Ceuta, zotal en los tiempos del c¨®lera
Sus habitantes temen que la despreocupaci¨®n de Marruecos extienda la epidemia
"No comer verduras crudas. Especial atenci¨®n a las ensaladas. Consumir s¨®lo fruta pelada o bien lavada con agua y unas gotas de lej¨ªa". Las recomendaciones sanitarias, distribuidas por escuelas, mezquitas y la misma frontera, se las saben bien los ceut¨ªes, y conservan un temor no muy confesado sobre el desarrollo del brote de c¨®lera que sufre su vecino de al lado. Sienten que Marruecos es el que menos colabora para que el ¨²nico caso de c¨®lera todav¨ªa internado -una pequena musulmana de seis meses, habitante de un barrio deprimido de la plaza- no se multiplique.
En Ceuta, en estos tiempos de c¨®lera, el aire ha tra¨ªdo el olor exorcizante a zotal en las calles. En Ceuta s¨®lo se vende agua, exclama Jos¨¦ Pascual, detr¨¢s del mostrador de su supermercado. Vende medio centenar de botellas de agua mineral al d¨ªa desde que llegaron los tiempos del c¨®lera. La oronda Conchita, se?ora madura de funcionario, aguarda. ,,Yo uso agua mineral para todo, hasta se la doy al perro -Halufa (cerda, en dial¨¦cto ¨¢rabe) descansa a sus pies- Verduras frescas no compro nada, carnes y pescados hervidos y fritos, enjuago las frutas con gotas de lej¨ªa... Hasta los dientes me lavo con agua mineral".Esta copla se la deben saber los 70.000 ceut¨ªes, salvando lactantes y despistados. Estos tiempos comenzaron el pasado 28 de septiembre cuando un:ni?o de cinco a?os marroqu¨ª ingres¨® a Ceuta por el paso fronterizo de Benz¨², al norte de la plaza. Fue evacuado a Tetu¨¢n. Tres semanas despu¨¦s otros ocho enfermos, siete musulmanes y una cristiana, han pasado por La Milagrosa, la unidad de aislamiento del hospital militar de Cebta. El ,coronel Enrique Girela, su director, hasta dispuso las camas col¨¦ricas -unas camillas de corte decimon¨®nico dotadas de un recept¨¢culo estrat¨¦gico para la incontinencia col¨¦rica- de aquella epidemia de 1971.
"Las camas no se estrenaron por la debilidad del brote", se?alan los sanitarios. Dos pacientes musulmanes, un hombre y una mujer maduros, se desped¨ªan ya de la unidad el pasado mi¨¦rcoles: "Mucha gracias, mucha gracias", repet¨ªa manoseando una revista la mujer, de la barriada del Pr¨ªncipe, ya con buena cara. "Lleg¨® muy malita", dice el coronel.
Las m¨¦dicas del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa que visitaron Ceuta a principios de semana situaron en Marruecos el origen claro de seis de los casos. Pilar, la joven enfermera de la unidad de aislamiento, no ha tenido miedo, y asegura que lo peor que han llevado los enfermos, a los que atiende con guantes, es no poder recibir visitas de la familia. Una ni?ita de seis meses, la ¨²nica habitante de la unidad a estas alturas, pasar¨¢ el fin de semana all¨ª.
"Cosa de moros"
La primera divisi¨®n de Ceuta es la de cristianos y musulmanes -unos 17.000- y, frente al c¨®lera, los cristianos lo perciben como algo que no les compete, pese a recitar los consejos sanitarios como el catecismo. "Eso es cosa de moros, ?sabe? Es que son as¨ª, marranos ellos". La mujer del funcionario, de pelo gris cardado, sale, fianqueada por sus dos hijas, de un desfile de modelos en el hotel m¨¢s elegante, La Muralla.
"Y el papel se lo han dado a mi marido cuando pasa a Marruecos, dos veces por semana parajugar al golf". Se refiere al panfleto con nueve recomendaciones sanitarias que se ha repartido en la frontera, en mezquitas y colegios, y se sorprende much¨ªsimo cuando se le recuerda que una mujer de la comunidad cristiana ha sido una de las afectadas.
Si los cristianos est¨¢n enterados y m¨¢s o menos temerosos de lo que sucede al lado -la prensa y la televisi¨®n suelen informar a diario sobre el tema-, los musulmanes "al principio se lo tomaban a cachondeo", seg¨²n se?alaron los l¨ªderes Hassan Yassin y Mohamed Ali. Por eso se han repartido panfletos en las mezquitas el viernes, d¨ªa de oraci¨®n, de la semana pasada.
Abdeselam, de 12 a?os, estudiante del colegio Reina Sofia del barrio musulm¨¢n de El Pr¨ªncipe, que ha registrado dos casos de c¨®lera, dice que hay que lavarse las manos "y beber de la botella de agua de cinco litros". ?l, con sus 12 hermanos, hijo de transportista, tiene el "grifo en la calle", como la cuarta parte de los habitantes de la barriada, que no tiene abastecimiento de agua en casa ni cuarto de ba?o, seg¨²n el presidente de la barriada, el citado Al¨ª. Pero incluso los m¨¢s peque?os saben que el c¨®lera "es un dolor de tripa", como suelta una cr¨ªa de una clase de p¨¢rvulos del colegio.
El Ayuntamiento ha enviado un cami¨®n a la barriada de El Pr¨ªncipe que derrama l¨ªquido con olor a zotal, lo que causa gran expectaci¨®n en el barrio. "Lo pedimos hace cuatro a?os", dice un comerciante, sentado en su m¨ªnima trastienda. "Aqu¨ª los gatos tienen miedo a las ratas de lo grandes que son, y los que no tienen ba?o tiran sus aguas residuales a los vertederos".
Religiones aparte, los otros bandos ceut¨ªes son los comerciantes de este puerto franco, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, y los militares. Rafael Montero, presidente de la Asociaci¨®n de Empresarios del Bazar, el sector m¨¢s fuerte, reconoce que el c¨®lera "ha tenido que influir algo so bre la actividad comercial".
De forma variable, algo ha cambiado en Ceuta. En 15 d¨ªas se ha perdido un paso fronterizo, mientras la preocupaci¨®n es expresada por los habitantes de la Pen¨ªnsula.
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