Itinerario pol¨ªtico
Antes de romper el hielo que le manten¨ªa prisionero en su pa¨ªs, Kadar¨¦ se neg¨® durante mucho tiempo a comprometerse oficialmente contra el r¨¦gimen estalinista de Tirana. Diputado ante la Asamblea Popular (Parlamento), vicepresidente del Frente Democr¨¢tico -una organizaci¨®n vinculada al Partido Comunista del Trabajo de Albania-, pod¨ªa incluso pasar por un simpatizante de Enver Hojda. Sin embargo, en 1982, Kadar¨¦ fue amenazado por el poder; contra viento y marea supo preservar su independencia de artista, pero debi¨® atravesar varios a?os negros. En ese entonces se hizo todo lo posible por demorar la publicaci¨®n de sus novelas. Tambi¨¦n se le aplic¨® una censura m¨¢s perversa: los libros de Kadar¨¦ resultaban curiosamente imposibles de encontrar en las librer¨ªas... Pero cuando El general del ej¨¦rcito muerto fue llevado al teatro, durante el invierno de 1986, volvi¨® a ocupar un primer plano. Al a?o siguiente le fue dedicado un documental de la televisi¨®n albanesa: ya no era posible ocultar a este autor de envergadura Internacional, cuyas obras los estudiantes hac¨ªan circular bajo cuerda.La rebeli¨®n oficial del escritor comenz¨® el a?o pasado; adopt¨® reiteradamente posiciones hostiles hacia los dirigentes de su pa¨ªs, posiciones que permit¨ªan prever su pedido de asilo pol¨ªtico.
En octubre de 1989, por ejemplo, publicaba en la revista albanesa Drita un col¨¦rico comentario de la novela de Neshat Tozaj Les couteaux, donde denunciaba violentamente a los perros guardianes de la Sigurimi, la polic¨ªa paralela.
Algunos meses m¨¢s tarde, en marzo de 1990, Kadar¨¦ conced¨ªa a otra revista, La Voz de la Juventud, una entrevista absolutamente expl¨ªcita en la que afirmaba: "Los dogmas que entorpecen el bienestar material, la libertad, la democracia, son inaceptables para los habitantes de este pa¨ªs. Por tanto, todos los que se aferren a ellos deben ser apartados en el acto para ceder el lugar a hombres j¨®venes dotados de esp¨ªritu libre, abierto a todo. Mediante una lucha ininterrumpida es preciso poner de rodillas a las tenebrosas fuerzas de la regresi¨®n".
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