Un Par¨ªs en estado de sitio recibe la gran conferencia de la paz
I. C. / J. V., Par¨ªs parece una ciudad a la espera de una gran insurrecci¨®n revolucionaria. Un total de 10.000 polic¨ªas y gendarmes, especialmente destinados a garantizar la seguridad de la cumbre de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), se despliegan con ostentaci¨®n por todas y cada una de las esquinas estrat¨¦gicas del centro de la ciudad. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 34 pa¨ªses miembros de la conferencia comenzaron a llegar ayer a una ciudad que desde hace muchos a?os no acog¨ªa semejante concentraci¨®n de dirigentes.
Par¨ªs todav¨ªa se lam¨ªa ayer las heridas de los destrozos causados por grupos incontrolados de j¨®venes en las recientes manifestaciones de estudiantes de bachillerato, cuando las sirenas de los coches policiales comenzaron a rugir de nuevo. Esta vez, para proteger el desplazamiento, desde los dos aeropuertos parisienses al centro, de los dirigentes de los pa¨ªses europeos o relacionados con la seguridad europea, como Estados Unidos y Canad¨¢Cada uno de los cortejos oficiales d¨¦ los participantes en la CSCE cuenta con un m¨ªnimo de ocho coches, lo que multiplicado por 34 da una idea de los inmensos problemas de tr¨¢fico que desde ayer asolan la capital francesa. El acceso a una parte del centro de la ciudad, el llamado tri¨¢ngulo infernal Alma-Trocadero-Etoile, ha quedado vedado a los particulares hasta el jueves.
Francia nunca hab¨ªa recibido tantos dirigentes pol¨ªticos en activo, ni siquiera durante las ceremonias del Bicentenario de la Revoluci¨®n, en julio de 1989 afirma el inspector general Raymond Dematteis, jefe del servicio de escolta de altas personalidades extranjeras en visita oficial. Un servicio creado en 1935 tras el asesinato en Marsella del rey Alejandro I de Yugoslavia.
Los servicios de seguridad franceses tienen tres preocupaciones prioritarias: los grupos terroristas ¨¢rabes -la cumbre de la CSCE se celebra en plena crisis del Golfo-, los grupos terroristas FTA o IRA y, aun m¨¢s incontrolables, los pscic¨®patas en busca de notoriedad.
Guardaespaldas propios
Cada jefe de Estado o Gobierno presente en Par¨ªs cuenta con sus propios guardaespaldas, masivamente reforzados por agentes franceses. El norteamericano George: Bush y el sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov, con 12 polic¨ªas galos asignados, son los dirigentes mejor custodiados. Sus esposas, Barbara y Raisa, est¨¢n protegidas por tres agentes.
La brit¨¢nica Margaret Thatcher, el espa?ol Felipe Gonz¨¢lez y el turco Turgut Ozal, considerados como directamente amenazados por grupos terroristas de sus propios pa¨ªses, ocupan el segundo lugar en las preocupaciones de Dematteis. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la CSCE, la primera desde la reuni¨®n de Helsinki de 1975, ser¨¢ inaugurada esta ma?ana por el presidente Fran?ois Mitterrand en el Centro de Conferencias Internacionales de la avenida Kleber, a cuatro pasos del Arco del Triunfo.
En los ¨²ltimos d¨ªas, los vecinos de la zona han recibido la visita de agentes de los Renseignments Generaux, el servicio secreto franc¨¦s acusado de constituir una polic¨ªa pol¨ªtica. Los vecinos han tenido que explicar hasta su "primera comuni¨®n", como afirm¨® ayer indignada a la emisora France-Info una anciana se?ora de 74 a?os.
Bush, Gorbachov y Thatcher llegan a Par¨ªs en un momento en que sus niveles de popularidad en sus respectivos pa¨ªses no son precisamente brillantes. Los dirigentes socialistas franceses tambi¨¦n navegan en aguas procelosas. Las manifestaciones estudiantiles, las protestas contra la Contribuci¨®n Social Generalizada (CGS) -el nuevo impuesto con el que el primer ministro, Michel Rocard, piensa financiar la Seguridad Social-, el descubrimiento cont¨ªnuo de esc¨¢ndalos policiales y financiero-pol¨ªticos, han colocado al Gobierno franc¨¦s contra las cuerdas.
Esta tarde, la Asamblea Nacional votar¨¢ una moci¨®n de censura contra el Gobierno de Rocard presentada por la oposici¨®n de derecha y los comunistas.
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