La ¨²ltima v¨ªctima

Nuestro gozo, en un pozo. Cuando parec¨ªa que la lista de represaliados de Antonio D¨ªaz Miguel se hab¨ªa cerrado, las circunstancias han revelado la existencia todav¨ªa de una trasnochada caza de brujas. Jos¨¦ Montero, como ha ocurrido con anterioridad con otros jugadores, ten¨ªa los d¨ªas contados. S¨®lo era cuesti¨®n de esperar una situaci¨®n favorable en la que su no inclusi¨®n en la lista de elegidos para l¨¢ selecci¨®n espa?ola de baloncesto no llamase excesivamente la atenci¨®n. El irregular comienzo de temporada del base azulgrana hab¨ªa dado la oportunidad deseada a D¨ªaz Miguel. Hizo p¨²blica su lista y contest¨® a las preguntas sobre la ausencia de Montero como los gallegos, con otra pregunta: ?Qui¨¦nes son los tres bases en mejor forma? La respuesta era clara: Llorente, Jofresa y Soloz¨¢bal [Este criterio no hab¨ªa sido seguido por el seleccionador en otras convocatorias; sin ir m¨¢s lejos, el verano pasado, cuando dej¨® a Llorente en casa despu¨¦s de la magn¨ªfica Liga que realiz¨®].Hasta ah¨ª todo iba bien, pero la renuncia de Soloz¨¢bal coloca a D¨ªaz Miguel en una delicada situaci¨®n. Tiene que llamar a otro jugador y se le presentan dos posibilidades: convocar a Montero y esperar otra oportunidad para su defunci¨®n deportiva o llamar a otro y dejar claras sus intenciones. Ha optado por lo segundo, con lo que ha quedado al descubierto. Pero, en su m¨¢s pura tradici¨®n, ha vuelto a negar lo evidente. Lleva a Jos¨¦ Angel Arcega porque es muy serio y no pierde balones. Este mismo hombre, tan serio, estuvo marginado en Argentina y, adem¨¢s, ha estado lesionado recientemente. Por mucho que lo intente, el sistema ha quedado muy claro.

Cuando el seleccionador considera que un jugador es problem¨¢tico, decide prescindir de ¨¦l siempre que pueda. Pero, en vez de hacerlo dando las aut¨¦nticas razones, que incluso pueden ser coherentes y perfectamente defendibles -est¨¢ en su perfecto derecho como entrenador-, confecciona su lista con criterios que faciliten la explicaci¨®n deportiva de tal circunstancia, aunque estos motivos puedan resultar peregrinos.

La lista de defunciones es extens¨¢. Incluso jugadores que habitualmente han sido llamados en alg¨²n momento fueron marginados por supuestas conflictividades, como Llorente y Soloz¨¢bal. Montero es simplemente la ¨²ltima y anunciada incorporaci¨®n a una lista que parece no tener fin.