El 23-F de Sadam Husein
El asaltante ha entrado en el museo para robar el valioso y fr¨¢gil jarr¨®n Ming. Suena la alarma, los guardianes lo rodean y ¨¦l los desaf¨ªa con la preciosa cer¨¢mica en alto: en cuanto intenten acercarse, la romper¨¢. ?Qu¨¦ hacer? Si la polic¨ªa interviene, peligra el jarr¨®n; si se abstiene y le dejan marchar es capaz de convertir la joya en orinal y volver ma?ana a por otra. Me parece que el planteamiento actual de la guerra del Golfo se parece bastante, a este cuentecillo. Las instalaciones petrol¨ªferas de Kuwait son inmensamente vulnerables. Por poco tiempo que le conceda el ataque justiciero de quienes lo acosan, Husein puede llev¨¢rselo todo por delante -rehenes incluidos- y vender a precio incalculable su derrota.Mientras los estrategas cavilan posibles escenarios (como se dice ahora, traduciendo mal la palabra inglesa que significa 'argumento' o 'gui¨®n') de la crisis, tenemos an¨¢lisis y reacciones para todos los gustos. ?Qui¨¦n dijo que los intelectuales espa?oles hab¨ªan depuesto su funci¨®n cr¨ªtica? ?Vuelven a caracolear sobre sus palafrenes como en sus mejores ¨¦pocas! Lo que no s¨¦ es si, visto el resultado, cabe felicitarse por ello. El saldo actual arroja excedente de cupo de Sartres, pocos Camus y s¨®lo medio Aron; claro, que ya se sabe que todo Sartre acaba pasando por el Aron... "?C¨®mo no dice usted algo sobre el Golfo?", me interpel¨® cari?osamente una se?ora el otro d¨ªa en la calle. Le respond¨ª que c¨®mo no, y que faltar¨ªa m¨¢s, y que ahora mismo. Va por usted, se?ora.
Primero merecen un repaso los principales descubrimientos te¨®ricos acaecidos como motivo de este episodio. Ante todo, el de que se trata de una guerra de motivaci¨®n econ¨®mica. Vil asunto: no s¨®lo se intenta el mantenimiento del Derecho Internacional, sino ante todo asegurar el suministro de petr¨®leo de la sociedad industrial en la que vivimos. Si fuese una guerra de liberaci¨®n nacional, o religiosa, o revolucionaria, que son las buenas, todav¨ªa; pero una guerra econ¨®mica, fig¨²rense, menudo asco... Por lo visto hay quien sigue creyendo que lo econ¨®mico no es m¨¢s que el arte de embolsarse el producto del sudor ajeno con malas ma?as. Pero son tambi¨¦n razones econ¨®micas (explicadas entre otros por Marx) las que han hecho evolucionar a la sociedad en ciertos sitios desde el despotismo a la participaci¨®n general en los asuntos p¨²blicos, las que han fomentado un desarrollo jur¨ªdico, educativo y pol¨ªtico que tienen aspectos muy criticables pero que se echa bastante a faltar all¨ª donde no lo hay. ?Qu¨¦ es lo deseable: extender los beneficios del sistema econ¨®mico a quienes hoy no los tienen o desestabilizarlo para ver si en el zafarrancho universal brota algo intachable y que nada tenga que ver con el sucio af¨¢n de provecho ego¨ªsta?
El segundo hallazgo es que Espa?a no tiene por qu¨¦ verse involucrada en conflictos como ¨¦ste: si nos metemos en el ajo es por abyecto vasallaje a los Estados Unidos de Am¨¦rica. En efecto, ?qu¨¦ nos importa a los espa?oles el petr¨®leo ar¨¢bigo, del cual dependemos en mayor medida que cualquier otro pa¨ªs europeo? ?Qu¨¦ nos va o nos viene en el mantenimiento del Derecho Internacional? Sabido es que tambi¨¦n este derecho perpet¨²a las relaciones de dominio existentes y que muchas potencias se lo saltan a la torera cuando les conviene; por tanto, nos ser¨¢ provechoso -tan fuertes y audaces somos- fomentar su estropicio por las bravas. Seguro que los m¨¢s poderosos, sin el freno hip¨®crita del Derecho, nos tratar¨¢n con mayor miramiento... ?Qu¨¦ nos va o nos viene a los espa?oles en el mundo ¨¢rabe, o en el Mediterr¨¢neo? ?Y para que molestarse en reforzar el papel europeo en el dise?o de las nuevas hegemon¨ªas mundiales? Dejemos a los norteamericanos que arreglen o estropen las cosas solos: luego los humillaremos con nuestro sarcasmo o les daremos leccio
nes de dignidad a la cubana, que es la ¨²nica que vale. Nada
de unirnos a los lacayos ingleses y franceses del imperialismo: sigamos el sabio ejemplo de los suizos, prolonguemos la ¨²til neutralidad a lo franquista, y hasta que no veamos aparecer los moros por C¨¢diz o por los Pirineos, dediqu¨¦monos al
ahorro y al chismorreo ideol¨®gico.
Esta concepci¨®n palurda del inter¨¦s nacional no es en el fondo m¨¢s que la asunci¨®n de los peores vicios de los denostados nacionalismos redicales. Por eso resulta normal el apresuramiento desleal de Colom corriendo a la Embajada iraqu¨ª para cumplir su papel de Jordi Cul¨¦ pol¨ªtico, pero se me hace rara la visita del l¨ªder de Izquierda Unida al mismo centro. Es m¨¢s f¨¢cil justificar el viaje al Golfo de nuestras fragatas que esa excursi¨®n tambi¨¦n algo golfa de Anguita.
Y luego, claro est¨¢, lo del pacifismo, por los menos ?o?os llamado antimilitarismo. Aqu¨ª, como en ciertas boticas, hay de todo. En mi tierra, por ejemplo, muchos ayuntamientos se declaran antimilitaristas, pero algunos al que pone una bomba lo nombran hijo adoptivo, y al que la quita le llaman txakurra. Son detalles que hacen pensar. Y pienso que si de lo que se trata es de ir liquidando el predominio de lo militar sobre lo civil (la regeneraci¨®n de la agresividad humana la dejaremos para el siglo que viene), ya no es v¨¢lida la postura de abstenci¨®n equidistante que fue sensata mientras duraba el equilibrio de terror. entre los dos imperios. Ahora es posible aspirar a algo m¨¢s, algo que acabe con el "estado de naturaleza" en el que por su actual naturaleza est¨¢n entre s¨ª los Estados: ese sistema de control o Estado mundial en cuyo proyecto coinciden imaginaciones pol¨ªticas tan diversas como las de Bertrand Russell o Errist J¨¹nger. Los tanteos en esa direcci¨®n tropezar¨¢n con la mitolog¨ªa de la no injerencia en los asuntos internos de otros pa¨ªses, que tantos desafueros permite. Lo digo sin ambages: prefiero un imperialismo que haga respetar los derechos humanos (aunque sea al modo deficitario de las democracias occidentales) que las autodeterminaciones que pretenden invebtar su pro-
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pia v¨ªa alternativa para desembocar en Irak o Etiop¨ªa. De los viejos imperios no se sale m¨¢s que cumpliendo del todo el colonialisirio realizado a medias, es decir, pasando de la explotaci¨®n a la plena concesi¨®n de ciudadan¨ªa. Urge un Plan Marshall a escala mundial -?frica, Latinoam¨¦rica- que ya no puede ser carga exclusiva de Estados Unidos, sino tambi¨¦n de Jap¨®n o Alemania, y en cuya promoci¨®n deber¨ªa desem
,pe?ar un papel importante la Europa unida. Este plan tendr¨ªa inexcusables requisitos pol¨ªticos: menos Liberias y m¨¢s Namibias. Por lo dem¨¢s, el apoyo de tropas espa?olas al bloqueo internacional tiene,al menos dos aspectos positivos. Uno, refuerza la tesis dequienes pedimos un ej¨¦rcito profesional, al mostrar que los soldados de ma?ana no ser¨¢n ya tanto "el pueblo en armas" como una especie de polic¨ªa cosmopolita contra hooligans indeseables de la pol¨ªtica. Y tambi¨¦n, se lo digo en confianza, tranquiliza ver que por una vez nuestro ej¨¦rcito en acci¨®n se pone en marcha hacia afuera y no, como sol¨ªa, hacia adentro...
?C¨®mo _concluir¨¢ la guerra del golfo P¨¦rsico? Porque, no nos enga?emos, la guerra ya ha empezado: la inici¨® la invasi¨®n de Kuwait, lo mismo que laII,Guerra Mundial comenz¨® con la anexi¨®n de los Sudetes y no con el desembarco de Normand¨ªa. Es dificil que acabe sin derramamiento de sangre, porque tantas armas sofisticadas desplegadas a lo feria de muestras en la zona no puede irse sin ejercerse un poco y ganar mercados. Los dos mayores negocios de nuestro tiempo dependen, uno, de la prohibici¨®n de las drogas, y otro, de la promoci¨®n de las armas: hasta que un nuevo orden mundial corrija estos dos disparates no habr¨¢ demasiadas razones para el optimismo. Lo que ser¨ªa, en cambio, provechoso es que el conflicto sirviese al menos para romper el odioso enclaustramiento interno de los pa¨ªses isl¨¢micos, no s¨®lo en Irak o enIr¨¢n, sino tambi¨¦n en las monarqu¨ªas saud¨ªes de la zona. Quiz¨¢ esta movida internacional contribuya a movilizar los aspectos humanistas del islam (alguno, tendr¨¢, aunque la presencia en sus filas de Garaudy no sea tranquiliz adora) y tambi¨¦n la tradici¨®n laica ¨¢rabe de ciencia y librepensamiento. Uno de los grandes poetas ¨¢rabes, Abul-Ala al Maari, escribi¨® a comienzos del siglo XI: "Los habitantes de la Tierra se dividen en dos: los que tienen cerebro pero no religi¨®n y los que tienen religi¨®n pero no cerebro". No creo que si viera lo que ocurre hoy en su tierra (y en otras partes) tuviera motivos serios para cambiar de opini¨®n.
Se ha comparado a Sadam Husein con Hitler, quiz¨¢ con demasiada hip¨¦rbole ret¨®rica. Quiero pensar que se trata m¨¢s bien de un Tejero cuyo 23-F puede servir a largo plazo para reinventar un consenso democr¨¢tico a escala mundial. En un florilegio de citas escogidas del gran hombre le¨ª el otro d¨ªa la siguiente: "Al¨¢ es grandeza. ?Malditos sean los peque?os!". Puede que dentro de poco su plegaria sea atendida, y le estar¨¢ bien empleado. Por el bien de todos, deseemos que quienes le den la lecci¨®n piensen de manera distinta y est¨¦n dispuestos a gobernar a partir de ahora en consecuencia.
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