Enfrentarse juntos a los problemas
AYER SE reunieron en Helsinki los presidentes Bush y Gorbachov con objeto de unificar criterios y coordinar acciones para hacer frente al problema que el l¨ªder iraqu¨ª, Sadam Husein, plante¨® hace cinco semanas al mundo con la invasi¨®n militar del emirato de Kuwait.Es la primera vez que se celebra una cumbre entre los l¨ªderes sovi¨¦tico y norteamericano en la que el problema esencial es ajeno y com¨²n. No se trataba ya de un encuentro que buscara la distensi¨®n en la guerra fr¨ªa, sino de una reuni¨®n en la que dos socios compartieran el an¨¢lisis de un problema que les afecta a ambos. En las tres cumbres celebradas en 1990 ha ido emergiendo un nuevo estilo de hablar, de comprenderse y de tomar decisiones.
El presidente norteamericano, George Bush, explic¨® que el tono de total franqueza -saber que existen problemas entre ambos l¨ªderes y partir de premisas diferentes en los an¨¢lisis- no excluye, especialmente desde la cumbre de Malta, un entendimiento mutuo que es esencial para los dos. Estas relaciones entre grandes potencias se han ido configurando en torno a dos connotaciones sustanciales: si, de un lado, el derrumbamiento del socialismo real ha roto en mil pedazos los esquemas pol¨ªticos de Occidente; de otro, Estados Unidos ha manifestado de forma clara que no se considera ya ¨²nica superpotencia y que su situaci¨®n econ¨®mica hace necesaria la actuaci¨®n solidaria de los dem¨¢s aliados, que la cuenta se pague entre todos. Ni la URSS es ya el peligro a vigilar, ni EE UU, la superpotencia capaz de actuar por s¨ª sola.
En este contexto adquieren mayor protagonismo las entidades supranacionales. Tanto la ONU como la CE desempe?an un papel importante en el conflicto, sobre todo a la hora de tratar que se impongan las presiones econ¨®micas sobre las militares y evitar as¨ª un estallido de hostilidades cuyo final es impredecible.
De entre las conclusiones a destacar, tanto del escueto comunicado conjunto como de la conferencia de prensa que le sigui¨®, sobresale una firmemente reiterada por ambos l¨ªderes: la soluci¨®n de la crisis creada por Irak debe ser pac¨ªfica y debe producirse en el marco de lo decidido por las cinco resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Es por tanto evidente que no se producir¨¢ relajaci¨®n alguna del embargo impuesto sobre Bagdad o discusi¨®n sobre el futuro de Kuwait hasta tanto Irak no retire sus tropas del emirato, libere a los rehenes que tiene en su poder y permita la restauraci¨®n del leg¨ªtimo Gobierno kuwait¨ª.
Ni Bush ni Gorbachov quisieron siquiera aventurar qu¨¦ podr¨ªa pasar si Sadam Husein segu¨ªa obstin¨¢ndose en el statu quo establecido por ¨¦l hace poco m¨¢s de un mes. S¨ª se aprecia tras la cumbre, sin embargo, un sutil cambio en la posici¨®n sovi¨¦tica: mientras el presidente norteamericano sigue considerando que puede llegar a ser necesaria una soluci¨®n militar, Gorbachov, que hasta ayer la exclu¨ªa absolutamente, pareci¨® inclinarse finalmente por no descartarla del todo. Ambos presidentes manifestaron que el resultado m¨¢s claro de la cumbre es el mensaje inequ¨ªvoco enviado a Husein: debe retirarse y reconocer su culpa. Desde luego, cabe que, si no llega a percibir realmente que corre el riesgo de una intervenci¨®n militar devastadora, Sadam Husein tarde en asumir que ha sido ya derrotado. Mientras pueda capear el temporal no alterar¨¢ el rumbo.
Los dos l¨ªderes tuvieron tambi¨¦n especial empe?o en se?alar que la crisis iraqu¨ª nunca podr¨ªa ser interpretada, como pretende Sadam Husein, como una especie de guerra santa de Bagdad y de todos los ¨¢rabes contra Estados Unidos. Al contrario, la posici¨®n de la Liga ?rabe -predominantemente cr¨ªtica de Irak- y el acuerdo de los dos mandatarios (y de otras muchas naciones) han permitido presentar el conflicto como una lucha del mundo entero contra un l¨ªder iraqu¨ª reo de una acci¨®n absolutamente condenable. Un nuevo experimento de gobernaci¨®n global que Gorbachov describi¨® como "la prueba de la capacidad sovi¨¦tico-norteamericana de resolver los problemas mundiales de forma conjunta".
Resulta doblemente interesante rese?ar que, si Bush asegur¨® que no mantendr¨ªa al ej¨¦rcito norteamericano ni un d¨ªa m¨¢s de lo que lo exigiera la defensa de Arabia Saud¨ª, s¨ª se ha producido un acuerdo entre ambos l¨ªderes para proponer la creaci¨®n de una "estructura de seguridad en el Golfo" que incluya a las fuerzas ¨¢rabes ribere?as y que pueda actuar como polic¨ªa de vigilancia para el futuro. Al hacerlo, Estados Unidos reconoce por primera vez -y as¨ª lo manifest¨® Gorbachov con aire satisfecho- que la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene un papel primordial que desempe?ar en el Pr¨®ximo Oriente.
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