El v¨ªnculo
Considera el autor que la transformaci¨®n del Partido Comunista Italiano (PCI) afecta a toda Europa porque se encuentra en el centro de las dos ramas de la familia socialista que la Revoluci¨®n de Octubre hab¨ªa destrozado.
Los partidos de la Europa occidental que utilizaron el colectivismo como gu¨ªa ya no saben a qu¨¦ modelo ajustarse, al no ser presentables ni el de Albania ni el de Cuba. Los troskistas, mao¨ªstas y otros ultramarxistas enemigos del estalinismo tambi¨¦n se sienten afectados. El propio socialismo democr¨¢tico ve enturbiada su imagen por el prodigioso fracaso de aquello que los sovi¨¦ticos denominaban el socialismo real. Willy Brandt acaba de reconocerlo en la ¨²ltima reuni¨®n de la Internacional. La socialdemocracia es al mismo tiempo v¨ªctima de su propio ¨¦xito. Desde 1945 ha establecido en Occidente el mejor r¨¦gimen pol¨ªtico de la historia, pero ahora le da una imagen de gestora hundida en un nuevo centrismo.No obstante, las revoluciones de 1989 ofrecen tambi¨¦n al socialismo una oportunidad para reunificarse. La renovaci¨®n emprendida por el PCI podr¨ªa desencadenar un movimiento en este sentido porque hace de ¨¦l un v¨ªnculo entre las dos fracciones separadas en la d¨¦cada de los a?os veinte. Procedente del comunismo que ya ha modificado profundamente, desde ahora abarca gran parte del socialismo: en Italia hay la misma distancia entre Cossuta y Napolitano -sus dos l¨ªderes opuestos- que en Francia entre Georges Marchais y Michel Rocard. En el Parlamento Europeo, el PCI est¨¢ unido a los comunistas renovadores de Espa?a y de Grecia en el grupo de la izquierda unitaria a la cual anima, colaborando al mismo tiempo con los socialistas.
Es sorprendente que no tome el nombre de estos ¨²ltimos en su nueva ense?a, prefiriendo la denominaci¨®n m¨¢s larga de Partido Democr¨¢tico de la Izquierda. Esto significa que no s¨®lo se vuelve hacia las dos familias socialistas a las que intenta unir, sino tambi¨¦n hacia fuerzas nuevas que no aceptar¨ªan una etiqueta as¨ª, aunque en realidad las englobe: movimientos de liberaci¨®n femenina, cristianos progresistas, ecologistas, etc¨¦tera. Todos los campos que Marx no ha descifrado deben ser descifrados examinando ahora al mismo tiempo el conjunto de su pensamiento para establecer desde d¨®nde ha surgido la desviaci¨®n que ha hecho girar hacia el despotismo y la ineficacia una obra orientada hacia la libertad y la productividad. Cambiar de nombre es la primera medida de una renovaci¨®n radical de la doctrina, implicando que ya no erige como la biblia un notable an¨¢lisis de las sociedades del siglo XIX, sino que trata de imaginar lo que su autor hubiera dicho de las sociedades del siglo XXI. Esta inmensa empresa ser¨¢ necesariamente com¨²n a toda la izquierda europea. El PCI la ha emprendido desde que Gramsci lo fund¨®, pero es ahora cuando encuentra el entorno que le permitir¨¢ realizarla.
A diferencia de muchas iniciativas an¨¢logas, su nuevo nombre no es un camuflaje, sino una rectificaci¨®n de identidad, ya que hace mucho que los comunistas italianos son diferentes de los dem¨¢s comunistas del mundo por su pluralismo y su esp¨ªritu abierto. Este bautismo no es una ruptura porque el nuevo s¨ªmbolo que lo acompa?a expresa una imagen fuerte de la unidad del pasado y del futuro: la de una cadena arraigada a la vez en la tierra de Italia y en el emblema tradicional formado por la hoz y el martillo unidos a las siglas PCI. Una composici¨®n verde y' roja, centrada sobre un ¨¢rbol que representa la fuerza: esto subraya la importancia de la ecolog¨ªa que requerir¨¢ en adelante una profundizaci¨®n te¨®rica y una estrategia coordinada por una poderosa fuerza pol¨ªtica. Plantada en el antiguo s¨ªmbolo, ?no, ser¨ªa tambi¨¦n la cadena una alusi¨®n al maravilloso pensamiento de Pablo Neruda: "La revoluci¨®n es lenta: como la vida, como los ¨¢rboles?".
En Italia, el efecto del gran giro del PCI ser¨¢ m¨¢s directo y m¨¢s radical. Esto afecta tambi¨¦n a toda la CE interesada en el reforzamiento del sistema pol¨ªtico de su tercera potencia econ¨®mica. Norberto Bobbio ha subrayado que el nuevo nombre del partido recuerda que la pol¨ªtica se apoya siempre en un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda, y que la democracia le permite extenderse convenientemente. Al referirse a ello, el nuevo PDS se?ala su voluntad de despertar a una rep¨²blica dormida: le abre la v¨ªa del cambio despu¨¦s de 43 a?os de Gobiernos dominados por la DC; en cierta medida, como Fran?ois Mitterrand al hacerse cargo del socialismo franc¨¦s permiti¨® una alternancia despu¨¦s de 23 a?os de hegemon¨ªa de la derecha.
Los mecanismos no ser¨¢n los mismos porque las tradiciones hist¨®ricas son diferentes. En Par¨ªs, parec¨ªa que un partido comunista ultraestalinista ten¨ªa su sede en el este en vez de en el territorio nacional. Por tanto est¨¢ condenado a convertirse en una fuerza de apoyo en el seno de una alianza en la que el recuerdo m¨ªstico del Frente Popular y el prestigio del presidente de la rep¨²blica tend¨ªan hacia la preeminencia del partido socialista. En Roma, el PCI se ha vuelto hacia la independencia y la democracia mucho antes de su cambio de denominaci¨®n. Inmerso en la sociedad italiana desde Graimsci, coautor de la Constituci¨®n con la DC, a veces asociado a esta ¨²ltima en diversos compromisos, con gran reputaci¨®n por su buena gesti¨®n de las colectividades locales que dirige, hace mucho tiempo que se le ten¨ªa en estima. Pero su ense?a daba miedo en un mundo dominado por la guerra fr¨ªa. Esto permit¨ªa a sus socios mantenerlo en cuarentena, a fin de conservar para s¨ª las ventajas del poder.
En una situaci¨®n as¨ª, no es posible una alianza de izquierda. Cuando Bettino Craxi se hizo cargo del PSI, su energ¨ªa no ten¨ªa otro objetivo que el reforzamiento de una alianza con la DC. Estaba condenado a practicar la estrategia de Guy Mollet con el vigor de Fran?ois Mitterrand, Todo cambiar¨¢ cuando la guerra fr¨ªa se termine mediante la capitulaci¨®n del Este y el nuevo PCI descubra finalmente su rostro. Los Italianos son demasiado inteligentes para no darse cuenta de que tienen delante un verdadero partido democr¨¢tico de izquierdas. Craxi es demasiado h¨¢bil para no comprender que en lugar de quedarse como un brillante segundo en los ministerios bajo la dependencia de la DC, puede dirigir en adelante un Gobierno de izquierdas en el cual su situaci¨®n de centro compensar¨¢ la inferioridad num¨¦rica de su partido. Si Italia saliese as¨ª de la inercia pol¨ªtica y encontrase un estado digno del dinamismo de su econom¨ªa, la Europa del Sur podr¨ªa restablecer un equilibrio en una CE queja gran Alemania tiende a dominar.
Maurice Duverger es eurodiputado por el PCI.
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