El v¨¦rtigo de la manipulaci¨®n gen¨¦tica
El fantasma de un nuevo totalitarismo alienta el debate ¨¦tico en torno a la alteraci¨®n del ADN
Las graves consecuencias que ha acarreado a la humanidad la investigaci¨®n de la f¨ªsica nuclear pesa como una losa sobre la conciencia de la comunidad cient¨ªfica y est¨¢ en el origen de su necesidad de promover un debate ¨¦tico sobre otra investigaci¨®n de inciertas consecuencias: el proyecto genoma humano, que trata de conocer en su ra¨ªz las bases f¨ªsico-qu¨ªmicas del hombre. Una reciente discusi¨®n en la Universidad Men¨¦ndez y Pelayo de Santander entre distintos especialistas da idea de la controversia. Enrique Cerd¨¢-Olmedo, genetista, lanz¨® esta pregunta: "?Hay algo m¨¢s que un mero prejuicio en todas las trabas que los juristas tratan de poner a las modificaciones gen¨¦ticas?".
Cerd¨¢-Olmedo afirm¨® que las argumentaciones legales le recordaban las imposiciones de los l¨ªderes religiosos de otras creencias que "proh¨ªben que se coma jam¨®n porque en otra ¨¦poca la triquinosis era un peligro". La preocupaci¨®n por las consecuencias que puede tener la manipulaci¨®n gen¨¦tica se puso de manifiesto desde el primer d¨ªa del seminario de la Men¨¦ndez Pelayo cuando el direc tor del curso, Santiago Grisol¨ªa, aludi¨® a la lacra del armamento nuclear y cit¨® la denominada declaraci¨®n de Valencia, suscrita por destacados cient¨ªficos de todo el mundo en una reuni¨®n que mantuvieron en esa ciudad en 1988. En ella, los investigadores "alientan un debate sobre las implicaciones ¨¦ticas, sociales y legales del uso de la informaci¨®n gen¨¦tica", despu¨¦s de expresar su compromiso de que esa informaci¨®n ser¨¢ "utilizada s¨®lo para aumentar la dignidad hurnana" y de mostrar su convencimiento de que Ia cartografia y secuenciaci¨®n del genoma humano puede beneficiar la salud y binestar de la humanidad".La investigaci¨®n de las; mol¨¦culas de ADN, la doble h¨¦lice que lleva minuciosamente escritas las caracter¨ªsticas de cada ser vivo, ha sacado a la luz un ampl¨ªsimo n¨²mero de problemas ¨¦tico-legales, entre los que se inscribe el planteado por la sentencia que permite a una mujer de Matar¨® escoger el sexo de su sexto hijo. Este problema y otros, como establecer qui¨¦n tiene derecho a conocer la informaci¨®n gen¨¦tica que se obtenga de una persona a lo largo de su vida o qu¨¦ deben hacer los m¨¦dicos con el sobrante de las muestras de un paciente sometido a una prueba de este tipo, no causar¨ªan especial desasosiego si por encima de ellos no planeara una nueva forma de totalitarismo.
Mejora de la raza
El veterano profesor Domingo Garc¨ªa-Sabell aludi¨® al problema al hablar de la ya vieja corriente de pensamiento que arranca, entre otros, de Julian HuxIey y que defiende la mejora de la raza humana mediante la potenciaci¨®n de los genes que producen caracter¨ªsticas positivas y la eliminaci¨®n de los negativos. Fernando Savater, profesor de ?tica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, denomin¨® estalinismo biologista" a esa forma de totalitarismo, que busca "crear un hombre nuevo y borrar las imperfecciones concretas del individuo".
Este fil¨®sofo consider¨® que el ser humano ha vivido siempre fascinado por su capacidad de cambiar la realidad y al mismo tiempo angustiado por la inquietud que genera no conocer a priori las consecuencias de esa capacidad. El problema a?adido es que, en la actualidad, se ha producido un salto cualitativo al aumentar la velocidad en que el hombre puede modificar esa realidad y los ¨¢mbitos, cada vez m¨¢s sensibles, en que act¨²a. Esa aceleraci¨®n, agreg¨®, "puede producir ofuscamiento" y generar la respuesta simplista y f¨¢cil de "aplicar siempre m¨¢s de lo mismo que ha servido para resolver antes un problema". Llam¨® a esto tentaci¨®n fundamentalista, que tiene dos versiones: retroceder hasta la inmovilidad o avanzar sin freno.
En el primer caso, seg¨²n Savater, se trata del fundamentalismo religioso o ecol¨®gico, que aboga "por renunciar a todo artificio y retornar a lo natural o la providencia". El segundo, que denomin¨® fundamentalismo cientifista, considera que "todo lo que puede hacerse debe hacerse", que "toda alteraci¨®n es una mejora y oponerse, una muestra de oscurantismo". Este ¨²ltimo supone, en su opini¨®n, un riesgo mayor por la fuerza que le da Ia inercia de la t¨¦cnica'y la industria". Frente a los extremos, el profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco abog¨® por la prudencia entendida en sentido aristot¨¦lico, "que no significa dejar de actuar".
Garc¨ªa-Sabell se centr¨® en un aspecto muy distinto. El aprecia en el hombre tres estratos perfectamente diferenciados: el psicofisico, el personal y el trascendental. Y como que la investigaci¨®n del genoma humano no puede m¨¢s que afectar al primero de ellos por las propias caracter¨ªsticas y limitaciones de un proyecto cient¨ªfico Ios reparos morales al conocimiento de la carga gen¨¦tica se desvanecen".
Una vez sentada esta premisa, el veterano doctor se mostr¨® muy optimista: "Alterar el genoma no significa cambiar, ineluctablemente, la ¨²ltima realidad de hombre, que es en definitiva la que importa. Se trata, por el contrario, de sentar la posibilidad a favor de la cual el ser humano pueda desplegar, libre de ataduras patol¨®gicas, todas sus capacidades de autorealizaci¨®n". Dicho esto, asegur¨® que en el horizonte asoma "un nuevo humanismo en gran parte de origen cient¨ªfico".
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