Simplemente Lester
En todas las actividades humanas hay gente que hace las cosas mejor que los dem¨¢s. Y entre esos que ocupan la primera fila aparece de cuando en cuando uno (o una) que posee algo especial; tir¨®n, carisma o lo que sea. No s¨®lo se gana aprecio, sino que despierta pasi¨®n entre quienes le ven ejercer su habilidad. En f¨²tbol puede llamarse Pel¨¦; en pintura, Leonardo da Vinci; en la pantalla, Greta Garbo; en tauromaquia, Joselito; en pol¨ªtica, Gandhi; en ciclismo, Fausto Coppi... En las carreras de caballos tal es el caso del y¨®quey Lester Piggott.Sin duda hoy montan muy buenos jinetes en los hip¨®dromos del mundo. Pero ninguno con su especial capacidad de convertir la m¨¢s trivial competici¨®n en una aventura emocionante que haga esperar ese algo m¨¢s del espect¨¢culo deportivo. Montados por ¨¦l, los caballos gozan de vez en cuando una especie de transformaci¨®n radiante: los irlandeses, quiz¨¢ los m¨¢s entendidos en este deporte (y que por ello excluyen a Lester de su habitual antipat¨ªa por lo ingl¨¦s), han inventado el verbo lesterizar para describir ese milagro que multiplica las posibilidades del jaco...
Ya nos hab¨ªamos resignado a despedir a Lester de las pistas: supon¨ªamos que los a?os eran adversarios demasiado dif¨ªciles de vencer hasta para ¨¦l. Y luego vino la c¨¢rcel, el oprobio, en fin, la desdicha. Pero ahora ha vuelto: monta de nuevo y mejor que nunca, como han podido comprobar quienes le han visto ganar la milla de la Breeder's Cup americana en Belmont. ?Habr¨¢ logrado lesterizar tambi¨¦n sus 55 a?os para hacerlos juveniles y veloces? Se dice que son las deudas y las multas las que le han obligado a tomar otra vez la fusta; entonces, benditas sean. Pero yo creo que Lester tiene a¨²n una cita pendiente: ha ganado nueve veces el derby de Epsom. Es m¨¢s de lo que ha hecho nadie, pero menos de lo que ¨¦l merece. Yo creo que Lester ha vuelto buscando su 10 definitivo: deseng¨¢?ense, viene a por nota.
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