Una guerra aparte

En estos tiempos de v¨ªsperas guerreras, hablar de la modernizaci¨®n de un avi¨®n de combate parece cuanto menos oportuno. Sin embargo, la demanda presentada por Israel Aircraft Industries (IAI) contra Ceselsa es un cap¨ªtulo m¨¢s en una historia que, iniciada en 1986, est¨¢ comenzando a ser truculenta.Desde que se iniciaron los primeros contactos para modernizar los aviones Mirage 3 se han sucedido todo tipo de adversidades que ahora -cuatro a?os despu¨¦s- amenazan, incluso, con dejar el previsto contrato como el rosario de la aurora.

El primer episodio se produjo en el oto?o de 1987, cuando se destap¨® que Francia, a trav¨¦s de Marcel Dassault -fabricante de los Mirage-, e Israel, a trav¨¦s de IAI, trataban de participar en el contrato de modernizaci¨®n de los aparatos propuesta por el Ministerio de Defensa espa?ol. Poco despu¨¦s, la Administraci¨®n francesa advirti¨® (EL PA?S, 20 de octubre de 1987) que Israel hab¨ªa sustra¨ªdo la tecnolog¨ªa de los Mirage 3 a trav¨¦s del Mosad (servicio secreto israel¨ª) y que por tanto, no iba a permitir que IAI participase en el contrato de revisi¨®n.

Posteriormente, Construcciones Aeron¨¢uticas (CASA) que previamente a presentarse con Marcel Dassault hab¨ªa tenido contactos con IAI, denunci¨® que la presencia de esta empresa iba a deteriorar las relaciones comerciales con los pa¨ªses ¨¢rabes. CASA hac¨ªa estas acusaciones despu¨¦s de verse forzada por el Ministerio de Defensa a formar consorcio con Ceselsa, su competidor en el concurso, que se hab¨ªa aliado con IAI.

La imposici¨®n de Defensa, en busca de lograr una soluci¨®n netamente espa?ola, supuso, seg¨²n se desvel¨® posteriormente (EL PA?S, 7 de marzo de 1989), el encarecimiento en 1.500 millones de pesetas del valor del contrato, que pas¨® a cifrarse en 23.300 millones de pesetas.

Tras aquella soluci¨®n forzada, que no pareci¨® satisfacer a nadie -ni a espa?oles ni a extranjeros-, los componentes del consorcio no han logrado encauzar un di¨¢logo constructivo, de tal m anera que a estas alturas no se -han firmado los contratos subsiguientes al que se firm¨® el D¨ªa de los Inocentes de 1988. Ante ello, el Ministerio de Defensa ha amenazado a CASA y Ceselsa con cancelar, el contrato si no se ponen de acuerdo y no liman sus diferencias (EL PA?S, 19 de julio de 1990).

Estos contratos los debe firmar Attorn -constituida al 50% por CASA y Ceselsa para desarrollar el contrato- con la empresa p¨²blica para que se responsabilice de los sistemasde los aviones y con la privada para que lo haga con la parte electr¨®nica. El retraso en dichas firmas supone una seria amenaza para el proyecto, cuyos plazos concluyen el 12 de octubre de 1992, d¨ªa del esperado V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica.