Una manta de agua
Empez¨® la faena de muleta al quinto toro y cay¨® una manta de agua. La gota fr¨ªa de aquel a?o record¨®, o casi. Lluvia a torrentes, gotas como chapelas y adem¨¢s un ventarr¨®n que levantaba a los cielos papelotes, flameaba banderas, cimbreaba m¨¢stiles. La gente corr¨ªa grader¨ªo arriba, despavorida. No toda la gente corr¨ªa, que hubo quien se qued¨®. Y muchos de cuantos corr¨ªan, volvieron, a pesar del chaparr¨®n furioso. Suele ocurrir, cuando en el ruedo hay un toro y un torero. Cuando en el ruedo hay un toro y un torero es que hay tambi¨¦n toreo, y el toreo mueve monta?as. Bueno, a lo mejor no las mueve, pero s¨ª deja a la gente quieta y atenta, despreciando pulmon¨ªas, dispuesta a morir por Dios si preciso fuera. Y s¨®lo por el gusto de ver torear.Toreaba V¨ªctor Mendes un encastado toro. No de filigrana sino a las bravas, y era impresionante. Era impresionante ver al torero ci?endo redondos bajo el diluvio que ca¨ªa cada vez m¨¢s violento, el agua por los tobillos, el fango por los machos, el flequillo pegado a la frente, tap¨¢ndole los ojos. Entre la afici¨®n heroica hab¨ªa quienes permanec¨ªan sentados en sus localidades, impert¨¦rritos, sin cubrirse con nada, ellos tambi¨¦n con el agua hasta los tobillos y el flequillo pegado a la frente tap¨¢ndoles los ojos. Se except¨²an calvos; qu¨¦ m¨¢s hubieran querido los calvos.
Fraile / Espl¨¢, Mendes, C¨¢mara Cuatro toros de Juan Luis Fraile, bien presentados, flojos, encastados, y 4? de Couto de Fornilhos, con trap¨ªo e inv¨¢lido
Luis Francisco Espl¨¢: tres pinchazos, estocada corta descaradamente baja y tres descabellos (silencio); estocada corta descaradamente baja, rueda de peones y dos descabellos (silencio). V¨ªctor Mendes: pinchazo perdiendo la muleta, estocada desprendida y rueda de peones (vuelta); dos pinchazos, rueda de peones y tres descabellos (vuelta). Fernando C¨¢mara: estocada tendida y dos descabellos (silencio). La corrida se suspendi¨® tras el 52 toro a causa de la lluvia. Plaza de Vista Alegre, 23 de agosto. Sexta corrida de feria. Cerca del lleno.
El ruedo convertido en laguna, la negra arena ti?endo el agua de pardo color por extra?os efectos de la qu¨ªmica org¨¢nica, el centellear de los rel¨¢mpagos, el fragor de los truenos, la casta del toro za¨ªno, el pundonor del diestro, crearon una escenograf¨ªa ins¨®lita, y el empapado p¨²blico, que coreaba ol¨¦s y aplaud¨ªa con un ruido como si en lugar de manos tuviera tabiques, prorrumpi¨® en gritos de ?torero, torero!".
Que toreara con mayor o menor pureza V¨ªctor Mendes a ese encastado toro pertenece al ¨¢mbito de lo irrelevante, pues la cuesti¨®n era que estuvo hecho un torerazo. A su otro toro, en cambio, le tore¨® con mejor estilo. Nada del otro jueves, por otra parte, mas al lado de las figuras d¨ªas atr¨¢s y sus trazas, parec¨ªa Belmonte. O sea, que la corrida transcurri¨® interesante por este y otros motivos. Mendes y Espl¨¢ banderillearon con, facilidad. Espl¨¢ tuvo en primer lugar uno de los toros con mayor casta de la feria y tras darle unos derechazos r¨¢pidos, se apresur¨® a quit¨¢rselo de en medio. Con el otro, de media arrancada, se confi¨® en derechazos de buena t¨¦cnica. El de Fernando C¨¢mara se quedaba en el centro de la suerte y nada pudo hacer, salvo porfiarle. La manta de agua impidi¨® que C¨¢mara tuviera nueva comparecencia. Arrastrado el quinto toro, la autoridad decidi¨® suspender la corrida, y apenas pudo o¨ªrse el comunicado que difundieron por megafon¨ªa, pues el p¨²blico aclamaba a V¨ªctor Mendes cuando daba a buen paso -el agua por los tobillos, el barro por los machos, el pelo pegado al ojo- una de las m¨¢s triunfales, clamorosas y mojadas vueltas al ruedo de su vida torera y ol¨¦.
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