La inc¨®gnita diaria

GONZALO ARGOTE, Cada ma?ana se despierta la afici¨®n en M¨¢laga con una inc¨®gnita a despejar: ?qui¨¦n torear¨¢ esta tarde? o ?de qui¨¦n ser¨¢n los toros que se van a lidiar? No despeja la inc¨®gnita comprando la prensa local, pues la empresa sigue insertando el anuncio de acuerdo con lo que dec¨ªan los carteles que se pegaron en las paredes hace 15 d¨ªas. Las c¨¢balas que pudiera hacer seguro que resultar¨ªan err¨®neas. ?Qui¨¦n pod¨ªa prever que cuando s¨®lo llevamos cuatro corridas iban a salir por los chiqueros hasta 11 toros de Ruchena si en los carteles no estaba anunciado ninguno? ?Pod¨ªa sospechar Parada o Pepe Luis Mart¨ªn su inclusi¨®n en la feria o el doblete de Castillo y Paula nada m¨¢s empezar?

El martes se cayeron del cartel Rafael Camino y Espartaco Chico. Presentaron partes facultativos, pero la afici¨®n, que es muy mal pensada, especulaba si la ca¨ªda estaba relacionada con la sustituci¨®n de dos toros de Murube por Ruchena o por desacuerdo respecto a los derechos econ¨®micos de la retransmisi¨®n por la televisi¨®n andaluza. Cualesquiera que fueran las causas, el aficionado se despert¨® tambi¨¦n pensando: ?qui¨¦n torear¨¢ hoy? Y se enter¨® cuando lleg¨® a la plaza.

Pero hasta que no sali¨® el primer toro no advirti¨® que tampoco se lidiaba completa la corrida de Murube. Adivin¨® que era de Ruchena, pues sali¨® un toro list¨®n, calcadito a dos del d¨ªa anterior. Naturalmente, sali¨® sin divisa, y desde la grada, para divisarle el hierro, el aficionado hubiera necesitado un telescopio. La empresa no se molest¨® en poner en la tablilla el nombre del ganadero. Ya se advirti¨® que el toro a Parada no le iba a servir. Entr¨® al caballo, poniendo los cuernos en la silla de la cabalgadura. Parada lo tore¨® sobre la mano derecha con aseo en una primera tanda.

El cuarto fue manso, y llevaba la cara alta, y quer¨ªa marcharse. Le dio Parada muchos muletazos, pero siempre le enganchaba la muleta. Con toros como ¨¦ste hay que pelearse, y no est¨¢ el ¨¢nimo del sanluque?o para estas batallas.

Inici¨® Pedro Castillo la faena a su primero con cuatro muletazos de hinojos. Ya enhiesto lo tore¨® sobre ambas manos. Los molinetes de rodillas y las giraldillas mirando al tendido son recurso habitual de Castillo para acabar sus faenas cuando el ambiente est¨¢ fr¨ªo. El toro fue noble y se merec¨ªa algo m¨¢s. El 52 ten¨ªa menos recorrido, y la faena no difiri¨® apenas de la anterior. En ambos se le pidi¨® minoritariamente la oreja, que el presidente no concedi¨®, con sobrada raz¨®n.

Tuvo Fernando C¨¢mara el peor lote. El 1? sali¨® regateando, y lleg¨® a la muleta prob¨®n. El sexto fue un toro bronco y violento. C¨¢mara anduvo con ambos voluntarioso y aseado. M¨¢s de una figura hubiera estado aperreada. ?Qui¨¦n torear¨¢ ma?ana?