Yugoslavia y la URSS disputan una final cl¨¢sica
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Yugoslavia y la Uni¨®n Sovi¨¦tica disputar¨¢n a partir de las once de la noche la final del Campeonato del Mundo de baloncesto. Es un duelo que se repite anualmente y que a pesar de que la historia reciente est¨¢ a favor de la URSS, la madurez de una portentosa generaci¨®n yugoslava presenta al equipo balc¨¢nico como gran favorito. Estados Unidos y Puerto Rico, gran sorpresa del campeonato, luchar¨¢n por la medalla de bronce.
"No me inquieta qui¨¦n sea el otro finalista, los que deben preocuparse son nuestros rivales". Son palabras de Dusan Ivkovic, entrenador yugoslavo, despu¨¦s de su clara victoria ante los estadounidenses y que resumen la mentalidad de un equipo que se est¨¢ paseando por Buenos Aires con un juego de una calidad y belleza desconocida hasta ahora en el baloncesto FIBA. Son arrogantes, conf¨ªan ciegamente en sus posibilidades y les da absolutamente igual su rival.Pese a ello, los sovi¨¦ticos han sido los ¨²nicos capaces de evitar que la aparici¨®n de Petrovic, Kukov, Radja y Paspajj se haya saldado con t¨ªtulos ininterrumpidos. Hace cuatro a?os, en las semifinales del Mundob¨¢squet espa?ol, un hist¨®rico error de un jovencito llamado Divac propici¨® el pase a la final de la URSS. Dos a?os m¨¢s tarde, en Se¨²l, Yugoslavia perdi¨® la posibilidad de ser campeona ol¨ªmpica a manos de un Sabonis pasado de kilos y una bater¨ªa lituana a pleno rendimiento. Fueron dos derrotas que dif¨ªcilmente habr¨¢ olvidado ninguno de los protagonistas del partido de hoy.
La situaci¨®n, sin embargo, ha cambiado bastante desde Corea. La URSS se ha visto privada de su legi¨®n de lituanos, sustituida por buenos jugadores, pero han perdido la efectividad en el tiro que les convert¨ªa en un equipo demoledor. Kurtinaitis, Homicius y Marchulenis formaban una tripleta que qui¨¦n sabe cuanto tiempo tardar¨¢ en ser reemplazada con garant¨ªas. Sock, y sobre todo Tijonenko, hacen lo que pueden, Volkov es una roca y Bellosteni juega de Belosteni, pero cuando uno de estos hombres b¨¢sicos no tiene su d¨ªa, el equipo se resiente definitivamente, todo lo contrario que su rival.
Su paso por este Mundial ha sido discreto hasta la semifinal. Hicieron lo justo para llega7r a la lucha por las medallas, perdiendo con claridad meridiana frente a los yugoslavos. En su partido frente a los sorprendentes puertorique?os sacaron sus galas y, con la serenidad que da mil y una batallas de este estilo, se impusieron por 98-82. Tijoneriko estuvo de mortal tirador y todo el equipo dio una imagen de concentraci¨®n y seriedad distinta a la lucida hasta ahora.
Pero hoy no tendr¨¢n enfrente a los inestables caribe?os, sino un prodigioso equipo con una mentalidad ganadora rayando la insolencia. Los yugoslavos han deslumbrado en el Luna Park. Ganan con claridad, dan espect¨¢culo y hasta parece que se divierten jugando. Como si se pusiesen de acuerdo, cada d¨ªa le toca lucirse a uno de ellos. En la semifinal, donde fulminaron a EEUU a pesar del apretado marcador (99-91) el turno fue de Petrovic: 31 puntos con un portentoso porcentaje de tiros de tres y un sin fin de habilidades completadas por el otro genio, Toni Kukov, con quien se turna en la direcci¨®n de una orquesta tan afinada como demoledora. Poco import¨® que Alonzo Mournig maniatase a Divac, pues lo- que no se puede ganar dentro de la zona es factible lograrlo detr¨¢s de una l¨ªnea familiar para cualquier yugoslavo, la de tres puntos.
A pesar de la mejora de los sovi¨¦ticos y la posible baja de Paspalj, los yugoslavos son tan favoritos que resulta dif¨ªcil pensar en otra cosa que no sea la medalla de oro colgada de su cuello.
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