica, toda, cualquiera. "Cuando era un poco m¨¢s joven", matiza, "los Beatles eran de mi generaci¨®n. Ahora tambi¨¦n". Peter Shilton reconoci¨® que nunca le hab¨ªan preguntado sobre sus lecturas. Diarios, revistas, y un autor preferido, Jeffrey Archer, el. asesor de Thatcher, involucrado en un esc¨¢ndalo, convertido en gran escritor y autor de multitudes, figuran entre sus h¨¢bitos.

De la ¨²ltima batalla del Mundial, el portero ingl¨¦s retiene el regreso triunfal, como cuartos clasificados, a Londres: "Nos esper¨® un cuarto de mill¨®n de personas y tardamos dos horas en llegar al hotel. Lleg¨¢bamos con el premio al mejor comportamiento deportivo". Shilton rechaza el hooliganismo de locos aficionados, que en los estadios italianos corrigieron anteriores y desastrosas actuaciones. En su equipo, el Derby County, seguir¨¢ dos a?os m¨¢s.

Le llaman el abuelo porque fue el jugador de m¨¢s edad que disput¨® el Campeonato Mundial de f¨²tbol de Italia. En este torneo mundial reinaron los veteranos. La partida de nacimiento a veces es una an¨¦cdota. En el caso de los porteros de f¨²tbol, la edad es un guarismo. Shilton, un caballero.