'Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad' se consumen en una f¨¢brica turinesa
Luca Ronconi estrena la obra de Karl Kraus en la antigua factor¨ªa de la Fiat
Esta noche se estrena en Tur¨ªn, en la antigua sala de prensado del Lingotto, la que fuera primera gran cadena de montaje de la Fiat, Gli ultimi giorni dell'umanit¨¢ (Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad), la versi¨®n italiana, notablemente reducida -unas tres horas de duraci¨®n-, de la tragedia en cinco actos y un ep¨ªlogo que Karl Kraus (1874-1936) -azote de pol¨ªticos, militares y periodistas, considerado como uno de los escritores sat¨ªricos m¨¢s grandes de todos los tiempos- escribiera sobre la I Guerra Mundial. El espect¨¢culo, producido por el Teatro Stabile de Tur¨ªn y, con un coste que supera los 500 millones de liras (100 de ellos ofrecidos por la Fiat), lleva la firma de Luca Ronconi.
Todo parece indicar que este montaje puede convertirse en uno de los mayores acontecimientos de la presente temporada teatral europea. En realidad, y al margen de su futura valoraci¨®n art¨ªstica, la producci¨®n del Stabile de Tur¨ªn se considera ya como un hecho teatral fuera de serie, y ello por diversas razones. La primera de ellas es el esperado encuentro -algunos de los comentaristas y cr¨ªticos teatrales desplazados a Tur¨ªn hablan de enfrentamiento- entre Kraus y Ronconi, el hombre del teatro imposible o del no teatro, como el director italiano gusta de calificar algunos de sus trabajos.La tragedia de Klaus es un texto fluvial, a menudo desordenado y aparentemente bab¨¦lico, por el que transitan cerca de 500 personajes, entre reales e inventados. En total, vienen a ser cerca de 700 p¨¢ginas de texto, un texto cuya representaci¨®n ocupar¨ªa, a juicio de Kraus, unas 10 noches. Su autor consideraba que esta representaci¨®n s¨®lo podr¨ªa realizarse "en un teatro de Marte". Este, al parecer, imposible destino traduce el rechazo de Kraus a toda interpretaci¨®n m¨¢s o menos convencional de su tragedia, o a toda representaci¨®n tout court de la misma, ya que en su d¨ªa se neg¨® a que Max Reinhardt y Piscator, que no ten¨ªan precisamente una visi¨®n convencional del teatro, la llevasen a la escena.
En vida de Kraus, tan s¨®lo se realiz¨® una lectura p¨²blica del texto, en dos jornadas (el 22 y 23 de febrero de 1930), en Viena, lectura protagonizada -pues las lecturas y conferencias de Kraus eran tambi¨¦n teatro- por el propio autor.
Estreno en Viena
Una vez fallecido Kraus, la obra volvi¨® a leerse p¨²blicamente (Z¨²rich, 1945; Nueva York, 1947), y en 1964 se estren¨® por primera vez en el Theater an der Wien, en Viena. Posteriormente volvi¨® a representarse en Basilea, de nuevo en Viena y finalmente, en 1983, en el Festival de Edimburgo, en su versi¨®n inglesa. Pero siempre en versiones reducidas: la m¨¢s larga, la de Basilea, duraba dos noches, y dentro de un planteamiento convencional del teatro.As¨ª, pues, hay verdadera expectaci¨®n por ver lo que Ronconi va a hacer con el texto de Kraus en un escenario nada convencional como es el Lingotto -uno de los edificios industriales m¨¢s importantes de Italia inaugurado en 1918-, con 60 actores distribuidos en escenas simult¨¢neas y con el p¨²blico siguiendo el espect¨¢culo, como en el ya lejano Orlando ronconiano, a lo largo de una nave de 100 metros de largo y 14 de ancho.
Otra de las razones de la excepcionalidad de esta producci¨®n es el hecho de presentarse en el Lingotto,. Ello quiere decir que el espect¨¢culo ha sido creado para este espacio y que no podr¨¢ volver a verse en ninguna otra parte.
El espect¨¢culo se representa en el Lingotto hasta el 20 de diciembre y luego muere ah¨ª. Quedar¨¢, eso s¨ª, un testimonio cinematogr¨¢fico, una producci¨®n de la RAI 2, a cargo del propio Ronconi, que al mismo tiempo ser¨¢ la ¨²ltima imagen que nos quede de lafabbrica Lingotto antes de su definitiva transformaci¨®n en el gran centro de cultura tecnol¨®gica y cient¨ªfica de Tur¨ªn, transformaci¨®n cuyos trabajos han de iniciarse a principios del pr¨®ximo a?o y finalizar¨¢n en 1994. De modo que la ¨²ltima imagen que va a quedar del viejo Lingotto va a ser una imagen b¨¦lica, con personajes provistos de m¨¢scaras de gas; una imagen que se ajusta a las palabras de Ernst J¨¹nger cuando, refiri¨¦ndose en 1930 a la experiencia de la I Guerra Mundial, dec¨ªa que ¨¦sta no era muy distinta del trabajo en las f¨¢bricas, "del preciso ritmo de trabajo de una turbina alimentada con sangre humana".
A?o de consagraci¨®n
Por ¨²ltimo, el estreno en Italia de esta versi¨®n de Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad va a suponer, supone ya, en cierto modo, la consagraci¨®n de 1991 como el a?o Kraus.En Italia, Adelphi ha sacado una nueva edici¨®n de Gli ultimi giorni, la segunda (la primera, agotada, era de 1980), y a su vez ha editado la s¨¦ptima de Detti e Contraddetti (Spr¨¹che und Widerspr¨¹che, Pro Domo et Mundo, Nachts).
Asimismo, se preparan nuevas traducciones y se organizan debates, conferencias y exposiciones en torno a la obra de Kraus y la Europa de su tiempo. En un terreno estrictamente teatral, la divulgaci¨®n de Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad puede suponer un replanteamiento del teatro-documento o del teatrotestimonio y un percatarse de lo mucho que el teatro de Brecht debe a Karl Kraus.
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