Hasta que los mares sean libres

Ond¨¢rroa vive del mar. ?sta es probablemente la ¨²nica afirmaci¨®n no sujeta a pol¨¦mica entre las partes implicadas en un conflicto pesquero que de vez en cuando acaba en enfrentamientos armados en aguas del golfo de Vizcaya. El ¨²ltimo se sald¨® el pasado martes con 15 heridos, uno de ellos grav¨ªsimo, ciego, seg¨²n se supo ayer, s¨¢bado. Las autoridades comunitarias abogan por el respeto a la legalidad, que incluye licencias, plazos y zonas acotadas. Los ondarreses han optado por trabajar al d¨ªa, salir a la mar con o sin permiso, aguantar como sea hasta que las aguas sean libres, all¨¢ por el a?o 2003, y cargar, cuando no quede m¨¢s remedio, con las consecuencias de los encuentros con la Armada francesa.

"?Lo de los gabachos? Eso s¨®lo pasa de vez en cuando". La respuesta es de un joven de Pasajes (Guip¨²zcoa) cuando se dispone a embarcar en el principal puerto pesquero de Vizcaya, a menos de 48 horas de los incidentes que culminaron con el apresamiento del Monte Alen a principios de esta semana. La sensaci¨®n de que los choques son un riesgo ocasional resume la filosof¨ªa de un pueblo de 11.000 habitantes volcado para su supervivencia en el monocultivo del mar.Ochenta y seis buques de altura, seg¨²n el censo de 1989, tienen su base en este puerto, activo desde el siglo XIV. Apenas 55 se encuentran en la "lista de los 300" con permiso para faenar en los caladeros de otros pa¨ªses de la Comunidad Europea (CE), pactada entre las autoridades espa?olas y las comunitarias. E incluso ese medio centenar tiene limitada su actividad a unos plazos y unas zonas determinadas.

Para el alcalde, Lorenzo Arkotxa, elegido en las listas de Herri Batasuna (HB), la actual situaci¨®n es traum¨¢tica para sus convecinos. "Fueron nuestros padres y nuestros abuelos quienes desarrollaron las potencialidades de estos mares y abrieron los mercados a sus productos", se?ala Arkotxa, "y ahora una mala negociaci¨®n para la entrada en la CE nos ha arrebatado los derechos sobre esas aguas".

El edil ondarr¨¦s cree que toda la poblaci¨®n se ve abocada a mantener lo que considera un derecho hist¨®rico sobre sus caladeros tradicionales porque depende exclusivamente de la mar. Arkotxa se queja de "la llegada cada d¨ªa de m¨¢s y m¨¢s camiones cargados de pescado por la puerta de atr¨¢s de Hendaya, para competir en un mercado que nosotros hemos abierto".

Jos¨¦ Ram¨®n Aranzamendi, presidente de una de las asociaciones de armadores de la localidad, frunce el ce?o para explicar: "Aqu¨ª no hay m¨¢s salida que el mar, es una necesidad vital, salta a la vista, y habr¨¢ que seguir faenando cueste lo que cueste, hasta que nos maten".

Doble discriminaci¨®n

Para Aranzamendi, el suyo es un pueblo doblemente discriminado. "En primer lugar", explica, "por el periodo transitorio que acept¨® el Gobierno espa?ol en la negociaci¨®n con la CE, y que significa una situaci¨®n de inferioridad frente al resto de los pa¨ªses. Y adem¨¢s estamos pagando una pol¨ªtica ministerial que permite a algunos barcos acceder con m¨¢s ventajas que otros a los caladeros comunitarios".

Los pesqueros de altura espa?oles siguen sufriendo el sistema de licencias, unas concesiones cuya finalidad fue en un principio que los 300 buques con permiso para faenar en aguas de la Comunidad lo hicieran por turno, nunca m¨¢s de 150 simult¨¢neamente. De esta forma pescar¨ªan menos tiempo, pero podr¨ªan hacerlo todos.

Desde 1986 estos derechos de pesca han sido comprados, vendidos, alquilados y sometidos a un mercado que, sin ser ilegal, ha dado un vuelco en la situaci¨®n inicial. En los dos puertos vascos de altura existe una situaci¨®n contradictoria. En el guipuzcoano de Pasajes el n¨²mero de derechos de pesca supera ampliamente el de buques. En Ond¨¢rroa sucede justamente lo contrario. Los de Pasajes estiman que este puerto se ha sometido a una reconversi¨®n dur¨ªsima para conseguir adaptar la flota a las exigencias europeas.

En Ond¨¢rroa creen que el mercado negro de permisos les ha dejado en situaci¨®n desfavorable. En aparente contradicci¨®n con las vacas flacas que se avecinaban, en el puerto de Vizcaya la flota se ha incrementado en la ¨²ltima d¨¦cada, en parte por la compra a bajo precio de los buques sobrantes en el puerto competidor.

Todas las partes en conflicto, armadores y administraciones, tienen alg¨²n pecado que confesar, por acci¨®n u omisi¨®n. Los arrantzales, como se conoce en el Pa¨ªs Vasco a los pescadores, est¨¢n de acuerdo al menos en algo. El periodo transitorio y el sistema de restricciones y licencias que lleva aparejado, previsto hasta el a?o 2003 si no se revisa, es at¨ªpico y discriminatorio, y es fruto de una mala negociaci¨®n llevada a cabo por el Gobierno espa?ol.

"La libertad de acceso a los caladeros consagrada en la pol¨ªtica azul europea no se aplica en el caso de Espa?a", subraya Isidoro Etxebarr¨ªa, gerente de la Asociaci¨®n de Armadores de Ond¨¢rroa. Su presidente, Jos¨¦ Ram¨®n Aranzamendi zanja la cuesti¨®n con una frase lapidaria: "No es que el tratado sea el problema fundamental, es que es el ¨²nico problema".