El secreto del temple y la ligaz¨®n
El mal principio con que se inici¨® el ferial albacetense s¨®lo tuvo una excepci¨®n, el temple y ligaz¨®n con que se produjo la primera fase de la faena al sexto novillo por parte de Victoriano Gonz¨¢lez. Con este secreto, cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de ver por esos cosos de Dios, este debutante paisano alumbr¨® las mejores series en redondos y naturales del festejo. Pese a los nervios de su presentaci¨®n con caballos fue el menos malo art¨ªsticamente del cartel, incluyendo los sacudidos animalejos que saltaron al rubio albero. Cristo Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn, pese a su mayor experiencia, defraudaron.No defraud¨® el presidente Constantino Gonz¨¢lez, que volvi¨® a demostrar la misma seriedad que ha caracterizado su estancia en el palco los ¨²ltimos a?os. Oblig¨® a los coletudos a que llevasen a los novillos un m¨ªnimo de dos veces a los pencos Dio los avisos con puntualidad japonesa. Envi¨® recados a los picadores que se extralimitaban antirreglamentariamente. Y deneg¨® una oreja que la minor¨ªa solicit¨® para Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn.
Flores / C
Gonz¨¢lez, Mart¨ªn, V. Gonz¨¢lezNovillos de Flores Albarr¨¢n, terciados, mansotes y flojos. Cristo Gonz¨¢lez: estocada tendida y tres descabellos; aviso (palmas y algunos pitos cuando saluda); estocada tendida trasera y descabello (silencio). Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn: cuatro pinchazos y estocada desprendida (silencio); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n y saludos). Victoriano Gonz¨¢lez: seis pinchazos, estocada atravesada y descabello; aviso (silencio); pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos; aviso (ovaci¨®n). Plaza de Albacete, 9 de septiembre. Primera corrida de feria. Media entrada.
La maldad de los novillitos era intr¨ªnseca, porque no estaban adornados con el lujo de la casta, mansurroneaban y se quedaban en la suerte cada vez m¨¢s hasta aplomarse. Pero no desarrollaban peligro y estos problemas no parec¨ªan insolubles. Lo que ocurri¨® es que, con la excepci¨®n ya comentada, los espadas no escudri?aron la ¨²nica forma de sacarle partido. Y no hab¨ªa otra manera que cruzarse, someterlos y llevarlos muy templados en cada muletazo hasta el punto exacto donde se enjareta el siguiente. O sea, temple y ligaz¨®n.
En su lugar abusaron de excesivo bailoteo en general y carreritas enmendando terrenos en particular. Para colmo de males citaban siempre al hilo del pit¨®n y se conformaban con andar por la cara sin la m¨¢xima entrega que debe exig¨ªrseles.
Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn se acerc¨® algo al comentado secreto del temple en el quinto, pero s¨®lo asent¨® sus pies al final de la labor en el ¨²ltimo tercio. Se crey¨® que hab¨ªa estado sublime por sus gestos de enfado cuando la mayor¨ªa del p¨²blico le pit¨® al intentar dar la vuelta al ruedo. En el otro novillo se puso muy pesado.
Cristo Gonz¨¢lez no tuvo su tarde y deambul¨® a medio gas, salvo tres o cuatro bellos y breves apuntes. M¨¢s entrega puso Victoriano Gonz¨¢lez, aunque por ser su presentaci¨®n le traicionaron los nervios. Los nervios y la p¨¦sima lidia que llev¨® a cabo su cuadrilla.
Babelia
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