La oreja inesperada
Mat¨® Miguel Mart¨ªn al quinto novillo, aparecieron unos 500 pa?uelos en el tendido (quiz¨¢ fueran menos), los 500 pa?ueleros gritaron la-o-re-lla, la-o-rella, varios miles de espectadores despertaron sobresaltados por el ruido, el presidente concedi¨® la-o-re-lla con tanto alboroto demandada, Miguel Mart¨ªn result¨® beneficiario del inesperado premio, y as¨ª se escribe la historia, seg¨²n alguien sentenci¨® en el tendido. Lo sentenci¨® gritando tambi¨¦n, cuando los 500 pa?ueleros callaron, una vez satisfecha su petici¨®n: ?As¨ª se escribe la historia, se?or presidente!". Luego, y con la misma voz de tenor, pregunt¨® a Gregorio S¨¢nchez si el presidente era socialista como ¨¦l, pero esta ya es historia distinta, de dif¨ªcil explicaci¨®n y complicado sentido socio-pol¨ªtico-taur¨®maco-musical.
Mayalde / Mart¨ªnez, Mart¨ªn, Adelantado
Cinco novillos del conde de Mayalde, discretos de presencia, mansos aunque dieron juego, excepto 6?, violento; 1? de El Jaral de la Mira, con cuajo, escandalosamente despuntado, manejable. Alberto Mart¨ªnez: pinchazo, estocada trasera, rueda de peones y descabello (aplausos y salida al tercio); dos pinchazos y estocada corta ladeada (palmas y salida al tercio). Miguel Mart¨ªn: media estocada tendida ladeada (aplausos y salida al tercio); estocada trasera y descabello (oreja con escasa petici¨®n). Jes¨²s Adelantado, de Massamagrell (Valencia), que debut¨® con picadores: bajonazo (aplausos y salida al tercio); estocada en la tripa, bajonazo descarado y dos descabellos (aplausos). Plaza de Valencia, 6 de octubre. Primera corrida de la Feria de la Comunidad. Media entrada.
La premiada faena de Miguel Mart¨ªn hab¨ªa valido muy poquito. En realidad, la premiada faena de Miguel Mart¨ªn hab¨ªa sido un tost¨®n. Muy larga, eso s¨ª, muy mon¨®tona -eso tambi¨¦n- y desarrollada por casi todo el redondel. La premiada faena de Miguel Mart¨ªn consisti¨® en pegar pases insustanciales; trasteo adelante, los espectadores que iban acompa?ados se pusieron a hablar de sus cosas; -los solitarios, a pensar en las suyas, muchos se durmieron, y estos ¨²ltimos fueron los sobresaltados.
Al segundo le instrument¨® Miguel Mart¨ªn unos ayudados muy toreros y si despu¨¦s mulete¨® con escaso ajuste, se culpa de ello al novillo, de descastada condici¨®n. En esta faena record¨® Miguel Mart¨ªn a Fernando Lozano, y a quien se lo record¨®, le dej¨® bastante preocupado, pues Fernando Lozano no es Josel¨ªto el Gallo, precisamente, ni Belmonte tampoco. M¨¢s l¨®gico hubiera sido que recordara a Gregorio S¨¢nchez, matador de toros retirado que, al parecer, es su profesor de tauromaquia. Y, la verdad, no lo record¨® en nada. Gregorio S¨¢nchez toreaba con m¨¢s autenticidad.
Toreo bueno es el que hizo Alberto Mart¨ªnez con el capote al cuarto novillo y en algunos pasajes de sus faenas, principalmente mediada la segunda y cuando interpretaba el natural. Alberto Mart¨ªnez carg¨® la suerte, templ¨® y adem¨¢s lig¨® los pases, lo cual constituye gran novedad en esta ¨¦poca de pegapases corretones que han sido elevados a la categor¨ªa de figuras.
No basta correr, claro, para ser figura. Si bastara, lo ser¨ªa Jes¨²s Adelantado, que corri¨® mucho en banderillas, para clavar impreciso (Miguel Mart¨ªn, en cambio, banderille¨® seguro, asom¨¢ndose al balc¨®n) y corri¨® tambi¨¦n en sus faenas de muleta, aunque le justifican su inexperiencia y las dificultades de los novillos. Al sexto -que hab¨ªa intentado tres veces saltar la barrera- le meti¨® un estoconazo en la mism¨ªsima barriga, y como hay gustos para todo, algunos espectadores pidieron la oreja. Fueron par de docenas y por eso el presidente no la concedi¨®; que si llegan a ser 500, la concede, igual que antes, pero ahora sin sobresaltos, pues de ese presidente el p¨²blico ya se espera cualquier cosa.
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